Antes de leer este artículo sepan amigos lectores que no pretendemos posar de sicólogos, constitucionalistas, eruditos, ni nada, tampoco queremos ofender a nadie ni tampoco ir en contra de su libertad de religión y pensamiento, solo fijamos respetuosamente nuestra posición, que no es la de EL TIEMPO, y aportamos nuestro argumento al debate.

«Las parejas del mismo sexo solo pueden adoptar cuando la solicitud recaiga en el hijo biológico de su compañero o compañera permanente»

Ese fue el fallo de la Corte Constitucional, y no podría ser diferente. Eso ya existía, y como se dice popularmente, se lavaron las manos, pero sin querer queriendo, favorecieron a los niños de Colombia. Respetamos a todos los homosexuales, somos muy amigos de muchos de ellos, apoyamos que la ley colombiana los proteja de la misma forma que a los heterosexuales, ellos deben tener los mismos derechos, pero la adopción de niños por parte de parejas del mismo sexo definitivamente no. Lo grave es que esa tibia decisión de la Corte abrió una puerta para que se siga adoptando en la clandestinidad niños por parte de parejas gay. El falló debió ser contundente: ´´No a la adopción de niños por parte de parejas gay´´

Más allá de discusiones religiosas y moralistas, no debemos ir en contra de la naturaleza. Los niños deben crecer en un hogar conformado por papá y mamá. De eso depende su estabilidad integral.

Si bien es cierto que existen muchos niños hijos de mamás y padres solteros, muchos niños en hogares disfuncionales, muchos niños víctimas de la temprana separación de sus padres, esos no deben ser motivos para que las parejas gay intenten llenar ese vacío.

Todo el mundo tiene derecho a vivir su vida como quiera pero los niños no deben estar involucrados en sus decisiones.

Se han hecho muchos estudios de lado y lado y todos le dan la razón a quien quiere tener la razón. Algunos análisis dicen que los niños adoptados por parejas gay han crecido de manera normal y otros dicen que no. La realidad es que aún no se sabe a ciencia cierta cuál es la verdad. Sin embargo, esas dudas no deben ser argumento para experimentar con la salud integral de los infantes legalizando adopciones por parte de parejas del mismo sexo.

Siempre hemos dicho en nuestras columnas que los niños deben estar fuera de todo conflicto. Su bienestar general está por encima de todo y de todos.

Un oyente de la W decía ayer que ´´si no estamos en capacidad de aceptar las leyes de Dios entonces por lo menos aceptemos las leyes de la naturaleza´´. Según el oyente, ´´los animales crían sus cachorros, macho y hembra´´, y aunque parezca muy tonto el argumento tiene mucho de verdad.

Otro oyente decía en otra emisora ´´ ¿Se imaginan el ´Bullying´ que sufrirían esos niños adoptados por familias del mismo sexo cuando sus padres adoptivos asistan a una entrega de boletines? ¿Qué les dirían? ¿Cuál de los dos es tu papá? ¿Cuál de los dos es tu mamá? ¿Tu mamá es un señor? ¿Tu papá es una señora?

No pretendemos ser jueces de nada ni de nadie, solo queremos hacer una reflexión sencilla, si se quiere simplista y básica. Los niños deben criarse en un hogar donde tenga modelos paternos y maternos. Donde copie e imite comportamientos de sus padres producto de la esencia de la naturaleza. Si de adulto decide ser homosexual pues está en todo su derecho.

Ahora bien, en este momento cualquier soltero homosexual puede adoptar un niño siempre y cuando muestre estabilidad económica e integral. Allá no se le pregunta si es gay o no, o si vive con su pareja. ¿Entonces porque pretender hacerlo como familia solamente por ganar una batalla legal? Es más, si es su padre biológico pues mucho mejor, con el fallo de la Corte, ya no necesita interponer tutela.

En Colombia se debe atender de mejor forma a los niños y adolescentes, se debe castigar a quienes los abandonan y abusan de ellos, pero no se deben abrir más trochas para que ellos se pierdan en ese nebuloso laberinto, en el que ya de por si viven.

Se debe fortalecer los hogares funcionales y rehabilitar los disfuncionales, se le debe ayudar a las mamás y papás solteros y a los papás y mamás adolescentes, pero no crear más escollos en esta Colombia tan convulsionada y polarizada.

La adopción de niños por parte de parejas gay nada tiene que ver con la modernidad ni la evolución de pensamiento. Es sencillamente ir en contra de la naturaleza, de los principios y de los valores. El hecho que la Corte Constitucional no la avale no nos convierte en un país retrógrado ni mucho menos. Hay cosas en las sociedades, que por muy modernas que sean, no se pueden negociar.

Los niños deben vivir en hogares funcionales con bienestar integral, el estado, al igual que sus padres, debe hacerse cargo de ellos y velar para que no les falte nada, si eso sucede, están obligados a brindarle lo mejor, no importa que alguno de los padres falle o falte, o que tan jóvenes sean.

El alcalde Petro trinó anoche a propósito del tema:

´´Mientras las parejas heterosexuales abandonan hijos, a las homosexuales no les permiten adoptarlos. La Constitución del 91 no está rigiendo´´

A él queremos decirle que el abandono y el abuso de niños es un problema de toda la sociedad y todos debemos hacer algo para que eso no ocurra o para resarcir esos daños. No son las parejas gay las llamadas a solucionar la falta de una verdadera política de estado a favor de los niños, de leyes laxas que protejan su integridad o de la descomposición social en que vive Colombia.

Deben existir verdaderas leyes que protejan al menor y el estado debe brindar las condiciones para que los infantes crezcan en familias funcionales.

Nos podrán llamar retrógrados, peros somos padres, y cuando se es padre solo se quiere y se añora que nuestros hijos vivan en hogares conformados como lo mandan las leyes de Dios y de la naturaleza.

giovanniagudelomancera

periodista

Tarjeta Profesional #8356 Expedida por el Ministerio de Educación Nacional

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