Empecemos este artículo diciendo que no es nada serio que un mismo grupo económico sea dueño de dos equipos en la A, tenga los derechos de transmisión abierta del torneo, y los emita por el canal del cual también es propietario, y los de televisión cerrada, los explote con el operador de cable que los tiene, a través de otro canal del cual es socio estratégico. Adicional a esto, patrocina la Liga y la Copa, y maneja un capital sin techo para contratar jugadores de alto nivel, sin restricción alguna, haciendo del torneo, como decía mi abuelita, ´´pelea de tigre con burro amarrado´´.

Equipos como el del monopolio tienen dinero para armar hasta dos nóminas competitivas cien por ciento, mientras los equipos sin gran capital deben conformarse con jugadores prestados, nada costosos y otros en su ocaso profesional. Esos clubes medio sobreviven con los pagos por derechos de televisión, aportes de gobernaciones y alcaldías, y uno que otro patrocinador. Y para que hablar de los estadios donde entrenan y compiten, ¡son verdaderos potreros!

Cuando juega Nacional y Alianza Petrolera, ambos del mismo dueño, se producen unas goleadas a favor del primero que le quitan seriedad al torneo. Los árbitros, aunque lo nieguen, se sienten intimidados cuando le pitan al equipo verde de la montaña, (o que me dicen del arbitraje de los dos partidos de la final, sobre todo el de Barranquilla), y la Dimayor no penaliza con el mismo rasero. ¿Recuerdan hace unos años cuando se intentó sancionar el estadio Atanasio Girardot por desórdenes de los hinchas del Nacional y el patrocinador de la liga, dueño del equipo verde que juega en esa plaza, amenazó con retirar el patrocinio?

Eso de sacar campeones cada seis meses no tiene seriedad, no tiene presentación, y no tiene reconocimiento internacional. Acá copiamos todo lo malo del torneo argentino, (incluyendo las barras bravas). En las ligas serias como la de España, Inglaterra, Italia, Alemania, para no nombrar otras, los campeones se coronan después de un año de competición, todos contra todos, de local y de visitante con cada equipo. Acá después del ´todos contra todos criollo´, se han inventado cuadrangulares, semifinal y final, para hacer más rentable y emotivo el torneo, pero donde el equipo que entró de octavo fácilmente puede ser campeón. En las finales injustamente no aplica el gol visitante y ahora no hay alargue sino que se va a la lotería de los penales. En este último torneo, por la premura del inicio del mundial, se modificó lo de los cuadrangulares al ´mata mata´, sistema que se podría implantar en torneos de un año. A propósito, en Colombia el subcampeón no gana nada, a diferencia de países europeos donde clasifica a Champions.

Con el sistema de ascenso y descenso que ha implantado la Dimayor han subido unos equipos a la A, sin hinchada y sin músculo financiero, que no llevan gente a los estadios, que no son competitivos y que se convierten en las cenicientas de la liga. Esos clásicos, (con todo el respeto de sus pocos hinchas), Fortaleza vs Patriotas, Uniautónoma vs Alianza Petrolera, entre otros, no despiertan ningún interés y le bajan el nivel al rentado colombiano.

La Dimayor debe inmediatamente subir a la A, así sea por decreto, equipos como América, Pereira, Quindío, Unión Magdalena, Cúcuta, Bucaramanga, que le vuelvan a inyectar competición y lleven hinchas. Además, se les debe colaborar económicamente a los clubes llamados ´chicos´, a mejorar sus sedes y estadios, en alianza con gobernaciones, alcaldías y patrocinadores, y crear un fondo de solidaridad para que esos equipos puedan cumplir con los sueldos de sus jugadores. También terminar ese cuento del ascenso, que en este país no aporta nada, ni para el espectáculo ni para las finanzas. Que el campeón del torneo de la B se quede en la B y ya, y darle la opción de competir en algún torneo internacional que no sea Libertadores ni Suramericana.

Los equipos que clasifican a Copa Libertadores o Copa Suramericana son ´castigados´ porque muy pocas veces la Dimayor les mejora su calendario local, para que compitan de buena forma en estos torneos internacionales, jugando a veces dos días seguidos. Y hablando de eso, en esos torneos con equipos del exterior, se pone en evidencia el bajo nivel de nuestro fútbol criollo porque siempre nos falta cinco para el peso para llegar a una gran final.

El gobierno debe adquirir los derechos de transmisión del fútbol colombiano y emitir los partidos por la televisión pública para que ese espectáculo llegue sin ningún costo a todos los habitantes del país, así mata dos pájaros de un solo tiro, evita que unos pocos grupos económicos se lucren con esos derechos y además fortalece los canales locales, regionales y nacionales públicos, llevando más audiencia y más pauta, cumpliendo así con esa absurda idea del Contralor Distrital y de María Isabel Rueda que la televisión pública debe ser rentable.

La Dimayor y la Federación Colombiana de fútbol deben dejar de pensar en enriquecerse, y subsidiar, en asocio con el gobierno, todo lo que no sea rentable en este deporte. Dejemos el neoliberalismo y pensemos que el fútbol es un deporte de interés nacional y que se debe tomar como política pública para que nuestros jóvenes lo practiquen y lo tomen como opción de vida. Es necesarios que los clubes, junto con la Dimayor, la Federación Colombiana de Fútbol y un Ministerio del Deporte, creen escuelas de formación para nuestros niños, gratuitas y de alto rendimiento, con ayuda de equipos de fútbol internacional, para que este deporte saque más Falcaos, más James, más Cuadrados. No todo tiene que ser negocio en Colombia, y menos el deporte. ¿Por qué en este país, con esa política neoliberal y de capitalismo salvaje, todo se le da a los grupos económicos para que lo monopolicen y se lucren de ello?

En Colombia deben existir verdaderos clubes de fútbol, con más de tres mil socios verdaderos, no con únicos dueños que hacen lo que les da la gana por encima de la hinchada. El gobierno debe vigilar sus dineros y en qué los invierte, y garantizarle a los jugadores, que son la ´materia prima´ de este negocio, todos sus derechos laborales.

Muchos ´sabios´ de este deporte dirán que la FIFA no permite intervención del estado pero se puede hacer como política pública sin incurrir en intromisiones que nos puedan causar sanciones o expulsiones por parte de esta Federación Internacional.

La capacitación para nuestros directores técnicos debe ser obligatoria, y en escuelas internacionales, financiada por los mismos clubes, por la Dimayor, y por la Federación que es inmensamente rica. Acá en Colombia, con excepción de unos pocos, los entrenadores pasan de equipo a equipo, sin estudiar ni actualizarse, causando un gran daño a nuestro fútbol porque lo estancan y lo vuelven poco competitivo. Los árbitros tampoco se preparan y a los clubes solo les interesa sacar jugadores y venderlos de inmediato ´biches´ al exterior para llenar sus arcas.

La prueba fehaciente que nuestro fútbol es muy poco competitivo es que la Selección de Colombia está integrada en un noventa por ciento por jugadores que actúan en el exterior.

Para terminar debemos decir que para lograr triunfos internacionales en el fútbol debemos trabajar desde la base. El Ministerio del Deporte, que se debe crear inmediatamente, debe velar por la democratización del fútbol en Colombia y se lo debe arrebatar a los monopolios para garantizar equidad, divulgación y competición.

giovanniagudelomancera

periodista

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