Cerrar Menú Blogs
Las opiniones de los blogueros son de su estricta responsabilidad y no representan la opinión de este portal.
Profile image

Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

Seguir este blog

Reflexiones de un experimentado fanático del fútbol

DSC01498Alejandro Tadić tiene 93 años. Aunque algunas de sus extremidades le fallan, sus cinco sentidos parecen los de cualquier joven. Su memoria está intacta y llena de inmensos recuerdos. Vivencias de su infancia en Bolivia, su juventud en Santiago de Chile y Buenos Aires, y de sus más de 60 años en Colombia; país en el que vivió en diferentes ciudades. De todas sus aventuras y anécdotas no hay nada que lo emocione más que hablar de fútbol; lo que es para él el buen fútbol.

Hoy en día Alejandro es un aficionado de la televisión; como cualquier niño, joven, adulto, hombre o mujer en el mundo. Se le puede olvidar pagar su cuota de la administración o algún servicio público, pero nunca su televisión por cable. A su edad, el fútbol se convierte en su actividad principal de la mañana, del medio día y de la noche; muy frecuentemente su única actividad durante semanas en su apartamento de 80mts al norte de Bogotá. La Champions League es una institución, la Copa Libertadores una devoción y la Copa del Mundo una ilusión. Un campeonato que lo motiva a seguir viviendo el buen fútbol desde su televisor.

No obstante, él siente que el fútbol ha cambiado. Aún recuerda con emoción aquel fútbol que jugaba en las inferiores del Stormers de Sucre a sus 17 años; muy parecido al que años después apoyaba en la Universidad Católica, en Santiago de Chile, cuando era estudiante en la década de los 30 del siglo pasado. Casi el mismo fútbol del que se enamoró perdidamente en Buenos Aires al ver a los “pibes” jugar en el barrio Colegiales y al convertirse en uno de los primeros asistentes a la majestuosa “Bombonera” en los primeros años de su inauguración. En Colombia, ese mismo fútbol tenía su mejor exponente en el Millonarios de los años 50, plagado de estrellas internacionales como Alfredo di Stefano en el marco del boicot del fútbol colombiano a la FIFA. Incluso hoy, parados en el siglo XXI, todavía recuerda esos gratos momentos del fútbol de sus clubes predilectos, Boca Juniors y Millonarios; y de sus selecciones adoptivas, la Argentina y la Alemana. Un fútbol de clase y compromiso, pues cuando lo veía, se sentía dentro de la cancha, al lado de los jugadores y lejos del televisor.

Primeras imágenes del Estadio Alberto J. Armando “La Bombonera”. Créditos: www.lamitad+1.net

Sin embargo, Alejandro siente que algo en el fútbol de hoy ha cambiado radicalmente. Él lo cataloga como el “fútbol de las nenas”, de las propagandas y los fanáticos de mentiras. Un espectáculo que ha inundado nuestros televisores y nos ha hecho creer que este deporte debe ser un entretenimiento de lujo lleno de celebridades; una industria mafiosa sin prejuicios. Para él, equipos de fútbol en los que jugaban talentosos como Di Stefano, Maradona, Cruyff y Beckenbauer ya no existen.

Alejandro, mi abuelo, no está seguro sí su condición física, que le impide acercarse a entrenamientos o estadios, lo ha separado de ese “buen fútbol”. O si realmente ya no existe aquel fútbol, el del pueblo para el pueblo; ese que anima a saltar de la tribuna al campo, donde todos tenemos una voz y ésta es respetada. Palabras más, palabras menos, ese fútbol que él vivió, el de la pasión y gestión transparente.

