Hoy cedemos nuestro a espacio a otra triste víctima del fleteo. Su esposo Manuel nos cuenta, de su propio puño y letra, la conmovedora historia, y les pide ayuda a los lectores de ‘La Sal en la Herida’. ¿Hasta cuándo los colombianos debemos soportar esta modalidad de robo que solo destruye vidas y familias enteras?
«Ese día estábamos compartiendo en familia, estaban mis hermanos y cuñados, fue el domingo 14 de febrero de este año, eran las 10 de la noche aproximadamente, una de mis hermanas ya se iba y tenía el carro en la casa de al lado, donde un vecino. Ella salió con un cuñado, mi sobrino y el dueño de la casa donde tenían el vehículo, entraron al parqueadero. Mi esposa Adriana se quedó en el portón de la casa, recibió una llamada y pasó al andén de enfrente, yo estaba en el primer piso, con el resto de mi familia, y la puerta estaba entre abierta, cuando escuchamos el primer disparo; sonó muy suave, como si no hubiera sido un disparo, y a los 3 segundos sonaron dos más. Salimos a mirar qué había pasado y vimos a mi esposa tirada en el piso, y los ladrones iban corriendo, pero ya lejos. Yo pensé que Adriana estaba muerta, porque tenía un hueco en la cabeza, con mucha sangre. Salí corriendo detrás de los tipos, esa fue mi reacción, pero no logré nada, sentía que me iba a desmayar, cuando me devolví, ya ella estaba en una patrulla, la subieron y se la llevaron, todavía respiraba. Ella dice que cuando la robaron los ladrones bajaban peleando, que ella no tuvo tiempo de nada, solo le pidieron el celular y ella les dijo que no, y le dispararon a quema ropa. Un disparo le atravesó el cuello y el otro un pulmón. El parte médico era lo peor, según ellos, ella no viviría, pero gracias a Dios sobrevivió, pero quedó muy mal.
El diagnóstico es trauma raquimedular, de nivel C 6, paraplejia. Los médicos dicen que es muy difícil que ella vuelva a mover las piernas y las manos, y que con terapia y dedicación, tal vez pudiera tener control del tronco. Con la voluntad del Señor sé que vamos a salir adelante, necesitamos mucha ayuda por parte de alguna buena Fundación de Rehabilitación, porque la EPS es muy deficiente, y todo son trámites y problemas. Ella aparece como beneficiaria, ya que cuando le pasó eso estaba desvinculada laboralmente, trabajaba en una empresa de ‘Outsourcing’, 472, como Auxiliar de Gestión Documental, (ella es Técnico en Auxiliar Administrativo), y el 31 de diciembre pasado se le acabó el contrato. Esa empresa le prestaba el servicio a la Unidad para la Atención y Reparación Integral a las Víctimas, y esa Unidad le pidió a mi esposa que siguiera trabajando, mientras le renovaban el contrato, y que cuando saliera, ellos le reconocían el tiempo, pero desafortunadamente pasó esta tragedia y dicha empresa ya no quiere responder por nada, porque fue un contrato de palabra. Hemos radicado muchos derechos de petición, tutelas, y nada ha pasado. En este momento estoy poniendo una demanda en un Consultorio Jurídico, pero eso es demorado. En la casa mi esposa se la pasa con la mamá todo el día, siempre acostada, porque mi suegra no tiene la suficiente fuerza para sentarla en una silla, o moverla a otra parte, solo la cambia de posición para que no se le formen escaras en el cuerpo, y yo solo puedo estar en las noches, cuando llego de trabajar. Los hermanos y primos se rotan para hacerle algo de terapia o movimiento corporal en la noche, pero no van muy seguido, porque andan ocupados. Mi esposa está muy deprimida pero toca llevar la vida con paciencia. Tenemos tres hijas, Nicol, de 9 años, y las mellizas Daniela y Gabriela, de seis».
El hecho ocurrió en el barrio Atenas, de la localidad 4 de San Cristóbal. Manuel es mensajero, tiene 30 años, no gana mucho, Adriana tiene 27.
Como sabemos de la generosidad y solidaridad de nuestros lectores, que ya ayudaron a Jaimito en un caso parecido, (Misión Cumplida, ¡Jaimito ya tiene cama y silla de ruedas eléctricas!), y están colaborando con Wilson Tibaquirá, labor social que aún no llevamos a la meta, (Wilson necesita urgente silla de motor y escuelita Sala de Informática), solicitamos su ayuda para esta hermosa familia, que quiere sobrellevar esta tragedia, mejorar su calidad de vida, y dar vuelta a la página, para continuar sacando adelante a sus hermosas hijas.
Dicha ayuda consiste en comprar una cama hospitalaria eléctrica, una silla de ruedas de motor, (las dos por un costo aproximado de 20 millones de pesos), además de suplir sus necesidades más urgentes, como gastos de transporte para sus citas médicas, cremas, la pensión del colegio de las niñas, ayuda económica y material de todo tipo, entre otras prioridades. Además, un Centro de Rehabilitación muy bueno y la asesoría jurídica necesaria.
Quienes en verdad estén dispuestos y puedan ayudar por favor comunicarse al correo giovannetti2@hotmail.com
No se olviden amigos lectores:
Seguimos en nuestra campaña para ayudar a Wilson
y
Ayúdanos a regalar una Sala de Informática para una escuelita
¡Necesitamos su ayuda por favor!
Abrazo fuerte y bendiciones
giovanniagudelomancera
periodista
Tarjeta Profesional #8356 Expedida por el Ministerio de Educación Nacional
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