No es posible que en lugar de desarmar a los terroristas de las FARC se les dé trabajo como escoltas en la Unidad de Protección de Víctimas.
¿Qué dirán aquellos ciudadanos de bien, que nunca han secuestrado, extorsionado, robado, violado, asesinado, traficado con estupefacientes, abusado de mujeres, niños o reclutados menores de edad?, o peor, ¿qué dirán aquellos escoltas que por una u otra razón están desempleados y que ven cómo quienes han desangrado el país durante más de 50 años se quedan con su oportunidad laboral?
Como siempre este gobierno todo lo niega, todo lo incumple y todo lo tergiversa, y asegura que de los 1.200 empleos como escoltas en la Unidad de Protección Víctimas no todos son para los reinsertados de las FARC, y que supuestamente es una convocatoria abierta, lo cual es totalmente falso, obviamente los guerrilleros tendrán prioridad en esos cargos dizque de ‘libre nombramiento y remoción’.
Es un muy mal mensaje que manda Santos al pueblo colombiano con sus actos, pues se entiende entonces que ser malandro paga, y que ser un buen colombiano no.
El argumento del gobierno es que a los señores del Secretariado los debe cuidar gente de su entera confianza, para evitar otros asesinatos sistemáticos, como le pasó a la Unión Patriótica. Nosotros somos los primeros en exigir protección para esos terroristas ahora ‘reinsertados’, pero no estamos de acuerdo que se les dé trabajo con armas, hay mil formas de ponerlos a producir, en construcción, en carreteras, en granjas, en el aseo, en muchas actividades, pero es absurdo quitarles los fusiles en ese ‘proceso de paz’ y luego volverlos a armar.
La población civil no le tiene confianza a esos señores de las FARC, ni a los cuadros ni a los rasos, y mucho menos los quiere armados.
Otro argumento que esgrime el gobierno es la ‘tolerancia’, que la paz ‘tiene un costo’, que hay que ponerlos a hacer algo, pero ¿por qué debe ser arriesgando la seguridad de las personas de bien?, ¿por qué se le debe castigar al ciudadano ejemplar quitándole sus oportunidades laborales y sacrificando su seguridad personal y la de sus familias, convocando y nombrando estos guerrilleros en esa Unidad de Protección de Víctimas?
Poco a poco nos daremos cuenta de todas las concesiones que hizo Santos en La Habana para satisfacer sus egos personales, como ese famoso Nobel que le regaló Noruega, y poco a poco veremos hasta dónde ese ‘fast track’ le alcanza para cambiar la constitución nacional a ‘pupitrazo’.
Cada día amanecemos con una sorpresita más. El presidente negó una y otra vez que estos señores reinsertados fueran a ganar un millón ochocientos mil pesos, y ese es precisamente el salario que se les pagará como escoltas, mientras que muchos colombianos escasamente ganan un mínimo y no han matado a nadie.
Y que no nos tachen de amigos de la guerra por defender los intereses de los colombianos de a pie, todos queremos paz, pero no a este precio que el gobierno nos pone cada día.
Que les busquen a esos señores ‘farianos’ trabajo donde se la ganen a pulso y sudando, no cuidando a sus exjefes o amigotes. Como dicen las señoras «faltaba más».
No podemos permitir que Santos y su séquito de escuderos, como Cristo, Barreras, Cárdenas, hagan lo que les venga en gana, y le quieran meter goles al pueblo a estas alturas del partido, estamos a tiempo de impedir que se pasen por la faja la constitución y las leyes, a punta de esa mermelada que quebró el país, la economía, aplastando la moral, la ética e incentivando la corrupción.
Ni en el campo ni en la ciudad la gente quiere guerra, pero tampoco tolera que sus victimarios sean premiados con trabajos, subsidios, protección, y toda clase de prebendas, mientras ellos, nos referimos de nuevo a los colombianos juiciosos, vean que se le castiga por jugar limpio.
¡En Colombia ser pillo paga!, y ni siquiera pillo, ser delincuente, traficante, asesino, entre otros roles criminales.
¡El monopolio de las armas debe ser del estado y no de los delincuentes!
Cambiando de tercio, y continuando con estos temas de actualidad nacional, nos asaltan tres dudas, ¿Por qué se ‘patrasió’ el fiscal Néstor Humberto Martínez con lo de Odebrecht y los dineros que entraron a la campaña Santos, tirándole la pelota al Consejo Nacional Electoral, donde seguro no va a pasar nada?, ¿Por qué ‘Noño’ Elías implicado y Santos ni siquiera salpicado? y ministros y otros funcionarios públicos en campaña ¿y dónde está el procurador?
P.D. No se olviden de nuestras campañas benéficas que necesitan de su ayuda urgente amigos lectores:
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giovanniagudelomancera
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