Mi abuelo fue quién me enseñó lo que es el fútbol. No olvido la llamada de todos los jueves en la noche para encender el televisor y ver la liga alemana en señal diferida por el canal institucional, llamada que se repetía al siguiente día para que no olvidara la liga argentina, y que continuaba semana tras semana a mis apenas 7 años de edad. Por ello, para mí, el fútbol de ahora no es una evolución; no es “buen fútbol”, aquel que mi abuelo me inculcó. Hoy me resisto a verlo detrás de un televisor, a verlo convertido cada vez más en un negocio y a permitir que nuestros niños se interesen más por una celebridad que por el balón.

Para muchos, el fútbol convertido en espectáculo es su condición natural. El nuevo modelo de negocio de los clubes nos ha puesto la etiqueta de clientes y sus patrocinadores se aprovechan de nuestra pasión para inundarnos de sus campañas de mercadeo. Este fútbol globalizado donde la  televisión se ha convertido en el principal ingreso de muchos clubes, es dañino para el fanático.

Cristiano Ronaldo, la supermáquina de patrocinios. Créditos: Braulio Amado

Afortunadamente, no soy el único que considera que al fútbol lo estamos perdiendo. Hoy en día se ha empezado a gestar un movimiento de fanáticos a nivel global. Ya vimos algunas iniciativas en Colombia con el #NoMasLigaPostobon, #AsambleaYa y el reciente #AméricaparaelPueblo. En Inglaterra, la cuna del fútbol, el alto precio de las entradas a los estadios y del kit oficial de los equipos, sumado a la riqueza sin compartir de los clubes que se va a manos privadas, entre otros aspectos; ha incentivado la consolidación de este movimiento.

En Europa, grupos organizados de fanáticos han decidido promover campañas, movilizarse y pedir a dirigentes y políticos algo muy elemental: el fútbol no es un negocio como cualquier otro, los fanáticos merecen respeto. Gracias a la tecnología y las redes sociales, se conocen casos donde se quebranta la identidad de fanáticos que generación tras generación han seguido una bandera y un nombre. Una tradición que los actuales dueños han fracturado vía los malos manejos administrativos y financieros que en repetidas ocasiones han llevado los equipos a la quiebra. Asimismo, casos en los que los clubes de fútbol se transforman en multinacionales que olvidan rápidamente aquellos valores e identidad intrínsecos a su fundación, colores y a la relación con sus hinchas. Todo lo anterior en función de los intereses privados de los accionistas, que de lejos, no son sus fanáticos.

Fanáticos del Blackpool FC, club inglés que juega en la segunda división y cerca al descenso, reclaman malos manejos administrativos y la inmediata renuncia de sus dirigentes. Créditos: www.fanbookz.com

En ese orden de ideas, podemos aseverar que el fútbol como industria está en la cúspide, pero culturalmente se encuentra en uno de sus peores momentos. Como deporte debe dejar de ser un bien transable, manejado como cualquier activo o corporación que se puede endeudar sin límites, cambiar de nombre, de casa matriz y/o propietarios a su antojo. El fútbol debe volver a sus raíces y los fanáticos deben recuperar su relevancia.

La tarea es dura, lo importante hoy es crear conciencia. Lo importante mañana será devolverles a nuestros hijos el deporte que desafortunadamente dejamos convertirlo en un espectáculo de lujo. Ojalá podamos rescatar aquel fútbol “del pueblo y para el pueblo” que vivió Alejandro y que sigue añorando aún al frente del televisor.

#LaVozdelHincha

fanvox.net

@FanVoxCo

(Visited 1.520 times, 1 visits today)
PERFIL
Profile image

FanVox es la plataforma digital que centraliza la voz del hincha. Encuentra aquí las herramientas de colaboración y red de expertos para crear, organizar y promover iniciativas colectivas que apunten a un fútbol más justo.

Más posts de este Blog

Ver más

Lo más leído en Blogs

1

"Me declaro compradora compulsiva en línea, pero el viernes y el(...)

2

En el Museo del Prado, al fondo de una sala dedicada(...)

