Los batallones militares en la ciudad y los cascos urbanos podrían aportar mucho para combatir la inseguridad en las ciudades. Si bien la misión del Ejército, y su mandato constitucional, es salvaguardar la soberanía nacional, en este momento en que el país afronta una oleada criminal como nunca antes, las Fuerzas Militares deben estar en puntos estratégicos y neurálgicos urbanos velando por la seguridad de los habitantes.

En nuestro país no es común ver soldados en las calles, solo en los desfiles militares del 20 de julio y del 7 de agosto, pero dada la coyuntura actual, donde la criminalidad crece de manera incontrolada, el Ejército debe apoyar a la policía en su objetivo de cuidar a los habitantes y evitar que la delincuencia se tome las ciudades.

Colombia es, para usar una frase de cajón, ´El país del Sagrado Corazón´, y de seguro saldrán constitucionalistas a decir que el Ejército está para cuidar nuestras fronteras, o para combatir a los insurgentes que pretenden desestabilizar el orden institucional y no para estar en cada cuadra buscando raponeros. También, algunos políticos, que siempre quieren buscar beneficio o sacar provecho de cada proyecto de ley o idea que aflore, ya sea que les convenga a sus intereses o no, dirán que no es una medida sana. Pero acá se trata de terminar con las Bacrim, con el microtráfico, con la delincuencia organizada y con las células guerrilleras urbanas que tienen su fortín en los barrios.

Ahora bien, esta idea de militarizar las calles, que no es nuestra ni de nadie en particular, que representa el clamor de la ciudadanía, no se puede convertir en estrategia electoral de nadie. Si es un proyecto de ley, ¡que lo aprueben ya!, y sin darle tantas vueltas. Si es la súplica de los colombianos, ¡que sea escuchada!, y si es la decisión de los alcaldes, ¡que sea ejecutada!, pero sin dilaciones.

El Ejército inspira respeto, y con todos sus errores y excesos, (deplorables desde todo punto de vista), es muy querido por los colombianos, por eso debe salir de los batallones urbanos, y ayudar a la policía a exterminar, de una vez por todas, la delincuencia, cualquiera que sea y venga de donde venga.

Que las brigadas rurales y de frontera sigan cumpliendo su misión constitucional, como es la de velar por la soberanía y combatir a quienes pretenden desestabilizar el país, pero que las guarniciones urbanas, destinen una parte de sus contingentes, para estar en las calles, fortaleciendo la seguridad, y dándole una mano a los alcaldes de las ciudades, donde definitivamente la policía no pudo.

Muchos militares y puristas constitucionalistas no estarán de acuerdo, pero es que la vida de los colombianos es más importante que cualquier otra cosa y si se necesita que el Ejército esté en las calles, pues que lo haga, ¡pero ya! Quienes fuimos militares sabemos que los soldados son entrenados, tanto para combatir la guerrilla, y cuidar nuestras fronteras, como para patrullar las calles, hacer inteligencia urbana, llevar a cabo allanamiemtos preventivos, y combatir cualquier clase de bandas criminales. Saben tratar al ciudadano si de requisas se trata y tienen claro que no pueden abusar de su condición y poder.

La delincuencia se está tomando las principales ciudades, y hasta las pequeñas, necesitamos que nuestros soldados cuiden también a sus compatriotas, no solamente las fronteras. En los batallones urbanos se hace mucho orden cerrado, mucha gimnasia con armas y sin armas, mucha teoría y poca práctica, y hay mucho encierro. Muy bien le caería a nuestro Ejército, y a nuestros militares, salir a las calles a darle una mano a la policía, por encima de sus diferencias y rencillas históricas.

Obviamente, quienes a nuestro juicio, deben salir de sus batallones a reforzar la seguridad en las ciudades, son los soldados bachilleres, la policía militar y la inteligencia.

Que los constitucionalistas, enemigos de esta idea, antepongan sus respetables conceptos jurídicos, y piensen en el bien común. Que algunos políticos no aprovechen esta situación para intereses propios, oponiéndose a la idea, y que por esta vez eviten debates, y más debates, y apoyen esta decisión para el bien de los colombianos.

Como decía un oyente hoy en la W, ese cuento que el Ejército solo está para combatir la guerrilla y cuidar fronteras ´es chimbo´. Es un hecho que al actual presidente le quedó grande la seguridad del país y debe sacar las Fuerzas Militares a las calles, y mediante una estrategia concertada, con alcaldes y jefes de policía, (sin tintes políticos y sin afanes reeleccionistas), debe tomarse las ciudades y exterminar la delincuencia.

Que si el gobierno central apoya esta idea y la ejecuta, no sea para recuperar el terreno perdido en las encuestas, o para congraciarse con los electores, que en este momento le pasan factura por sus repetidos errores. Que de verdad sea un consenso general. Que la ´dizque Unidad Nacional ´, aunque sea por esta vez, piense en la seguridad del país, y apoye, apruebe y ejecute este proyecto, ¡pero ya!, no importa de quien sea la idea, para recuperar la tranquilidad de todos los colombianos.

En muchos países el Ejército ha salido a las calles en situaciones obligadas y ha logrado llevar seguridad a los habitantes.

En Colombia hay suficiente tropa para cumplir mandatos constitucionales y para acabar con la delincuencia, y ese cuentico que los soldados no están preparados para convivir en las calles con los ciudadanos, ¡es pura paja!

La paz no es solo firmar acuerdos con la guerrilla, es combatir la delincuencia, cualquiera que sea, y para eso el Ejército si está preparado.

Se nos olvidaba una cosita, ¿Quiénes cuidan la Casa de Nariño y al presidente? Respuesta, el Ejército. ¿Acaso el presidente es un colombiano con privilegios? 

¡Dios y Patria!

giovanniagudelomancera

periodista

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