foto tomada de www.eltiempo.com

El equipo periodístico y de producción de ‘La Sal en la Herida’ se puso en la tarea de hacer parte, por unos días, del staff de conductores de Uber, para hacer una crónica acerca de este trabajo, que sin duda, no es tan rentable ni tan satisfactorio como lo pintan.

Empecemos diciendo que el estudio para hacer parte de los conductores de Uber es más difícil que los requisitos para entrar a la Marina de los Estados Unidos. Averiguan antecedentes judiciales, (la Consultora Mundial Securitas se encarga de esa labor), investigan sus comparendos pendientes como conductor desde que usted manejaba el triciclo que le regalaron en la infancia, estado y categoría de la licencia, reportes en Centrales de Riesgo, libreta de calificaciones desde primero de primaria, (bueno en nuestra época era libreta, ahora es boletín, y no había Jardín, ni Transición, ni nada de eso), y además, debe adjuntar todos los seguros habidos y por haber del vehículo que inscriba, tarjeta de propiedad, fotos, compromisos y contratos firmados que redacta la empresa, recomendación del cura que lo bautizó, certificado de confirmación por parte del Obispo de turno y referencia escrita, como persona ejemplar, firmada por la suegra. Debe también proporcionar una cuenta para que le consignen muy puntual su dinerito cada lunes, que nunca es el que usted espera ganar.

Luego de pasar este filtro, que dura de un día a tres meses, ya usted puede descargar la aplicación como conductor,  ‘Uber Partner’ se llama y es gratuita. En ella selecciona el vehículo con el cual va a trabajar, (si ha inscrito más de uno), el tipo de navegador satelital, (Waze o Google maps), y a trabajar. Debe contar con un  Smartphone de gama alta, con un plan de datos de mínimo 6 gigas, que le vale cien mil pesos al mes, o más.

En comienzo, es usted ¡conductor 5 estrellas!, al estilo de ‘Dangerous Minds´, donde la preciosa actriz estadounidense Michelle Pfeiffer interpreta a una «ex marine», que trabaja como profesora de un grupo de jóvenes problemáticos, que de entrada les regala una A a sus estudiantes, y luego les va bajando la calificación.

El primer día va usted a la guerra, porque la inducción o capacitación viene después de cometer varios errores que lo llevan a ella. Cabe anotar que hasta este momento, por lo menos en nuestro caso, usted no le ha escuchado la voz a nadie de Uber, todo lo ha hecho por internet, y jamás se la escuchará, porque toda comunicación es a través de la aplicación, email o chat.

Aplicaciones de Uber- foto tomada de www.youtube.com

El primer viaje es lo más traumático, los nervios le juegan una mala pasada, cuando el ´pitico intenso´ de la aplicación se activa, es porque hay carrera. En ese momento usted debe aceptarla y de inmediato contactar al usuario y decirle en donde está y a cuanto llega, (eso los supimos después, pues llegábamos a ciegas, sin llamar al pasajero y sin siquiera utilizar la opción de navegar que le da la misma aplicación).

Al llegar, de acuerdo a lo que ha hablado con el usuario, (dónde lo recoge, cómo está vestido, etc.), entonces a transportarlo. Cabe anotar que por seguridad, él sabe cómo se llama usted, en qué carro viene, ha visto su foto y calificación en la aplicación, en cambio usted solo puede ver el nombre de él.

Al recogerlo, lo mejor es hacerlo sentar adelante para que la policía y los taxistas ‘no se la pillen’. Si es Uber X, o sea carro particular, y de gama alta como los que usamos para esta crónica, (Ford Focus, Chevrolet Sonic y Renault Duster, todos 2016 y automáticos), pues el usuario puede hacerse atrás y hacer parecer que su pasajero es el dueño del vehículo y que usted es ‘Jaimito’.

Se le debe preguntar si quiere el aire acondicionado o no, ofrecerle dulces y agua, (comprada en la tienda de Uber en Galerías), consultarle si se deja la W o se le pone música clásica, y hablarle, si él le da pie, o callarse todo el camino para no incomodar. ¨ ¿Sabe la ruta señor(a)?, ¿usamos el Waze?, ¿o prefiere que cojamos la mía?¨, son otras preguntas que se formulan, ¡y listo!