3

Su nuevo álbum Takk... ("Gracias..."), ha salido hace poco. A mí me parece una maravilla, mucho mejor que ( ), que no me ha gustado tanto (...). No sé que opináis, pero para mí, el hopelandic nunca ha funcionado, es demasiado pretencioso y un poco tonto. A lo mejor no fastidia tanto a extranjeros que quizás no oigan la diferencia entre islandés y hopelandic, pero a mí me fastidia tanto que casi no lo aguanto.


Esa es exactamente la idea.

Me encanta Sigur rós, no lo voy a negar. Por lo tanto, es difícil que yo diga que no me gusta alguna parte de su música. Pero sucede que yo casi nunca le pongo cuidado a la letra de la música que oigo, en caso de que esa letra exista. Lo que dice Gudmundur (el autor del blog) me parece concluyente; como no somos islandeses ni hablamos islandés, no nos hace diferencia alguna oír a alguien cantando cosas sin sentido, pues sin importar lo que diga parece estar cantando en un idioma desconocido.

Parece ser que no creamos barreras ante lo que se diga en otros idiomas, y puede llegar a sonar igual de bien un poema en ruso que una sarta de ofensas pronunciada en el mismo idioma (claro está - si comos completamente ignorantes ante este lenguaje). Sabemos que se trata de otro idioma, y (como en el caso del islandés) si no tenemos idea acerca de éste, más uniforme será la impresión que produzca lo que se diga.

Entonces, ¿por qué es molesto oír "hopelandic" siendo islandés? Supongo que Gudmundur no será el único que sienta lo mismo, aunque seguramente habrá quien disfrute más cualquier pista de ( ) que otra que lo siguiera o precediera, y en su mismo idioma. Esta es la clase de cosas que siento que no se puede llegar a conocer del todo; supongo que habría que nacer islandés para entender.


Si quieren oír más de Sigur rós, les recomiendo Svefn-g-englar, Flugufrelsarinn y Gobbledigook.

En ese orden.


dancastell89@gmail.com
-->
Quizás no conozcan a Sigur rós. Esta puede ser una buena introducción a ellos, según lo que yo creo. Lo que sigue se llama Inní mér syngur vitleysingur, lo que significa algo así como "junto a mí canta un loco":




Sigur rós es una banda islandesa que existe desde hace casi catorce años (desde 1994). Los oí por primera vez en el cine, pues se utilizó su música en el trailer de la película Children of men (2006) - lo que suena es Hoppípolla ("saltando charcos"). Luego de eso me he enterado de lo reticentes que son sus integrantes a comercializar su producción, y he desarrollado un gusto inmenso por su trabajo. También tengo una afición irracional por Islandia, y no sé muy bien por qué.

Pero eso es otro asunto; vamos al grano.

Esta es la dirección de ojos de mosca, un blog sobre música islandesa escrito en castellano por un islandés. Hace un tiempo leía allí mismo una pequeña reseña que hacía el autor acerca de Takk..., el tercer álbum de estudio de Sigur rós. Y me pareció muy interesante la opinión que presenta la entrada. A ver si esta vez sí me puedo explicar.

El segundo álbum de Sigur rós se llama ( ). Sí, así se llama. Le debe su nombre tanto al hecho de que ninguno de los cortes que lo componen posee título (las ocho pistas se llaman Untitled 1, Untitled 2 y así sucesivamente - aunque luego del lanzamiento del álbum, los seguidores del grupo contribuyeron a nombrar las pistas una a una) como a una particularidad característica de Jónsi, el cantante; quisiera que trataran de descubrirla ustedes primero. Para eso, otro video; lo que sigue se llama Untitled 4, o Njósnavélin (la máquina espía):




¿Lo notaron?

Yo tuve que leerlo para caer en cuenta; no sólo usan un arco de chelo para tocar la guitarra eléctrica (lo que produce ese sonido tan intenso de vez en cuando), sino que Jónsi no canta en un idioma en particular. Lo que dice no está dicho en islandés; ninguna de las canciones que componen el disco lo está. Han llegado a llamarlo un lenguaje aparte (que no lo es): "vonlenska", o "hopelandic". Y esa es sólo una de las interesantes particularidades de este grupo.

