Tengo un leve empute, sumado a una rabia canina con virus baboso y algo de decepción. ¿La razón? Pues luego de estar casi tres meses por estas tierras australianas, donde tratamos de alejar un poco el fantasma de la inseguridad que lamentablemente nos aqueja, aquí nos ha tocado vivirla.
El viernes pasado por una situación externa climática – estaba cayendo un aguacero tremendo- opté por dejar mi cicla al frente de la escuela, con el casco y su respectivo candado, atada a una señal de tránsito. En Sydney, y supongo que en toda Australia, es común que los ciclistas dejen sus bicicletas en postes, señales de tránsito o parqueaderos especiales para éstas; tan solo las aseguran con un candado y listo. Sin embargo, cuál sería mi sorpresa cuando al otro día fui a recogerla y ¡chispas! ¡zambomba! ¡recórcholis! , no estaba!
Entonces me hice esta pregunta ¿y dónde putas está mi cicla?. Pues sí, me la robaron. Aunque por un momento me ilusioné y pensé – bueno estamos en Australia, seguramente la policía la tomó por haberla dejado parqueada toda la noche, etc… etc… Aunque no era la primera vez que dejaba la bicicleta toda la noche. Definitivamente buscando excusas estúpidas pues aún me resignaba a creer que en una calle tan transitada de Australia como lo es Oxford Street, mi bicicleta había desaparecido.
A la fuerza tocó hacer de tripas corazón y asumir la pérdida del caballito de acero. Hacerle un pequeño homenaje a aquella amiga con la que compartí días de trabajo, lluvias torrenciales, vientos que tumbaban y una que otra disputa con más ciclistas.
En fin, la bicicleta había desaparecido. Como estamos en un país extraño y empujado por la malicia indígena de la cual aún no me desprendo, decidí ir a la estación de policía pues me inquietaba pensar qué podría hacer un malandro con esa bicicleta; según pude averiguar en ocasiones algunos personajes llamados localmente «junkies» o «jóvenes basura», llamados así pues van por la vida sin saber para dónde coger, todo les vale mierda y le buscan problema a medio mundo, salen en las noches y si ven una bicicleta dando papaya se la roban, la cogen a patadas o la desvalijan; y así hacen en varios sitios, como en los trenes, los buses y otros sitios donde uno encuentra sus huellas: grafitis, basura o monumentos dañados por estos personajillos del bajo mundo.
Otra hipótesis de personas que ya llevan su tiempo viviendo aquí es que algunos drogadictos roban las bicicletas para regalarlas por algunos dólares o lo que les den, y así poder alimentar su vicio. En definitiva, el «primer mundo» me daba la bienvenida, como decía mi amiga, la ballesticas.
En la estación de policía me hicieron un interrogatorio como si me hubieran robado un Ferrari, e intuí que de pronto al hacer tantas preguntas era porque allí la tenían y buscaban verificar que era el dueño. Presenté recibo de compra, cédula, fotos, pasaporte, mejor dicho, sólo faltaba el dato del kilometraje o cuándo le había hecho el último cambio de aceite. Al final del interrogatorio me dijeron «Haremos el informe y lo llamaremos para darle el número del mismo». ¡Plop!
Aún no lo creía, pero había pasado. Algunos amigos y gente cercana no lo creían, pero definitivamente había sido una piedra negra en el camino. Y lamentablemente había vuelto en mí el síndrome de no dejar nada «por ahí». Estaba comenzando a confiar, incluso algunas veces había dejado mi computador portátil en la biblioteca de la escuela y no había pasado nada. Comenzaba a creer, y zas!!
Narré la historia varias veces a personas cercanas, y bueno había aprendido la lección. Incluso alcancé a sentir algo de culpa por haberla dejado toda la noche allá.
Listo, asumimos la pérdida. Por el momento comencé el proceso de buscar otra bicicleta para reponer la robada. Aquí es muy beneficioso tener una pues se ahorran varios dólares en transporte y cumple uno con su cuota de ejercicio.
Luego de varios días y creyendo haber superado el incidente, cierta mañana nos levantamos para ir a la escuela. Juanito salió media hora más temprano, pues yo tenía el último día de clase y la escuela había preparado un barbecue en la playa. Juanito se despidió como de costumbre. Yo ya estaba frente al computador organizando unos trabajos para Colombia, cuando de pronto sentí que Juanito había regresado.
Inocentemente pensé que había olvidado algo, cuando abrió la puerta y simplemente pronunció «Luchito, me robaron la cicla». ¿Qué? No sea tan hijue!! ¿Otra vez?. Nos mordió el marrano y por partida doble. Pues sí, bajé a mirar y efectivamente habíamos sido víctimas por segunda vez de estos hamponcitos que no lo pueden ver a uno juicioso trabajando para buscar la papita diaria.
En esta ocasión, la ratita no pudo desarmar el candado, pues tenía signos de ser forzado, entonces no tuvo problema en desarmar la rueda trasera y dejarla ahí para llevarse el resto de la bicicleta.
Obviamente siendo realista uno es consciente de que fue un hecho aislado, que este es un país seguro en muchos aspectos, pero da mucha rabia que haya pasado dos veces, y más cuando necesitamos las bicicletas. He aprendido a no pensar tanto en el dinero y ser más desprendido, pero la pérdida fueron casi 500 AUD.
