Santos lleva 6 años de gobierno y tiene la Guajira abandonada. La infancia muere por falta de comida y él, al parecer, no hace nada por evitarlo.
Su gobierno es de corbata y para afuera, le interesa es brillar en el ámbito internacional, pero el país no le preocupa.
Es luz en el exterior y oscuridad en nuestra tierra.
Las cifras oficiales arrojan que entre 2008 y 2013 murieron 4.112 niños en la Guajira, por desnutrición y enfermedades de la infancia, que pudieron prevenirse. La causa principal, el más grande rio de ese departamento fue ‘privatizado’, y es utilizado para actividades agrícolas y explotación de carbón por parte de multinacionales. Tres años de esas estadísticas le pertenecen a este gobierno y la cifra ya va en cinco mil, a 2016.
El ‘genio’ Alejandro Gaviria, Ministro de Salud, argumenta que «no todos los niños muertos en la Guajira han sido por desnutrición», y el Instituto Colombiano de Bienestar Familiar, (ICBF), se defiende diciendo que «los niños que fallecieron no estaban bajo la protección de ellos».
Todos se tiran la pelota, y esgrimen cinco mil disculpas, una por cada niño muerto, pero la realidad es otra.
La Guajira tiene una población de medio millón de habitantes, recibe millonarias regalías por la extracción de carbón y gas, y ese dinero se lo roba la corrupción. Lo peor, el gobierno no hace nada por impedirlo.
El problema no es solo de agua en la Guajira, ese departamento necesita vías, programas de salud integral, de nutrición, de educación, servicios públicos, generación de empleo, y vigilancia, para que sus niños no mueran de inanición.
Este gobierno se escuda, asegurando que dizque envía quince millones de dólares anuales, al departamento de la Guajira, para que sea destinado a la comunidad Wayúu, pero no vigila que esos recursos de verdad se inviertan en su bienestar.
Por donde sea, Santos peca por acción o por omisión, no basta que pida disculpas públicas, se necesita gerencia y ejecución, una verdadera intervención de ese departamento, como se está promoviendo en la W Radio.
Cuando necesitan votos, los candidatos y presidentes en vía de reelección, (debería ser en vía de extinción), visitan la Guajira, se toman fotos con las comunidades, y luego, nunca vuelven.
El Instituto Colombiano de Bienestar Familiar hace un ‘mea culpa’ diciendo, «el gobierno reconoce la gravedad de la situación y por eso adelanta acciones de corto, mediano y largo plazos con el fin de atender la emergencia y contribuir a la erradicación de sus causas», pero eso, como siempre, se queda solo en palabras.
Es tan grave la situación de la Guajira que la Defensoría del Pueblo ha calificado esa tragedia como “crisis humanitaria”.
Lo que hay en ese departamento es una verdadera hambruna, parece un país de África inmerso en el nuestro, y por esa razón la Comisión Interamericana de Derechos Humanos, (CIDH), decretó en diciembre de 2015 medidas cautelares a favor de los niños y adolescentes de ese departamento, y le exige a Santos proteger los derechos de esas comunidades, pero en lo que va de este año se puede comprobar que no se ha cumplido a cabalidad con esas medidas cautelares.
La Contraloría de la República encontró que los ‘microacueductos’, los pozos, los reservorios de agua, y los tanques de almacenamiento, financiados con recursos públicos, nunca se hicieron en su totalidad, o sea, se robaron la plata, y el gobierno central no hace una verdadera interventoría y vigilancia del dinero que se envía. No tiene idea de que se hace con él, qué se ejecuta y qué no. Su desidia es total con ese departamento.
Tuvieron que morir muchos niños para que Santos creara la famosa ‘Mesa de diálogo sobre La Guajira’, en donde anunció la entrega de 98 pozos de agua potable en la zona, pero como todo lo de este gobierno, de seguro quedará en promesas, como le pasó al departamento del Chocó.
Si bien es cierto que el cierre de la frontera con Venezuela por parte de Maduro ha empeorado la situación de los guajiros, porque antes de eso los colombianos cruzaban la frontera para comprar comida y vender sus artesanías, también es cierto que la obligación con ellos es de Colombia, no del vecino país.
Ahora bien, se le echa toda la culpa al fenómeno del Niño, que allí no llueve desde hace muchos años, pero ¡es la pobreza la que está acabando con esas comunidades!, la falta de desarrollo, la poca o nula inversión del gobierno, y el centralismo, que le crea condiciones a las multinacionales para que exploten los recursos por encima del bienestar de los habitantes, llegando al extremo de desviar los ríos y dejar sin agua las rancherías.
Santos está más preocupado en esa farsa de La Habana, en cómo conseguir recursos para el postconflicto, en ganar el Nobel de la Paz, pero con sus decisiones tardías y a medias, demuestra que le interesan poco o nada los niños de la Guajira. No han rodado cabezas, no hay culpables en la cárcel, no hay un verdadero plan de choque, todo se queda en alocuciones sobreactuadas y promesas incumplidas.
¡Si durante su gobierno murió un solo niño de hambre usted debe renunciar presidente Santos!
P.D. Nuestro querido amigo y colega Gonzalo Guillén ha realizado un excelente y conmovedor documental sobre la Guajira, llamado “El río que se robaron”, los invitamos a verlo, es sin duda, la prueba reina ante cualquier tribunal internacional de lo que acontece en nuestra hermosa Guajira, olvidada miserablemente por el gobierno de Santos, y por qué no, por los anteriores.
Bibliografía. Las 2 Orillas, El Tiempo, El Espectador, Sociedad Colombiana de Pediatría, El Heraldo, El Universal, El Colombiano, Corte Constitucional, OEA, CIDH, ¨El río que se robaron¨ de Gonzalo Guillén.
P.D. Les recuerdo amigos lectores nuestra campaña:
Ahora el reto es ayudar a Wilson, paciente con retraso sicomotor severo
¡Necesitamos su ayuda por favor!
Abrazo fuerte y bendiciones
giovanniagudelomancera
periodista
Tarjeta Profesional #8356 Expedida por el Ministerio de Educación Nacional
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