¿Quién dijo que la televisión pública debe ser rentable? ¡No señor!, debe ser subsidiada por el gobierno, porque obviamente no puede competir con el duopolio que controla los canales privados nacionales.

Es absurdo pensar que de la torta publicitaria, monopolizada por los pulpos económicos, dueños de esos canales, le quede algo a la televisión pública. Por esa razón, (ya que no reciben la adecuada financiación del Estado), ellos deben buscar recursos.

Refiriéndonos puntualmente al caso de Canal Capital, ¿qué de malo tiene que las empresas distritales pauten alli? Si la ETB, el Acueducto, la Secretaría General de la Alcaldía Mayor y otras empresas financian el sostenimiento de este buen canal con sus anuncios, ¡no hay delito en ello!,

No es como dice por ahí una periodista enemiga de Petro y de todo lo que huela a él, ´el Distrito de Bogotá se saca plata de un bolsillo y se la mete al otro´. Y si fuera así, los grupos económicos que controlan los canales privados nacionales, pautan allí sus empresas, o sea que hacen lo mismo que el Distrito: ´sacan plata de un bolsillo y se la meten al otro´. Eso no tiene nada de malo, cada quien publicita lo suyo y utiliza sus medios de comunicación para ello. Lo que no es correcto es que a los pulpos no se les controle su excesiva torta comercial y a la televisión pública se le persiga porque intenta generar algún ingreso.

Ahora bien, la lucha es desigual. Los canales privados nacionales lo tienen todo para quintuplicar sus ganancias, prensa, radio, tv e internet, mientras que la televisión pública, que presta un servicio, no tiene mayor divulgación que la que ella misma se hace. Si Canal Capital incurre en gastos por llevar a los hogares la otra cara de la información, la cultura, el deporte, la inclusión social y la denuncia, ¡eso no tiene nada de malo!, es el gobierno central quien debe financiar todos los proyectos que hagan los canales distritales, locales, regionales y nacionales públicos.

Es la pelea de David con Goliat. El primero es Canal Capital y el segundo los canales privados nacionales. ¿Por qué de un momento a otro ese interés de algunos medios y algunos periodistas por mirar con lupa lo que hace la televisión pública, o mejor este canal de Bogotá? Antes de Petro, a ninguno de estos ´denunciantes´ les importaba que pasaba con Canal Capital, es ahora que se ha convertido, por razones obvias, para usar una frase de cajón, en ´caballito de batalla´ y en campaña de desprestigio.

Son muchos años en los que este canal ha acumulado pérdidas y no solo ese, todos los públicos, y no por eso se debe juzgar y atacar su actual administración. No solamente Canal Capital ha perdido dinero, los programadores y productores del Canal Uno también, por eso la Autoridad Nacional de Televisión, debe financiar absolutamente todos los proyectos de televisión pública y ser responsable de su viabilidad.

Los canales públicos deben dedicarse a producir programas de interés público y el gobierno a financiar. Lo que pagan los canales privados nacionales por su operación, monto que debe ser mucho, pero mucho más grande, ya que utilizan nuestro espectro electromágnetico para lucrarse, debe destinarse para que la televisión pública sea fuerte y compita de ´tú a tú´ con la televisión privada, como ocurre en otros paises.

Por ejemplo, si el gobierno comprara los derechos del fútbol colombiano, o del mundial Brasil 2014, y emitiera los partidos por Canal Capital, Canal Uno, Señal Colombia y todos los canales locales, regionales y nacionales públicos, toda la audiencia y la pauta se trasladaría a esas señales, y sería rentable. Igual pasaría con los Oscar, con Miss Universo, con los Grammy y con series y producciones de talla mundial. Es más, y sin ir tan lejos, si la Autoridad Nacional de Televisión, financiara dramatizados colombianos de gran factura y los emitiera por la televisión pública, crecería la audiencia y la pauta publicitaria de esos canales. Pero en Colombia el interés del gobierno, y de los grupos económicos, que controlan la televisión nacional, no es ese, la estrategia, para ellos, es mantener la televisión pública débil, y que no compita con la privada, y si alguien logra ponerla en un buen nivel, como lo hizo Hollman Morris en Canal Capital, entonces crea ampolla, les pisa los callos y los pone a temblar.

¿Por qué cree usted, amigo lector, que el tercer canal, promesa incumplida de campaña y de gobierno por parte del actual presidente, está durmiendo ´el sueño de los justos´? Porque sería una piedra en el zapato para los actuales canales privados nacionales, y si se fortalece la televisión pública privada, eso puede indisponer a los señores del duopolio y de seguro vetan giros para campañas presidenciales.

Más allá de la discusión si Canal Capital arrojó pérdidas o ganó dinero, durante la actual administración, (eso lo dirá el contralor), debemos aterrizar la discusión en cuánta audiencia cautivó y quÉ programación de interés emitió, ¡y en eso no se raja!, porque nunca en la historia de este canal se habló tanto de él, de su buena parrilla y de la forma como se convirtió en otra opción para el televidente, con sus programas de opinión, de investigación, de inclusión social y de informar lo que otros no hacen por conveniencia. Lo que pasa es que antes este canal no era ´amenaza´ para la televisión ´privada´ y hoy, con ´pasos de animal grande´ para el duopolio, se ha posicionado como el canal que todos queremos ver.

Debemos también hacer un reconocimiento a los programadores y productores del Canal Uno, que de nuevo le apuestan a prender esa señal, con franjas informativas y de opinión, haciendo un gran esfuerzo económico, compitiendo en desigualdad de condiciones con los canales privados nacionales, pero ofreciéndole otra alternativa, al igual que Canal Capital, a la teleaudiencia, cansada de realitys, culebrones y narcomorbonovelas.

Señores de la Autoridad Nacional de Televisión, los bogotanos tenemos derecho a que el Canal Capital sea viable, y no nos interesa que sea rentable, y si nos toca financiarlo de nuestros impuestos, lo hacemos con gusto, pues está cumpliendo con la finalidad para la cual fue fundado, ´la promoción cultural en la ciudad de Bogotá´, y no como dicen los enemigos de la televisión pública, para el ´proselitismo político desde la plaza de Bolívar´, argumento que ya se volvió una frase de cajón, porque ya Petro no está en la alcaldía.

¡La tv pública es servicio, nunca negocio, y no tiene que ser rentable!

giovanniagudelomancera

periodista

síganos en twitter @giovanniagudelo

lea más historias acá en La Sal en la Herida