Nadie puede dejar de estar alegre por el triunfo de Colombia sobre Costa de Marfil que puso a nuestra selección en octavos de final luego del empate de Grecia y Japón, pero como decía mi abuelita, ´debemos ir despacio y con buena letra´.

Si bien Colombia ha cumplido un excelente papel, aún no podemos cantar victoria, y para usar otra frase de cajón, ´no ensillar sin traer las bestias´. Del triunfalismo no queda si no la decepción y por eso debemos ser prudentes y humildes, sin dejar obviamente de ser optimistas.

Los rivales fuertes aún no han llegado. Colombia ha mostrado un excelente juego táctico, efectivo y práctico, además de contundente, pero no podemos desconocer algunas falencias en los dos partidos jugados, que contra equipos de más peso, nos puede costar la derrota.

Primero, después de irnos en ventaja en los dos encuentros, hemos regalado el balón y la cancha, y como se dice en el argot taurino, ´no hemos dado la estocada final´ en el momento oportuno, y se nos ha complicado los partidos.

Segundo, no hemos hecho la pausa ni la tenencia de balón necesaria cuando el rival se nos viene encima, y terminamos sufriendo, sobre todo contra Costa de Marfil, porque afortunadamente contra Grecia logramos anotar en el momento en el que mejor jugaba ese equipo.

Tercero, nos hemos dejado contagiar del vértigo y la desesperación del rival, y hemos caído en su juego, perdiendo el libreto, y nuestro estilo.

Ospina ha estado inmenso, la defensa liderada por el gladiador Mario Alberto Yepes se ha mostrado disciplinada y atenta, aunque en algunos momentos Zúñiga y Armero han dado ventajas en marca, sobre todo este último, quien ha tenido que ser reemplazado por Santiago Arias.

En la primera línea de volantes, Carlos Sánchez ha sido el mejor, a pesar de jugar condicionado por tener una tarjeta amarilla desde el partido con Grecia. Aguilar ha cumplido, pero se ha quedado sin aire, por eso Alexander Mejía ha tomado su puesto, sobre todo, cuando los equipos contrarios se nos han venido encima.

En la segunda línea de volantes, James y Cuadrado excelentes, aunque en algunos momentos, sobre todo cuando nos vamos en ventaja, nuestro diez pierde el control del partido, desaparece, y como decíamos anteriormente, no hace la pausa ni la tenencia necesaria para manejar el resultado.

Víctor Ibarbo no ha desempeñado al ciento por ciento su labor de extremo, ha tenido más función de marca, mucho más en el partido contra Costa de Marfil, y en algunos pasajes de ese encuentro, lució impreciso, y dejó el equipo en contrapié, luego de perder el balón en la mitad de la cancha en dos oportunidades.

Teófilo Gutiérrez, aunque anotó un gol contra Grecia, no ha sido tan contundente y efectivo como nos tiene acostumbrados, incluso contra Costa de Marfil desperdició una oportunidad en un momento donde el partido se estaba complicando.

Juan Fernando Quintero inmenso, no solo convirtió contra Costa de Marfil sino que estuvo a punto de hacer el gol del mundial desde casi media cancha. ¡Es el socio natural de James! por eso es necesario que Pekérman lo utilice más seguido en los segundos tiempos.

Foto que nos enviaron a través de Twitter

En el banco hay mucho talento también. Seguramente contra Japón jugarán algunos de ellos, pero pensamos que no se debe menospreciar al rival y Colombia debe mantener su once ideal. Es mejor clasificar de primero, con buen promedio de goles para mantener el ímpetu y la moral arriba. Una derrota contra los nipones, por hacer cambios innecesarios en la nómina titular, nos haría perder en cierta forma el impulso y el terreno motivacional ganado. Ahora bien, sea Italia, Uruguay o Costa Rica, nuestro rival en octavos, de acá en adelante todos los partidos se deben jugar como una final, porque para ser campeones, hay que ganar a todos.

Si Colombia llega hasta cuartos sería, en nuestro concepto, un logro importante y mejoraría su participación en mundiales. Recordemos que en esas instancias ya debe enfrentarse a rivales de mucho peso y trayectoria. Por eso, aunque tenemos jugadores de mucho talento, y un técnico responsable y experimentado, pongamos los pies sobre la tierra, ¡aún no saquemos el carro de bomberos!, y no seamos triunfalistas ni ingenuos.

A la afición, tanto en Brasil como en Colombia, le hacemos un llamado a celebrar en paz a medida que nuestra selección siga avanzando, ojalá hasta la final, y aceptar la derrota en el momento que llegue y como llegue. Si logramos salir victoriosos y ser campeones, con mayor razón, debemos tener mesura y mucha responsabilidad. Nadie debe salir herido ni muerto por una desmedida celebración o por una desmedida frustración, al fin y al cabo, ¡el fútbol es solo un deporte!, donde se gana o se pierde y ya.

¡Debemos ser humildes en la victoria y grandes en la derrota!

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¡Hemos dicho!

giovanniagudelomancera

periodista

síganos en twitter @giovanniagudelo

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