Vuelvo al blog del islandés. Luego de tener un poco de idea acerca del grupo, transcribo (con estilo corregido, porque el hombre escribe ligeramente mal el español) su opinión sobre el disco que siguió a ( ):

Su nuevo álbum Takk... ("Gracias..."), ha salido hace poco. A mí me parece una maravilla, mucho mejor que ( ), que no me ha gustado tanto (...). No sé que opináis, pero para mí, el hopelandic nunca ha funcionado, es demasiado pretencioso y un poco tonto. A lo mejor no fastidia tanto a extranjeros que quizás no oigan la diferencia entre islandés y hopelandic, pero a mí me fastidia tanto que casi no lo aguanto.


Esa es exactamente la idea.

Me encanta Sigur rós, no lo voy a negar. Por lo tanto, es difícil que yo diga que no me gusta alguna parte de su música. Pero sucede que yo casi nunca le pongo cuidado a la letra de la música que oigo, en caso de que esa letra exista. Lo que dice Gudmundur (el autor del blog) me parece concluyente; como no somos islandeses ni hablamos islandés, no nos hace diferencia alguna oír a alguien cantando cosas sin sentido, pues sin importar lo que diga parece estar cantando en un idioma desconocido.

Parece ser que no creamos barreras ante lo que se diga en otros idiomas, y puede llegar a sonar igual de bien un poema en ruso que una sarta de ofensas pronunciada en el mismo idioma (claro está - si comos completamente ignorantes ante este lenguaje). Sabemos que se trata de otro idioma, y (como en el caso del islandés) si no tenemos idea acerca de éste, más uniforme será la impresión que produzca lo que se diga.

Entonces, ¿por qué es molesto oír "hopelandic" siendo islandés? Supongo que Gudmundur no será el único que sienta lo mismo, aunque seguramente habrá quien disfrute más cualquier pista de ( ) que otra que lo siguiera o precediera, y en su mismo idioma. Esta es la clase de cosas que siento que no se puede llegar a conocer del todo; supongo que habría que nacer islandés para entender.


Si quieren oír más de Sigur rós, les recomiendo Svefn-g-englar, Flugufrelsarinn y Gobbledigook.

En ese orden.


dancastell89@gmail.com

0 Comentarios
Ingresa aquí para que puedas comentar este post
Reglamento de comentarios

ETCE no se responsabiliza por el uso y tratamiento que los usuarios le den a la información publicada en este espacio de recomendaciones, pero aclara que busca ser la sombrilla de un espacio donde el equilibrio y la tolerancia sean el eje. En ese camino, disponemos de total libertad para eliminar los contenidos que:

  1. Promuevan mensajes tipo spam.
  2. El odio ante una persona o comunidad por su condición social, racial, sexual, religiosa o de situación de discapacidad.
  3. Muestren o impulsen comportamientos o lenguajes sexualmente explícitos, violentos o dañinos.
  4. Vulneren o atenten contra los derechos de los menores de edad.

Además, tenga en cuenta que:

Aceptar

Ingresa los siguientes datos para enviar el correo


¿Encontraste un error?

Para EL TIEMPO las observaciones sobre su contenido son importantes. Permítenos conocerlas para, si es el caso, tomar los correctivos necesarios, o darle trámite ante las instancias pertinentes dentro de EL TIEMPO Casa Editorial.


Debes escribir el comentario
¡Gracias! Tu comentario ha sido guardado
Tu calificación ha sido registrada
Tu participación ya fue registrada
Haz tu reporte
Cerrar
Debes escribir tu reporte
Tu reporte ha sido enviado con éxito
Debes ser usuario registrado para poder reportar este comentario. Cerrar