Hoy hace un año murió Camila Abuabara, una hermosa chica a quien no la mató el cáncer, falleció por la desidia e ineptitud del aparato burocrático y mercantilista que es la salud en Colombia. ¿Cómo estará la conciencia del ministro de salud Alejandro Gaviria, quien hizo caso omiso a ese llamado angustioso de Camila, como también ignora todas las solicitudes que le hacemos a las campañas que adelantamos acá en La Sal en la Herida, como la de Jaimito y la Wilson?
En su homenaje, republicamos una crónica que escribimos al día siguiente de su muerte.
Cuando le entregamos la medallita de la Virgen de Fátima en el hotel de la 26 en Bogotá, próxima a su viaje a Estados Unidos, pensábamos que su regreso a Colombia sería cuando ya estuviera perfectamente sana.
Ya habíamos escrito en este blog, antes de su despedida para Houston:
¡Auxilio! a Camila el cáncer la está matando y la ‘tramitomanía’ también
Camila rumbo a Houston, ¡no se da por vencida!
Pensamos, cuando le obsequiamos la imagen de la Reina Madre, que la próxima vez que la viéramos, ya su cabellera sería tan linda y abundante como antes de ese cáncer de sangre que la atacó.
Le prometimos que la Virgencita la salvaría y le quedamos mal.
Luego tuvimos que entrevistarla nuevamente, cuando su tratamiento iba viento en popa en Houston, y su EPS Sanitas quería devolverla a toda costa para hacerle el trasplante en Colombia, pese a que en USA todo estaba listo para llevarlo a cabo, y publicamos:
S.O.S. ¡Que la oportunidad de vida para Camila no vuelva a desvanecerse!
Cuando regresó a Colombia intentamos por todos los medios entrevistarla pero no fue posible. Llegó directamente a Medellín para su cirugía, esperamos pacientemente que evolucionara bien, siempre estuvimos en contacto con ella, nos pidió no publicar su día a día hasta que ya estuviera bien. A través de Margarita Vela, su mejor amiga, vivimos minuto a minuto sus recaídas, también sus mejorías, pero añorábamos, tan pronto saliera de la Clínica, hacerle un gran reportaje, entregarle otra medalla de la Virgen para que conservara en su nueva vida sin leucemia ‘linfoblástica’, recibiendo su grado en derecho, y ejerciendo su profesión con toda la energía que la caracterizaba, y con la que libró esta batalla en contra de su enfermedad, y en contra de su EPS, que no le hizo el trasplante a tiempo, por la burocracia y la ‘tramitomanía’ que caracteriza la salud en nuestro país, donde ese derecho se ha vuelto un negocio.
Dice hoy en su ‘Twitter’ nuestro amigo y colega Ricardo Galán, citando una declaración de @AurelioSuarez en una emisora, «La muerte de Camila Abuabara es el paseo de la muerte más largo que hayamos visto».
Nos entristecimos cuando vimos una entrevista de Camila en este diario y luego la escuchamos en la W. Pensábamos, «a nosotros no nos dejó publicar nada y sí habló para otros periodistas», pero entendimos que no fue un desplante hacia nosotros, sino que la presión de los medios la hizo hablar y guardó para nosotros la gran crónica que le íbamos a hacer, cuando ya se dedicara a su nueva vida. Nunca pudimos volver a hablar con ella por teléfono, solo a través de mensajes, porque sus celulares los tenían sus familiares más cercanos y ya no los contestaban, pero jamás dejamos de pensar en ella.
Le ofrecimos el rosario diario que hacemos en familia, se la encomendamos a la Virgen de Fátima, y sin embargo, hoy al despertar, sobre las cuatro de la mañana, nos enteramos por medio de Margarita Vela, su mejor amiga, que Camila partió sin boleto de regreso a reunirse con la Reina Madre. Ella decidió llevársela y tenerla a su lado, sacarla de ese sufrimiento que comenzó a vivir después de su trasplante hecho en la Clínica Las Américas de Medellín.
Aparentemente la cirugía había sido un éxito, gracias a la médula donada por su hermano, pero su estado de salud empeoró, su cuerpo se complicó con muchas infecciones y su organismo no respondía a los procesos médicos. Sufrió hemorragias en los pulmones y su hígado y riñones se complicaron.
Finalmente Camila no resistió y ayer en la noche murió. Se nos partió y se nos arrugó el alma al enterarnos de su muerte. Nos queda una frustración enorme y una rabia incontenible, porque luchamos junto con ella, y junto con todos aquellos que apoyaron su causa, para que se le diera un tratamiento digno y a tiempo, para que ganara esa batalla contra el cáncer, para que su lucha fuera la lucha de todos los colombianos, que a diario tenemos que ‘entutelar’ nuestras EPS, para que nos brinden la atención a la que tenemos derecho, a punto y a tiempo, pero con su partida pareciera que todo fue en vano.
¡Pero no! En su honor, y en su nombre, haremos todo lo que esté a nuestro alcance para que su idea de ‘Latinos hasta la médula’, en la que quería buscar donantes de médula ósea en Estados Unidos para colombianos, ¡sea una realidad!, y además, nos convertiremos en la voz de aquellos que luchan por tratamientos dignos en sus EPS.
Allá la conciencia del Ministro de Salud Alejandro Gaviria y de las directivas de Sanitas EPS, ojalá se cuestionen sobre su responsabilidad en el mal manejo que se le dio al caso de Camila.
Este fue un premonitorio ‘tweet’ de Camila:
«Si muero por esto los responsables de manera conjunta son la EPS Sanitas, y el Ministro Alejandro Gaviria. Así de simple» @labuabara
Adiós Camila, para usar una frase de cajón, te nos adelantaste en el camino pero nos dejaste un ejemplo de lucha y tenacidad. Tu vida se apagó en la tierra pero sigue tu luz encendida por siempre en la eterna divinidad.
¡Gracias por existir y por dejarnos conocerte!
Te envidiamos. Ya estás al lado de la Virgen y lejos de este mundo injusto y cruel.
P.D. Les recuerdo amigos lectores nuestra campaña:
Ahora el reto es ayudar a Wilson, paciente con retraso sicomotor severo
¡Necesitamos su ayuda por favor!
giovanniagudelomancera
periodista
Tarjeta Profesional #8356 Expedida por el Ministerio de Educación Nacional
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