En un país donde la ministra de educación no sabe sacar un promedio ponderado, el vicepresidente Vargas Lleras, en campaña para la presidencia en 2018, promete obras con una chequera sin fondos, y el nuevo ministro de Tecnologías de la Información y las Comunicaciones, David Luna, confiesa no saber nada del tema, (lo irónico es que este año se presentarán las pruebas PISA por computador con el apoyo de ese ministerio), entonces, ¿por qué ese afán de evaluar los estudiantes si los gobernantes se rajan en todo?
Según nuestra amiga Wikipedia, ´El Informe del Programa Internacional para la Evaluación de Estudiantes o Informe PISA (por sus siglas en inglés: Program for International Student Assessment) se basa en el análisis del rendimiento de estudiantes a partir de unos exámenes que se realizan en varios países con el fin de determinar la valoración internacional de los alumnos. Este informe es llevado a cabo por la OCDE, (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos de la cual el gobierno neoliberal de Santos está desesperado por convertirse en miembro), entidad que se encarga de la realización de pruebas estandarizadas a estudiantes de 15 años. Aunque es considerado como un sistema “objetivo” de comparación, su formulación está sujeta a muchas críticas, por cuanto es un análisis meramente cuantitativo´.
Según eso, las famosas pruebas PISA, que se llevarán a cabo hoy, mañana y el domingo, tienen como meta evaluar la manera en que los jóvenes implementan en su vida cotidiana las matemáticas, lectura y ciencias y calificar si los alumnos están preparados para enfrentar los retos de la vida al terminar su vida escolar, ¿acaso tienen el buen ejemplo de los adultos de este país?
Acá en Colombia podríamos implementar unas pruebas ´PISA´ muy ´chibchombianas´ para nuestros gobernantes, que por sus siglas en español podrían significar ´Promesas Incumplidas de SAntos´, ´Pérdidas de Investidura por Sobornos A granel´, ´Paros Indefinidos que Si Abundan´, entre otras. Seguro que el presidente, ministros y la mayoría de magistrados, políticos y funcionarios del gobierno ¡se rajarían con cero!
Son 15 mil jóvenes de 15 años, de 384 colegios de todo el país, (275 oficiales y 109 privados), los que presentarán dichas pruebas. Como dice el adagio popular ´Que Dios nos coja confesados´.
Como se avecina un rotundo fracaso en las pruebas PISA por parte de los estudiantes colombianos evaluados, la mayoría de la gente se irá, para usar una frase de cajón, ´lanza en ristre ´ en contra de los docentes, lo cual nos parece, desde todo punto de vista, injusto y facilista. Eso es, para usar frases de cajón, como buscar la calentura debajo de las sábanas o vender el sofá para evitar que la pareja nos sea infiel.
No faltará quien diga que fue por culpa del paro de maestros.
Es importante destacar el esfuerzo y sacrificio de la mayoría de los docentes por mantenerse actualizados, haciendo toda clase de postgrados por su cuenta, con el fin de llevar una educación eficiente a sus alumnos, eso sin contar cuánto tiempo emplean en casa para preparar clases y calificar previas, después de estresantes jornadas en el colegio que afectan su salud integral, y para qué hablamos de la muy baja remuneración que reciben por su profesión, poco valorada y equivocadamente cuestionada, por el seguro mal desempeño que tendrán los estudiantes colombianos en esas pruebas.
La ministra Gina Parody se lavó las manos y en una declaración que hizo a los medios a finales de enero dijo no sentirse presionada: ´´En 95 días no vamos a aumentar los conocimientos en matemáticas, ciencias y lenguaje. Más aún por la forma de medición de Pisa, que mide las habilidades para la vida. Pero nosotros sí podemos hacer toda la familiarización con las pruebas y saber si tenemos la tecnología para presentarlas por computador´´. Esa disculpa de la ministra no es otra cosa que el presagio de lo mal que nos va a ir en esas pruebas.
Son muchas las causas para que nuestros ´quinciañeros´ fallen en las PISA:
La crisis social y económica que afecta a mayoría de las familias, donde los padres y madres deben trabajar todo el día, mientras los niños crecen solos, o acompañados de empleadas domésticas y adultos mayores, sin tener quien los oriente en sus tareas e investigaciones.
