Operativos en el ‘Bronx’ – foto tomada de hsbnoticias.com

Esa intervención del ‘Bronx’ es como vender el sofá cuando su mujer le es infiel, en él, con otro. Es cierto que era necesario acabar con esa ‘olla’, pero también es cierto que la droga, la prostitución infantil, la extorsión, las rumbas ilegales de tres días, la venta de objetos robados, los reducidores, los habitantes de la calle, la explotación sexual, la venta de alcohol adulterado, entre otras actividades ilegales, están, como el slogan de Citytv, «por toda Bogotá».

Usted encuentra en las afueras de los colegios jíbaros tratando de inducir a nuestros hijos a la droga, con muestras gratis, para volverlos adictos, o proxenetas invitando a los niños y jóvenes a prostituirse. También negocios que les venden licor en las cercanías de los planteles y hampones que los extorsionan para no robarles sus ciclas y demás pertenencias.

Y eso mismo pasa en los alrededores de universidades, institutos, academias y demás, la droga, la prostitución, la extorsión, el licor, y otros tantos vicios están, para usar una frase de cajón, «a la orden del día».

En la mayoría de los barrios, sean residenciales, populares, de estrato 30 o menos cero, hay ‘amanecederos’ ilegales, expendios de droga, ‘chiquitecas’, robos, ‘vacunas’, trata de blancas, trata de personas, bandas delincuenciales, atracos a plena luz del día, ajustes de cuentas, ‘oficinas de cobro’, ‘deshuesaderos’ de vehículos y motos, y garajes donde se venden bicicletas robadas. En gran parte de las localidades se expende licor adulterado, hay casas de citas, disfrazadas con fachadas de otros ‘negocios’, y territorios vedados para los pobladores del sector.

Habitante de la calle- foto tomada de www.monografias.com

Ahora bien, el problema de los habitantes de la calle se ha extendido a la mayoría de los barrios, donde arman sus ‘cambuches’, en los potreros o caños aledaños, incluso en los andenes principales o cerca de los colegios. Aunque algunos son inofensivos, otros, por su adicción y enfermedad, son agresivos y peligrosos para la comunidad en general.

Todo lo antes descrito pasa en muchas ocasiones ante la mirada atónita y pávida de la gente y en muchos casos la ineptitud y ‘tolerancia’ de la policía y la autoridad en general.

Dicho todo esto, no es solo ‘interviniendo’ ollas como el ‘Bronx’ como se erradica el problema, porque ese sitio refleja la radiografía exacta de lo que es Bogotá, es un modelo a escala de la inseguridad de la capital.

Inseguridad en Bogotá – foto tomada de miblogota.com

Si a todo eso le sumamos los atracos a plena luz del día en las estaciones de Transmilenio, en los articulados y en los ‘maquillados’, y ‘repotenciados’ buses del SITP, pues el asunto es más grave. Además, los ‘paseos millonarios’, los robos de celulares, los piques ilegales, los carros fantasmas conducidos por borrachos, y las motos que invadieron las calles de Bogotá convirtiéndola en un Palmira o un Girardot. Como las entregan con 50 mil pesos y las venden en cualquier panadería, esos vehículos son una amenaza para conductores de automóviles y peatones, porque la mayoría invade los carriles, transita irresponsablemente, hace maniobras imprudentes y raya y golpea carros a diestra y siniestra, y luego se ‘vuela’. Como estas motos tienen poco o ningún control, ni sanción, hacen lo que se les viene en gana por la ciudad. En algunos de estos vehículos de dos ruedas se cometen atracos y ‘ajustes de cuentas’ a la luz del sol y sin la oportuna reacción de la policía. Es importante anotar que las ciclas de motor también se han convertido en otro ‘atropello’ para el ciudadano de a pie y el que va en cuatro ruedas.

Esta administración está persiguiendo a los vendedores ambulantes pero eso es buscar ‘la calentura debajo de las sábanas’, si bien es cierto que en muchos de estos puestos se vende droga y licor adulterado, en otros se expende mecato para el transeúnte desprevenido, y es el sustento de muchas familias de bien.

En conclusión, no es con modelos neoliberales, ‘fascistas’, represivos o temerarios como se recupera la tranquilidad de una ciudad, no es a sangre y fuego como se erradica la descomposición social. Aceptamos que la autoridad es el principio de todo ordenamiento social, pero los problemas son más de fondo, se debe trabajar en macro proyectos de rehabilitación integral para toda la ciudad y municipios aledaños, el progreso no es solo cemento, es llevar empleo, igualdad de oportunidades, estudio, deporte, arte, cultura, seguridad y apoyo en general a todos los barrios, populares, de estratos bajos, de clase media y de estrato 60. El desarrollo es acabar las fronteras entre las localidades, es dejar de estigmatizar o de rotular, es ‘aperturar’, incluir, es la diversidad, es gobernar para todos.

Que no nos quedemos con la ‘espectacularidad’ de esos operativos como la recuperación del ‘Bronx’, que la intervención sea para toda la ciudad, porque si ese ‘Bronx’ era una ‘olla’, la capital es otra ‘olla’, pero de presión.

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