Como todo en este país, ahora la moda es hablar del ‘juego de la ballena azul’, de los 50 retos antes de llegar al suicidio, y de cómo debemos prevenir a los niños de caer en este peligro, pero tal como lo escribimos en una columna, Somos ‘el país del día después’, ¡nunca prevenimos nada! solo tomamos medidas cuando ya unos niños han muerto. Particularmente, nosotros, cuando nos enteramos de ese ‘juego’, que viene ‘Desde Rusia con Horror’ emulando un título de una película del ‘Agente 007’, ‘James Bond’, lo compartimos en nuestras redes, pero nadie se preocupó, y cuando ya los medios hicieron amarillismo y sensacionalismo de eso, entonces si se volvió ‘viral’.
La pregunta es, solo hasta que todo el mundo hable de ‘la ballena azul’, y solo hasta que los medios publiquen y ‘ganen rating’, oyentes, televidentes y lectores, con las muertes de los niños abusados, violados, agredidos, violentados, torturados, masacrados, etc. ¿es cuando debemos prevenir?
La disculpa es culpar al Estado, pero ¿qué estamos haciendo como padres, hermanos mayores, tíos, y demás familiares, para proteger los niños?
Les regalamos un celular de alta gama antes que sepan hablar bien, y también un portátil o una Tablet que ni siquiera les cabe en la maleta del colegio. Les damos acceso a internet comprándoles plan de datos, e ilimitado, en la casa con el wifi. En el directv, o cualquier sistema de cable, les permitimos ver toda clase de películas, el ‘control parental’ nunca lo ponemos en práctica. Mientras dormimos, ellos chatean hasta altas horas de la noche no sabemos de qué, ni con quién, ni por qué. Vemos su ‘inocente’ perfil de facebook, pero no sabemos que pueden tener uno, dos, o hasta tres perfiles diferentes, en donde si desarrollan su verdadera personalidad, y donde son contactados por estas redes de prostitución, trata de personas, expendedores de drogas, sectas satánicas, abusadores, acosadores, chantajistas, extorsionistas, incitadores a ‘juegos’ como la ballena azul, entre otras bandas criminales.
Por miedo a que nos demanden por atentar con ‘su libre desarrollo de la personalidad’ no les pedimos contraseña de sus dispositivos ni de sus redes sociales, los dejamos ir a cuanta fiesta ‘reguetonera’ los invitan, rumbas de menores de edad donde adultos miserables se lucran vendiéndoles licor y drogas, no les ‘esculcamos’ su cuarto ni sus cosas porque si se enteran salimos regañados y cuestionados por ‘violar su intimidad, y lo peor, la autoridad como padres la perdimos desde el mismo día cuando nos volvimos permisivos, alcahuetas., tolerantes, miedosos y complacientes.
Por andar trabajando como mulas, los dejamos al ‘cuidado’ de cualquier persona, y cuando decimos cualquier persona, puede ser uno de esos familiares que por la cercanía, confianza y ‘bacanería’ termina haciéndoles daño, daño que ellos callan y exteriorizan en muchos casos con el suicidio.
Entonces dejemos de ser mediáticos y pongamos en práctica un plan prevención para salvar a nuestros hijos de tanto peligro, estamos a tiempo. Y el riesgo no solo está en las redes sociales, está en la puerta de los colegios donde les venden la droga, incluso dentro de las instituciones. Al acecho están todos aquellos desalmados que se ‘meten’ a las casas sin ser invitados, con cualquier disculpa, aprovechando que están solos y que son vulnerables.
No tengamos miedo de ejercer nuestra autoridad como padres, y no hablamos de castigo físico, hablamos de poner límites a ese ‘libertinaje’ en el que ellos viven. Dejemos de trasladar culpas al familiar, al vecino, al docente, al alcalde, al presidente, al Estado. Si bien es cierto que en Colombia no hay una verdadera política de protección y cuidado del menor, los primeros garantes de su integridad física y emocional somos nosotros como sus progenitores.
Así como se meten ‘micos’ en el Congreso y ‘Elefantes’ en la Casa de Nariño, no dejemos que ‘Ballenas Azules’ entren nuestros hogares para hacerle daño a nuestros hijos, pero cuando hablamos de esos animales, nos referimos a todos esos aberrantes seres humanos de dos patas que buscan como dañar a los niños y jóvenes.
El ICBF, en cabeza de Cristina Plazas, hace mucho para proteger al menor, también la Policía Nacional con su departamento de Protección a la Infancia y a la Adolescencia, y la división para combatir Delitos informáticos, pero la seguridad empieza desde casa, y los medios de comunicación debemos autocensurarnos, y dejar de entregarles, en bandeja de plata, todas las tentaciones y peligros publicando todo aquello que se vende o genera rating.
Y todas aquellas figuras públicas del deporte y de la música, entre otras, las cuales ellos admiran y las convierten en sus ídolos, deberían entender que son un ejemplo para los niños y jóvenes, y que se deben comportar a la altura. Los niños copian lo que ven, y si esas estrellas se dedican a componer y cantar letras ‘basura’, donde agreden a la mujer, incluso al hombre, donde incitan a la promiscuidad, a las drogas, al licor, y a la violencia, pues eso será lo que ellos tomarán como modelo. Si los deportistas dentro y fuera de las canchas, de las pistas, de las carreteras, por no decir más escenarios, se agreden física y verbalmente con sus colegas, muestran hábitos malsanos en su vida diaria, pues eso será lo que sus ‘jóvenes’ hinchas pondrán en práctica.
Y si los canales nacionales ‘privados’, ‘mercachifles’, vulgares, agalludos, sensacionalistas, amarillistas, les pasan series como la de ´Popeye´ o cuanto traqueto existe o existió, pues ese será el modelo de comportamiento que ellos harán suyo, y creerán, equivocadamente, que ‘ser delincuente paga’ y que el dinero fácil es permitido.
Este es un llamado para que, como padres, hermanos, familiares, vecinos, amigos, docentes, profesionales, personas del común, medios de comunicación, autoridades, políticos, etc. nos pongamos la mano en el ‘considere’ y empecemos desde ya a cuidar a los niños y adolescentes, que pongamos en práctica una campaña de prevención mancomunadamente, que la justicia investigue y castigue ejemplarmente a quienes abusan y matan a nuestros menores, que estos depravados paguen cárcel hasta el último día de sus vidas, sin derecho a un segundo de rebaja, y por qué no, que se establezca la pena de muerte para estos miserables que no merecen vivir.
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giovanniagudelomancera
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