Marchas en Bogotá – foto EL TIEMPO

Si bien es un derecho protestar y está contemplado en la Constitución de Colombia, Artículo 37: Toda parte del pueblo puede reunirse y manifestarse pública y pacíficamente. Sólo la ley podrá establecer de manera expresa los casos en los cuales se podrá limitar el ejercicio de este derecho, también es cierto que el palo no está para cucharas y que, en este pico tan alto de pandemia, con tendencia a empeorar, sería una irresponsabilidad manifiesta salir a marchar, a propagar el virus o a contagiarse.

El Florero de Llorente, entre muchos otros, muy respetables, es la reforma tributaria. Estoy seguro que de 10 colombianos 9 no la han leído y repiten como loros que ‘No’, sin derecho a conciliar ni a ponerse de acuerdo en comisiones, de Senado y Cámara y/o partidos políticos.

Es un hecho que Colombia necesita una reforma, lo sano no es hundirla, es discutirla, socializarla y aprobarla luego de mejoras en un consenso.

Aglomerarse y movilizarse empeoraría las cosas, no para los que quieren sacar ventaja de esta coyuntura como Petro y Bolívar, entre otros oportunistas, que llaman por redes sociales al paro indefinido sin importarles el riesgo que corren las personas que salgan a la calle.

Y en ese bus de generar caos, otros politiqueros se han subido, así como ‘activistas’ y supuestos ‘representantes’ de la sociedad para sacarle provecho personal a la situación.

El presidente Duque ha asumido un costo político presentando esa reforma, hubiera podido no hacerlo y quedar bien con la opinión pública, lo que nadie se pone a pensar, especialmente los agitadores del paro, es que fue Juan Manuel Santos quien dejó empeñado y quebrado el país, con ese famoso y fallido ‘acuerdo de paz’ y con la reelección.

Si hubo mermelada en algún gobierno fue en los ocho años de Santos y ahora Duque debe pagar por ello.

Los malos perdedores como Petro y Bolívar, entre otros, sacan ventaja de la crisis económica, y si no es que proponen medidas absurdas como imprimir más billetes, entonces desde su celular azuzan a los ingenuos para que se pongan en riesgo en las calles mientras ellos están en la comodidad de sus casas.

Los problemas del país no se solucionan con marchas en momentos inoportunos, se solucionan con diálogo, con acuerdos, discutiendo los proyectos de ley, mejorándolos y dándoles luz verde.

Entiendo el malestar de los colombianos con muchas situaciones que están ocurriendo, desempleo, inseguridad, pandemia, pero no todo se le puede atribuir a Duque, no podemos tener memoria selectiva ni actuar como borregos porque sencillamente los ‘salvadores de la patria’, los ‘mesías’, nos mandan a la calle a marchar. Ni los presidentes de sindicatos, ni de organizaciones sociales, ni de ONG, ni los politiqueros de oficio nos van a ir a visitar a las UCI cuando estemos intubados.

Hay otras formas de protestar, por los medios de comunicación, que ya tienen espacios abiertos para eso, por las redes sociales, enviando representantes de asociaciones y gremios a hablar con el gobierno, generando un gran acuerdo nacional donde esté la academia, el sector privado, el público, los empresarios, los empleados, en fin, todo el que quiera, y lograr acuerdos que nos saquen de este atolladero, pero no es echándole más leña al fuego como se va a solucionar todo esto.

Que nadie nos maneje a su antojo para catapultarse en encuestas, no pongamos en riesgo nuestra vida ni la de nuestros seres queridos, el covid-19 está en su fase más agresiva y no vale la pena ir a buscarlo por ir a protestar, en la mayoría de los casos, sin conocimiento de causa.

Giovanni Agudelo Mancera

Periodista


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