¿Se ha dado cuenta amigo lector que cuando hay una situación coyuntural en el país inmediatamente los directores de los medios llaman a los expresidentes para pedir su opinión?, y con voz solemne, y aun diciéndoles Presidente, (como si estuvieran todavía en ejercicio), les preguntan, ‘Señor Presidente, ¿qué debe hacer Colombia en estos momentos en los que perdimos tanto mar territorial?´, o ´Señor Presidente ¿qué debe hacer Colombia para lograr el tan anhelado acuerdo de paz?´, o ´Señor Presidente, ¿qué debe hacer Colombia para manejar de la mejor forma el conflicto diplomático con el vecino país?´
Mi hermano William fue quien me hizo caer en cuenta ayer de la sapiencia suma de los expresidentes, tomándonos un tinto, tan pequeño, tan cargado y tan caro, en un sitio que más bien debería llamarse ¡Opa! en lugar de Oma. Con ese dinero hubiéramos podido comprar una libra de café y hacer 100 tintos en la oficina.
´¿Si se ha dado cuenta hermano que nadie sabe más en Colombia que un expresidente?´, me preguntó mi hermano mayor mientras apurábamos el café en ese costoso sitio intentando escapar de la ya frecuente lluvia de la tarde. ´Tienen la respuesta para todo pero cuando gobernaban no daban pie con bola´ continuó argumentando William mientras fumaba un cigarrillo. Después de escucharlo atentamente decidí escribir este artículo.
Tiene toda la razón mi hermano, casi todos los expresidentes, después de hacer gobiernos con promesas incumplidas, (de campaña y de gobierno), luego de dejar al país en cualquier cantidad de líos internos y externos, con obras inconclusas, en bancarrota y en retroceso, opinan desde los medios, como eruditos expresidentes, de todo lo divino y humano, desbordando la sapiencia suma del Dios soberano.
La pregunta es, ¿por qué cuando eran los primeros mandatarios, o jefes de estado, o gobernantes del pueblo, no tomaban decisiones acertadas?, ¿de qué les servía ese grupo de costosos asesores, entre ellos otros expresidentes?, ¿por qué la teoría del ensayo y error en todas las acciones que emprendían?
Como decía mi abuelita, ´Tan fácil mirar los toros desde la barrera´, y eso es lo que hacen nuestros honorables expresidentes, a excepción de uno, quien se retiró de toda actividad política y se dedicó a la poesía y a la pintura, (bueno a veces lo llaman para el tema de un tal palacio y de una avalancha), todos nuestros anteriores mandatarios tienen gran exposición en los medios opinando de como se debe hacer esto y aquello. Pelean entre ellos, se sacan los trapos al sol, hacen unas alianzas que ni el más maquiavélico jamás pensaría y nunca reconocen sus equivocaciones. Escriben más libros de los que se han leído y tienen tantas memorias publicadas que ya no tienen de eso, nos referimos a ´memoria´.
¡Ni gobernaron y ahora no dejan gobernar!. Se enfrascan en unas peleas que solo perjudican al país. Según ellos, ´en sus administraciones, nunca se perdió un dólar, ni una gota de mar, ni se firmó un mal decreto. En sus gobiernos nadie fue pobre, no hubo un solo desempleado y no se disparó un tiro por parte del enemigo, ningún soldado murió, y se le dio de baja a todo un frente de narcoterrorifascinerosos. Jamás se cedió un centímetro de territorio y se cumplió con todo el programa de gobierno, no les faltó nada por hacer´.
Los medios se prestan para ese juego y los entrevistan en lugar de castigar sus malos gobiernos con la indiferencia. Deberían no llamarlos para nada ni preguntarles absolutamente nada. Solo la justicia es quien no debe dejarlos en paz, investigar todos sus actos, y si es procedente, juzgarlos y condenarlos ejemplarmente. Ahora bien, nosotros como pueblo, deberíamos tomar diariamente pastillitas para la memoria y recordar, a la hora de votar, las ´maravillas de gobiernos´ que hemos tenido, pero según los resultados ´electoreros´ del pasado 9 de marzo, esas tales pastillitas se agotaron.
Yo le decía a mi hermano William en nuestra amena conversación, ´Lo que pasa Willi es que este es el país de los ex´, ¿y por qué lo afirmo amigo lector?. Todas las exreinas de belleza, los exdirectores técnicos de fútbol, los exárbitros, los exministros, los exfiscales, los exprocuradores, los excontralores, y hasta los exmaridos, todos son unos ´sabelotodo´ y se convierten, de la noche a la mañana, en ´reconocidos´analistas´, perpetuándose en los medios y en la opinión pública, y privándonos del placer de verlos gozar de buen retiro.
Una vez escuché a un expresidente decir, (de apellidos de cemento y madera), que ´lo mejor de haber sido presidente era ahora ser expresidente, gozar de una pensión, tomar chocolate en la tarde y esperar a que algún medio lo llame para opinar sobre cualquier tema trascendental´.
Hay otros expresidentes que en ejercicio, supuestamente renunciaron a su pensión, de pronto terminan gobierno y si la tienen, y luego aspiran a otros cargos de elección popular, y no nos queda claro si van a recibir sus dos mesadas, una sola, o ninguna. Además los veremos, escucharemos y leeremos a diario en todos los medios, porque sus amigos directores los llamaran para preguntarles de todo cuanto acontece en el pais. ¡Que tortura por Dios!.
En otros países civilizados, los expresidentes se mantienen al margen del gobierno, se unen en caso de ser agredido uno de ellos desde el exterior, y si son llamados para consulta, por parte del gobernante de turno, es para tomar decisiones en bien de la nación, nunca para desestabilizar o dividir al país. Igual pasa con sus asesores, son personas de los más altos conocimientos, de la más grande humildad y manejan bajo perfil.
Acá en el nuestro, nuestros expresidentes vuelven la política un ring de boxeo, un campo de batalla, una guerra de egos y terminan polarizando la opinión, y sus asesores ´salen con unas perlas´, como la que me contaba mi hermano William ayer, saboreando ese costoso café, (del que les hablé al comienzo del artículo, ¿se acuerdan?), que nuestro actual presidente le preguntó un día a uno de sus asesores, tal vez el más caro, de bastón y canas, que ´¿cómo debería acabar la violencia en el fútbol?´ y el exHarvard le contestó, ´Pues acabando el fútbol presidente´
Tengo la solución amigo lector para descansar de esos personajes de los que hemos hablado en este artículo. A nuestros honorables expresidentes y sus exasesores deberían darles embajadas vitalicias en Afganistan, Azerbaiyán y Mongolia, prohibirles el Twitter y jamás entrevistarlos por ningún motivo y razón, para ningún aniversario o conmemoración, y mucho menos, para temas de postconflicto, tribunal de la Haya o reelección, y por supuesto, que nunca jamás puedan aspirar a ningún cargo público y mucho menos de elección popular, ni siquiera la alcaldía de Chia, la junta comunal del barrio o la presidencia de la Asociación de Padres de Familia en un colegio distrital.
Lo dejo amigo lector porque están entrevistando a uno de ellos, o mejor al mismo de siempre, en la W.
giovanniagudelomancera
periodista