El domingo pasado les conté la historia de Camila Abuabara, una joven de 24 años, estudiante de último año de derecho y quien padece una Leucemia Linfoide Aguda.
Vea ¡Auxilio! a Camila el cáncer la está matando y la tramitomanía también
Gracias a la divulgación que gente solidaria ha hecho a través de los medios de comunicación y de las redes sociales, su EPS Sanitas ha decidido enviarla a Houston para un tratamiento experimental, incluso el médico colombiano que se hizo cargo de su caso habló de la posibilidad de un transplante de médula, el cual se frustró anteriormente, según la abogada de Camila, por tramitomanía.
Desde este blog oramos por el éxito de ese tratamiento. Camila es una joven emprendedora que ha luchado en forma valiente contra esta enfermedad, y pese a los litigios que tiene con su EPS, por aparentes fallas en su atención, ha decidido, por sugerencia de todos quienes estamos pendientes de su caso, hacer un alto en el camino y dedicarse a su recuperación. Después la ley dirá si hubo negligencias por parte de Sanitas, o como lo afirmó el médico de Houston, ´el tratamiento hecho en Colombia ha sido el mejor y el transplante no se dió por circunstancias médicas´.
Más allá de si existe responsabilidad o no por parte de la EPS que atiende el caso de Camila queremos llamar a la reflexión y formular los siguiente interrogantes. ¿Es necesario hacer una campaña por medios de comunicación y redes sociales para que un paciente tenga el tratamiento necesario?, ¿Cuántos pacientes no estarán en el mismo caso de Camila y no tienen exposición en los medios?, ¿No prima acaso el derecho a vivir por encima de cualquier cosa?
Personalmente yo viví en el año 93 una amarga experiencia con Sanitas cuando nació mi hija Jenniffer con aparente Síndrome de Down. Tenía afiliada a mi señora en la prepagada y le negaron la afiliación a mi hija por esa supuesta enfermedad, desconociendo que ellos fueron responsables de madre y bebé durante el embarazo. Me hicieron gastar una millonada en exámenes genéticos, y árboles genealógicos y hasta debimos hacer curso para padres con hijos con Síndrome de Down. Seis meses después, cuando había retirado a mi esposa y a mi hija de Sanitas, (y había declinado la opción de demandarlos porque me decían ellos, en forma amenazante e intimidante, ´es pelea de tigre con burro amarrado´), llevamos con mi señora a nuestra hija Jenniffer a un centro de salud por una fiebre muy alta y el médico que la atendió nos preguntó ´¿Ustedes saben lo que tiene su hija, no?´. Mi esposa Saira no dijo nada y yo respondí ´Si doctor Síndrome de Down´. El doctor se quedó mirándonos asombrado y con alegría nos explicó, ´¿Cuál Sindrome de Down, quién les dijo eso?, ¿lo dicen por lo que la niña mantiene la lengua afuera?, jajaja, es que ella es, como decimos en el Valle, mamalengua. La niña tiene unas placas debajo de la lengua que le fastidian, se las voy a quitar y ya mañana, les aseguro, que tiene su lengüita adentro y se le quita la fiebre´. Al otro día Jenniffer ya tenía su lengüita normal, dentro de su boca, y hoy, a sus 22 años, jamás ha demostrado tener Sindrome de Down.
Volviendo al tema de Camila, desde que conocimos su situación hemos estado pendientes de ella permanentemente y en continua comunicación. Somos testigos como esa incertidumbre por saber si iba a ser enviada o no al exterior, a un tratamiento experimental, deterioró más su salud. Eso sin contar que al principio la EPS Sanitas delegó en Camila la tarea de buscar las clínicas que podrían atender su caso fuera del pais, algo que deben hacer sus funcionarios y no una paciente hospitalizada y con oxígeno.
Hoy viaja a Bogotá para la otra semana estar en Houston e iniciar otra fase de su tratamiento, que Dios permita, sea efectiva. Por lo menos se logró el sueño de Camila de intentar otras posibilidades, de escuchar otros conceptos y de ¡no darse por vencida!
Es muy triste pensar que en Colombia para que un paciente tenga lo justo y lo que ordena la ley se deba acudir a tutelas, trinos, post, llamadas a emisoras de radio, blogs y otros. La salud es un derecho fundamental y absolutamente todos los pacientes merecen que se les dé el tratamiento que requieren.
¿Qué hubiera pasado con Camila si no se hace este despliegue en medios?, ¿y qué pasará con esos pacientes que no tienen la forma de dar a conocer su caso a la opinión pública?
Desde este blog independiente, que no compromete la opinión de EL TIEMPO, queremos hacer un llamado al Ministro de Salud, y todos los que tienen que ver con el sistema de salud en Colombia, para que se respeten los derechos de los pacientes y se les brinde la atención que necesitan sin escatimar en gastos y evitando tramitomanía innecesaria.
Suerte a Camila en Houston, que su tratamiento logre curar esa Leucemia Linfoide Aguda, que ella pueda regresar a sus estudios, convertirse en una prestigiosa abogada y luego abanderar la causa de todos los que sufren esas penosas enfermedades y no reciben atención oportuna y eficiente.
Dios y la Virgen iluminen los médicos de Houston y como tu dices Camila ¡no te des por vencida!
Acá te estaremos esperando con los brazos abiertos.
giovanniagudelomancera
periodista
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