En fin, ya conseguiremos otras, o como dijo un gran amigo que conocimos aquí.
Todo en la vida pasa por algo, a lo mejor no nos convenía tener más esas bicicletas. ¿Será cierto? , ¿Será que ya es hora de comprar carro?.
Seguiremos rodando por este país…
Cambiando de tema, por estas épocas navideñas, las cuales aquí no es que se vivan en grandes derroches de luces y novenas, por lo menos en la ciudad.
Me han dicho que en los suburbios se prende más la fiesta. Aprovecho la ocasión para agradecer a todas las personas que en algún momento se cruzaron por mi camino y me apoyaron para poder estar aquí.
A todos mis amigos les doy las gracias y les deseo lo mejor; a mis enemigos también, que sigan haciéndome la vida difícil para buscar nuevas formas de enfrentarla, pues como decía mi gran querido profesor Fernando Cvitanic, en alguna clase sobre liderazgo, que aquel que le cae bien a todo el mundo, está condenado al fracaso.
Este año ya pasa y hay cosas que debemos dejar atrás, no seguir en algunos círculos cansones y dañinos, esperando cosas que nunca van a llegar, o buscar estar vinculado a personas que no quieren estar vinculados con nosotros. Hay que cerrar círculos, dejar ir, respirar, y dejar pasar.
No olvidemos también romper las reglas de vez en cuando. Qué aburrida la vida cuando todo se programa, cuando se hace lo mismo de 8 a 5, o cuando siempre se pide el mismo combo en McDonalds. ¿Siempre me pregunté por qué todos los días se va de corbata al trabajo? ¿Qué se nos pide, corbatas multicolores o ideas multifuncionales? . Luis Obregón, no me regañe muchacho.
Todo lo que uno quiere hacer en la vida, lo puede hacer. No hay barreras físicas, sólo mentales. El poder de la mente es impresionante.
Nunca digan NO PUEDO, ES IMPOSIBLE, NO CREO QUE LO LOGRE, pues el cerebro se cree eso y de ahí no los saca nadie. A pesar de las posibles dificultades que nos presenta la vida, hay que ser positivo; así un día se levanten y les hayan robado las bicicletas.
Pensar siempre en grande, y no ser amarrado con el dinero. En la medida en que hagamos circular el dinero, así mismo éste regresa.
Si uno busca siempre lo más barato, el 2 por 1, ir a comprar al totazo o al hiperzapatazo, así vivirá toda la vida pues el dinero sólo le fluirá para eso. Si quieren comprar algo que vale más de lo que ganan, nunca digan: NO ME ALCANZA. Simplemente pregúntense qué deben hacer para conseguirlo; el cerebro comenzará a producir ideas.
Póngase metas para el otro año, pueden ser poquitas, unas 32 para comenzar. Escríbanlas donde siempre las vean y se las estén recordando. Comenzando desde las pequeñas, las que se pueden lograr en unos días, o en unas horas. Pedir siempre el favor, y dar las gracias. Sonreír.
Hacer algo por los demás – ojo, que no sea mantener- No me odien, pero cuando se ayuda a alguien siempre, eso genera dependencia. Siempre buscarán ayuda en ustedes, y eso ata a las personas, mata cerebros y cuando usted diga NO, se gana enemigos.
Aprender algo todos los días. Yo ya sé decir hola y adiós en chino. Se lee «nijao» y «saiyien»
Bueno, perdón el desorden de ideas, pero quería expresarme…
Algunas encuestan dicen que somos el país más feliz, con dos océanos y las mujeres más
lindas. Llenos de recursos naturales. Miles de especies en flora y fauna. La gente más
linda, amable, trabajadora y frentera.
Tenemos todo el potencial para ser un país avanzado. Para estar más cerca de ser una
sociedad incluyente, igualitaria, desarrollada y sobre todo en paz.
Entonces ¿por qué estamos tan lejos de serlo?
En este blog encontrará parte de la respuesta.
No apto para chovinistas, personas con enfermedades cardiacas o quienes todavía viven
en una burbuja azul.
Si lo lee y desea insultarme, hágalo con buena ortografía, por favor.
Estoy en Twitter @donluiseduardo
Y en Facebook facebook.com/donluiseduardoquintero
Con esta pregunta siempre me enfrentaba mi señora madre cada vez que regresaba a casa, ya habiendo desperdiciado mi sueldo en bebida mujeres y bailando, como dice el gran Diomedes Díaz. Pues bien, quiero hablarles un poco del costo de vida en Australia. Creo que más de...
Aún recibo bastantes correos de personas interesadas en la aventura por tierras australianas, ya sea por turismo, por sacar una residencia y una ciudadanía, por ir a estudiar, etc. Son miles de motivos, miles de ilusiones y lamentablemente aunque quisiera no tengo todas las...
-Hello, Luis is speaking- -Qué hubo. Le tengo un trabajito. Es algo sencillo, una oficinita y unos baños. No le toma más de tres horas- -De una-¿A cómo paga? -A doce hermano. En cash. Usted sabe, la «situa» está dura y no hay mucho trabajo. -¿Doce? ¡Uy! no hombre....
Recuerdo que hace algunos años tuve la oportunidad de dictar algunas clases sobre el tema que manejo: Medios digitales. El profesor encargado de la materia dictaba estas clases en inglés y cuando tuve que reemplazarlo intenté hacerlo, con resultados desastrosos. Nunca había...
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