La falta de valores dentro de la familia, que es el núcleo de la sociedad, y donde no se les educa con criterios de responsabilidad, cumplimiento de los deberes y reconocimiento de sus errores. Los padres equivocadamente les trasladan su obligación de formación a los maestros y luego los culpan de todo, desautorizándolos en frente de los hijos e incentivándolos para que no los respeten ni obedezcan.
El hacinamiento en las aulas escolares, 40 alumnos o más intentan estudiar en un mismo curso, y el maestro es quien debe sacrificar sus cuerdas vocales, para dictar clase, y lograr la atención de sus alumnos, además de tener que calificar pruebas y controlar su disciplina.
La cantidad de requerimientos por parte del gobierno central, muchos de ellos administrativos e innecesarios, que quitan tiempo a los maestros en su jornada académica afectando en el buen desarrollo de las clases.
Todas esas situaciones influyen en el mal rendimiento académico de los alumnos.
Ahora bien, culpar alegre e irresponsablemente a la educación pública del inminente fracaso en la pruebas PISA, es tan injusto como peligroso. El colegio Marsella, donde estudia nuestro hijo menor Tataito, siendo distrital, está catalogado como uno de los mejores de la ciudad, y sus alumnos, incluido nuestro hijo, han ganado premios por su investigación en proyectos de matemáticas.
No podemos discriminar olímpicamente estudiantes de colegios públicos y privados, y culpar a los primeros, de las deficientes calificaciones que de seguro vamos a obtener en esas famosas pruebas PISA. Eso no le hace bien a la educación ni a los jóvenes, por el contrario, crea un enfrentamiento más en este país intolerante, polarizado y plagado de conflictos.
La solución es revisar las políticas del gobierno central, los presupuestos para la educación, que al igual que los de la salud, deben ser más grandes que los de la guerra. Tener personas competentes en el ministerio de educación y entidades afines, y que sepan del tema. Además, remunerar y capacitar bien a los maestros y devolverles su prestigio y respeto.
Los padres somos también responsables de la buena educación de nuestros hijos, y no nos referimos a tener que matricularlos en colegios privados y costosos, se trata de hacerles seguimiento, acompañamiento y de exigirles rendimiento. No es sano delegar todo en los maestros, y luego culparlos de los fracasos, cuyas responsabilidades son compartidas.
Los medios, los analistas y la sociedad no pueden señalar a los maestros como los culpables del mal desempeño que se avecina por parte de los estudiantes en las pruebas PISA. ¡Reflexionemos y actuemos! ¿Quién dijo amigos lectores que el maestro reemplaza a los padres? ¡Craso Error! Los docentes complementan la educación de nuestros hijos pero no son los únicos responsables.
Para terminar, les dejamos unas pregunticas del famoso cuestionario de las pasadas pruebas PISA para ver qué opinan ustedes.
´´Este es un mapa de un sistema de carreteras que une a los barrios con el interior de la ciudad. El mapa muestra el tiempo que se tarda en recorrer cada tramo en minutos a las 7:00 a.m. Puedes añadir un camino a tu ruta al hacer clic en ella. Al hacer clic sobre uno de los caminos, este se destaca y se añade el tiempo a la casilla Tiempo Total (Total Time).
Puedes eliminar un camino de tu ruta volviendo a hacer clic sobre ella. Puedes usar el botón RESET para retirar todos los caminos de la ruta´´
1. Julio vive en Silver, María vive en Lincoln y Don vive en Nobel. Ellos tres quieren encontrarse en un suburbio en el mapa. Nadie quiere viajar más de 15 minutos. ¿Dónde podrían encontrarse?
2. María quiere viajar desde Diamond a Einstein. El camino más rápido toma 31 minutos. Subraya ese camino.
3. Pepé está en Saharov y quiere ir a Emerald. Quiere completar su camino lo antes posible. ¿Cuál es el menor tiempo para este recorrido?´´
giovanniagudelomancera
periodista
Tarjeta Profesional #8356 Expedida por el Ministerio de Educación Nacional
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