En la aplicación debe hacer ‘click’ en ‘recoger a fulano´ y a rodar, en medio de trancones, esquivando motos, ciclas, buses de SITP, transeúntes desprevenidos, policías ‘cazamultas’, taxistas en brigadas ‘linchadoras antiUber’, etc. etc. etc.

foto tomada de chidoychale.mx

Una vez recogimos a una pasajera de la tercera edad, que se transportaba en silla de ruedas por una discapacidad. (Ella utiliza Uber porque los taxistas siempre le dicen que dizque su carro es de gas y que no pueden meter la silla en el baúl). A ella la sentamos atrás por comodidad, y cuando llegamos al destino, un taxista nos venía siguiendo con ganas de activar el ‘botón de pánico’ para que llegaran más amarillos a lincharnos. Lo único que se nos ocurrió para despistar al señor taxista, fue al bajarla y dejarla en la puerta, darle un beso en la frente y un largo e interminable abrazo para que él, (nos referimos al taxista ‘linchador’), pensara que era nuestra abuelita, y por supuesto así ocurrió, el conductor del ‘patín’ se fue con ‘las ruedas entre las piernas’. Igual tuvimos que hacer eso con otras pasajeras, ‘beso en la mejilla’, para confundir a policías y choferes de amarillos, que están agazapados detrás de los postes y árboles, ‘a la caza de conductores Uber’, en lugar de estar trabajando.

Al principio es muy emocionante y satisfactorio trabajar con Uber, en nuestro caso con ‘Uber X’, o sea con carro particular. Es importante aclarar que el ‘Uber Black’, irónicamente es el de los carros blancos, de servicio especial, de placa blanca, a los que solo les descuentan el 20 por ciento de la carrera mientras a los ‘Uber X’ el 25. Esa es otra de las cosas que comienzan a desmotivarlo amigo lector.

En este oficio se va a encontrar pasajeros de ‘dedo parado’ que lo tratan como ‘Jaimito’, pero otros muy decentes, amables y solidarios, a los que vale la pena transportar. Todo usuario debe calificarlo a usted pero no propiamente al terminar el servicio, en cambio, usted si debe hacerlo de inmediato, por medio de la aplicación,  luego de ´dejar a Fulano’. Dicha aplicación le pide escoger de una a cinco estrellas. El pasajero puede hacerlo después, eso sí, no le es permitido utilizar otro servicio si no lo ha hecho, y esa es precisamente otra cosa que desmotiva, porque algunos dejan eso para después, usan de nuevo el servicio después de 20 días o más, y no se acuerdan ni quien ni cuando los transportó, entonces comienza a bajar la calificación. Esas cinco estrellas y el 4.9 como excelente conductor solo se mantienen si se hacen muchos viajes y todos están calificados con 5, algo que es muy difícil, así usted se esmere por hacer todo perfecto.

Tarde o temprano usted es citado a capacitación, sea por x, sea por y, o sea por zeta. En nuestro caso, nos perdimos llevando unos mexicanos al ‘Chorro de Quevedo’, a donde hemos ido a lo largo de nuestra vida, a pie, en bus, en Transmilenio, en taxi, borrachos, en sano juicio, con novia, sin novia, con amigos, solos, en fin, pero nunca en carro y menos llevando extranjeros, y por tratar de dejarlos exactamente en el punto, (como exige Uber), y no a una cuadra, (lo cual hubiera sido más fácil), pues nos hemos pegado una perdida gracias a esos ‘informadores turísticos’, que andan con un perro, el cual sabe más que ellos, y que nos mandó por la circunvalar, (nos referimos al tipo no al perro), debimos hacer una contravía de media cuadra, en plena subida, y luego de 15 minutos llegamos al mismo lugar donde habíamos arribado anteriormente. Por supuesto los mexicanos nos reportaron por la aplicación diciendo, ¨el cuate se perdió y agarró otra ruta, desconocimiento total de la ciudad¨, además exigieron recalcular la tarifa, con toda razón. Ustedes se preguntarán amigos lectores, ¨ ¿y qué pasó con el Waze?¨, pues nos dejó tirados como otras veces, porque la cartografía en Bogotá no está actualizada y la nomenclatura peor. Por eso usted muchas veces debe ‘levantar las manos’ y decir, ¨me perdí¨. El famoso ‘Waze’ todo el tiempo ´no encuentra señal´, en cambio el ‘Google Maps’ tampoco.

