Gracias a Juan Manuel Santos y a su farsa de proceso de paz, en adelante los colombianos tendremos que ver a los asesinos narcoterroristas de las FARC haciendo política, con esas manos manchadas de sangre por haber matado miles de colombianos. No pagarán un solo día de cárcel, no hay certeza cómo, cuándo y dónde entregarán las armas, y si repararán a sus víctimas, no se tiene claro nada, pero lo que sí es evidente es que el presidente les regaló todo, les entregó todo en bandeja de plata para que hagan lo que les venga en gana.
Santos por el afán de su premio Nobel pasó por encima del Ejército, lo humilló al extremo, pisoteó al pueblo, negoció el país a espaldas de los colombianos, a punta de mermelada compró medios de comunicación, congresistas, senadores, para impulsar esa farsa de plebiscito, le untó la mano a todo el que tiene poder para hacer su campaña de desprestigio en contra de los que no queremos este proceso impregnado de impunidad. Pactó con las FARC perseguir a quienes no estén de acuerdo con este acuerdo, ¿o sea que nos van a exterminar a los que no creemos en esta payasada?
Ver a Timochenko y a los demás asesinos narcoterroristas de ese grupo criminal en el Congreso, o como candidatos presidenciales es humillante para sus víctimas, igual que ver cómo no van a prisión por sus crímenes de lesa humanidad.
Santos se salió con la suya, quebró el país comprando conciencias con el dinero del Estado, vendió esa mentira de proceso de paz y dejó a Colombia en la hecatombe. Esa frase que dizque «es mejor tenerlos en la política que disparando un fusil», no aplica para esos criminales narcoterroristas, primero, porque esos cobardes no saben disparar ni una pistola, ordenan matar que es diferente, segundo, porque a ellos se les debe combatir y no entregarles el poder, y tercero, porque la sangre de miles de colombianos no puede ser tapada por la tierra de campamentos veredales plagados de impunidad.
Santos ha sido el peor presidente que hemos tenido, muchas promesas incumplidas, con la economía quebrada, con el peor hueco fiscal gracias a que malgastó en mermelada, gobernó para afuera, pero adentro, acabó con la clase media, le entregó el país a la guerrilla, dejó y aún deja morir de hambre niños en la Guajira, desprestigió las Fuerzas Armadas, humilló a las víctimas de los narcoterroristas de las FARC, siempre pensó en beneficio propio, y aún le queda tiempo para seguir acabando con Colombia y con las Instituciones.
Lo que le espera a Colombia con ese post-conflicto es como decir que «salió más caro el remedio que la enfermedad».
A pagarle a los reinsertados sus sueldos con nuestro dinero, a mantener a los cabecillas de ese grupo narcoterrorista en sus fincas y a soportar verlos en la política, mientras sus víctimas lloran sus muertos y los colombianos de bien sobrevivimos en un país sin oportunidades, sin justicia social, sin salud y sin memoria.
Y no somos enemigos de la paz o amigos de la guerra, no queremos la impunidad, no aceptamos el país en manos de esa guerrilla asesina y no toleramos un presidente narciso, egocéntrico, egoísta, populista, incoherente con lo que piensa dice y hace. Un mandatario con miles de contradicciones, falacias y malas decisiones que mañana los colombianos tendremos que lamentar.
P.D. Acá estamos señores de las FARC, ¡No les tenemos miedo!
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giovanniagudelomancera
periodista
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