Al llegar a la capacitación, sale desmotivado, primero, porque se da cuenta que debió tomarla antes de iniciar a manejar y no después, luego de cometer tantos errores. Segundo, porque siente que usted es el que debe arriesgar todo y Uber solo exige y exige. Mucha gente compra un carro de gama alta, se endeuda hasta el copete y ve que muchos trabajan con ‘Sparks’, ‘Aveos’ o ‘Swifts’. Cuando llegábamos en nuestra camioneta Renault Duster, automática 2016, la gente exclamaba, ¨yo no pedí camioneta lujosa¨, pensando que le iban a cobrar más, y nosotros le decíamos, ¨tranquila, es Uber x, no se preocupe¨, ¨ah bueno¨, respiraban tranquilos, ¨es que ahora mandan cualquier pichirilo¨

foto tomada de www.betatecno.com

Volviendo a la dichosa capacitación, le ponen reglas, compromisos, metas, lo amenazan con sanciones aquí, sanciones acá, y sale de dicha capacitación más aburrido que ‘Piojo en peluca’.

Sin embargo, usted sigue trabajando, porque en el caso de muchos, debe pagar las cuotas del vehículo adquirido. (Ese negocio solo le sirve a quien ya liberó el carro y si tiene otra entrada).

Cuando en la aplicación aparece el servicio a cumplir, usted ve el punto donde debe recoger el pasajero, y se da cuenta que el tiempo estimado no corresponde a donde usted está ubicado, (porque Uber no toma en cuenta semáforos, ni trancón, ni retenes, redadas y otros), entonces lógicamente usted no la toma y espera que otro colega la haga, ¡Ojo, craso error!, porque luego lo van a sancionar por baja aceptación de carreras. En nuestro caso nos ocurrió, expusimos los argumentos antes escritos, y nos contestaron que era mejor desconectarse a rechazar servicios, que todos se deben tomar porque usted es el móvil más cercano. En fin, cada vez se va dando cuenta usted que ser conductor de Uber no es el negocio de la vida.

El pasajero si es el bendecido, porque va seguro, a punto y a tiempo, y muy cómodo, si se le recoge, como en nuestro caso, en un vehículo de gama alta, pero el conductor es quien debe estar al volante, desde las cuatro de la mañana a diez de la noche, para hacerse 100 mil pesos, de ahí sacar 70 libres, descontando la gasolina. Por los pico y placa realmente se trabaja un poco más la mitad del mes, (eso si le mide sábados y festivos), o sea que la ganancia es de millón y medio más o menos. Realmente no se justifica el gasto de llantas y el daño de la suspensión de los carros en esta ciudad plagada de huecos por doquier. Los carros que usamos para esta crónica, perfectamente nuevos, ya debimos llevarlos a mantenimiento.

Eso sí, si usted deja de trabajar unos días, le envían mil correos diciendo ¨te extrañamos¨, pero eso ya se vuelve como una relación con una novia intensa, a la que usted ya no le cree.

Para terminar, dejando muchas cosas en el tintero, y por cuestión de espacio en el periódico, (ya nos han regañado por escribir muy largo), debemos decir que otra cosa que desmotiva, a pasajeros y conductores de Uber por igual, además de las redadas y persecuciones criminales de algunos taxistas y de retenes ilegales de policías, es la migración al sistema, de algunos conductores de amarillos, de doble moral y doble comportamiento, que cuando tienen pico y placa trabajan con su carro particular en Uber, trayendo todas las ‘mañas’ y ‘malos hábitos´ a este servicio diferente, y convirtiéndolo precisamente en lo que no debe ser, ¡nada parecido a los taxis!.

foto tomada de ocioweb.co

Mañana publicaremos la parte dos de ¨Al volante como conductor de Uber. Lo bueno, lo malo y lo feo¨.

Y los dejamos, porque está sonando el ´pitico intenso´ de la aplicación y si no tomamos el servicio nos sancionan.


P.D. Les recuerdo amigos lectores nuestra campaña:

Ahora el reto es ayudar a Wilson, paciente con retraso sicomotor severo

http://blogs.eltiempo.com/la-sal-en-la-herida/2016/02/17/ahora-el-reto-es-ayudar-a-wilson-paciente-con-retraso-sicomotor-severo/

¡Necesitamos su ayuda por favor!

Abrazo fuerte y bendiciones


giovanniagudelomancera

periodista

Tarjeta Profesional #8356 Expedida por el Ministerio de Educación Nacional

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