¿Qué es el fútbol, un deporte para el pueblo o un entretenimiento de lujo? – La taquilla
Este domingo 1 de marzo se juega en Londres la final de la copa Capital One entre Chelsea y Tottenham Hotspurs, dos de los equipos más tradicionales de la capital inglesa. Si tiene la oportunidad de estar en esa majestuosa ciudad durante el fin de semana, ver este partido en vivo en el mítico estadio de Wembley, el renovado estadio donde en el pasado René Higuita nos deleitó con su famoso escorpión,le costaría alrededor de £165 (libras esterlinas). Quizás tenga suerte y pueda estar presente cuando se geste otro buen recuerdo para el fútbol de Colombia, al ver al primer colombiano en la historia de los clubes ingleses levantando una copa, nuestro “panita” Juan Guillermo Cuadrado.
Con el cambio a COP 3,850, esta entrada, una de las más económicas que puede conseguir, le costaría tan sólo 635 mil pesos colombianos. El estadio de Wembley tiene capacidad para 90.000 aficionados, y esta entrada lo ubicaría en una de las tribunas más alejadas del terreno de juego. Así las cosas, ¿por qué no sentarse en primera fila? Aquellos puestos que lo trasladarían a como se ve en televisión, en los que casi se puede «tocar» a los jugadores en un saque de banda. ¿Cuál es el precio? £400 o lo equivalente en COP 1’540.000. O incluso, ya entrado en gastos, ¿por qué no en un palco, con acceso VIP y comida de primer nivel? ¿Estaría dispuesto a desembolsar £940, algo así como tres millones seiscientos veinte mil pesos colombianos por 90 minutos del deporte rey? Quizás un “gustico” difícil de darse, seguramente porque estos precios exorbitantes se deben a que es una final de copa y son dos de los equipos más importantes en la Premiership.
De otra parte, ¿qué tal si mejor va hoy a un partido mucho menos importante, un partido normal de la Premier League en el Emirates Stadium, casa del Arsenal? Sería una gran oportunidad de ver a otro colombiano, David Ospina, nuestro portero de la selección Colombia, y hoy por hoy, coreado por la afición inglesa. Juegan contra el Everton, el segundo equipo de la ciudad de Liverpool, clasificado en mitad de tabla. Realmente un partido secundario, sabiendo que se juega ese mismo día, en la misma ciudad, una final de copa. Comparativamente, el precio de los tiquetes baja drásticamente; casi un 50%. Sin embargo, estaríamos hablando de una entrada de mínimo £70, alrededor de COP 270.000; algo así como un 42% del salario mínimo colombiano o un 14% del salario mínimo permitido por el gobierno británico. Ese precio por 90 minutos de un partido común y corriente, que se repite cada año y cada fin de semana en Inglaterra.
Ese mismo fin de semana en la ciudad de Londres se puede asistir a dos de los musicales más exitosos y reconocidos a nivel mundial. La élite europea se congrega para asistir en el Teatro de la Reina con el fin de asistir al Fantasma de la Ópera en el mismo lugar donde por primera vez se estrenó por en 1986. Casi tres horas de musical en primera fila, codeándose con la “crema y nata” de Europa tiene un precio de £55; lo equivalente a COP 212.000. En otro lugar de la ciudad, El Rey León, el musical más visto de la historia, también podría ser visto por £70 en una mejor ubicación que lo que le costaría asistir al partido previamente mencionado del Arsenal contra Everton.
¿Qué está pasando entonces con el fútbol? Lo que era un deporte de contacto donde 22 jugadores dejaban en cancha sudor y lágrimas para entregarle a su hinchada la victoria, junto con una hinchada compuesta por familias que generación tras generación veían reflejada su identidad en el club, se ha convertido hoy en día en un acto de 90 minutos en el que celebridades que representan marcas (los jugadores y técnicos) ganan cantidades increíbles de dinero. El fútbol está haciendo ricos a pocos en detrimento de muchos; en este caso los fanáticos.
Tomando nota de esquemas norteamericanos, Europa ha consolidado un modelo económico en el que el fútbol como industria, junto con los clubes como negocios generadores de grandes utilidades, han encontrado un actor/cliente mucho más importante que el fanático; aquel que fuera el cimiento fundamental de la identidad de un barrio, una comunidad, una ciudad. Hoy, los líderes de esta industria se han concentrado en convertir al fútbol en entretenimiento, en una herramienta de marketing global que se ha enfocado en ese actor que genera más ingresos que el fanático: la televisión.
FanVox ha venido monitoreando una serie de iniciativas propuestas y lideradas por hinchas que buscan concientizar a los dirigentes de la Football Association, la asociación que congrega las ligas en Inglaterra y los directores de los clubes de fútbol, con el fin de disminuir el valor de los precios de las entradas tanto en la Premier League como en otras divisiones.
La campaña #20plenty busca incentivar la asistencia de los hinchas cuando su equipo juega de visitante. Es claro que el costo económico no es solo el de la entrada al partido; a esto se deben sumar los costos de transporte, comida y en algunos casos alojamiento. Lo que busca Twenty’s Plenty (veinte es suficiente), es que las entradas para estos hinchas no superen las £20 libras esterlinas (algo como COP 77.000).
Al mismo tiempo, líderes de barras y asociaciones de hinchas decidieron promover una movilización masiva en la ciudad de Londres con el fin de apoyar la campaña #20plenty, pero también buscando manifestarse en contra del aumento exagerado de precios de la taquilla de fútbol en los últimos años en Inglaterra. Las entradas habían crecido en promedio un 716% desde 1989, y a nadie parecía interesarle. Por esto, se viralizó una imagen en redes sociales que ejemplificaba el mismo crecimiento en otros productos tradicionales de la vida inglesa. De esta manera, nació #priceprotest y el 14 de agosto de 2014, centenares de fanáticos de distintos equipos marcharon y se congregaron al frente de las oficinas de la FA con el fin de demostrar que pueden unir su voz y buscar un único objetivo: la reducción de los precios “inflados” de las entradas al fútbol.
¿Qué pasa en Colombia?
El fútbol en Colombia es una industria en crecimiento y aún está lejos de parecerse a los modelos económicos europeos. Esto deriva en un nivel de competencia menor y en la imposibilidad de generar un espectáculo moderno, el mismo que por la penetración de la televisión y las marcas está influenciado el comportamiento del hincha colombiano. El surgimiento de este nuevo entretenimiento plagado de celebridades ha desbordado la pasión de los nuestros y ha convertido a algunos, en seguidores furibundos de clubes como el Real Madrid, Barcelona y Manchester United, entre otros. Igualmente, los hinchas colombianos han despertado un fanatismo exagerado en celebridades actuales como Cristiano Ronaldo, Lionel Messi o James Rodriguez, entre otros. Esta nueva pasión que traspasa fronteras ha generado un mayor interés en el fútbol internacional en detrimento del interés por el campeonato local.
En cuanto a la taquilla, un club de fútbol en Colombia cuenta con el recaudo semanal como su principal fuente de ingresos para el funcionamiento del plantel; aproximadamente un 30%. En comparación con el modelo europeo, el fanático todavía es relevante para el club y la asistencia a los estadios adquiere un rol fundamental para el futuro de la institución. En contraste a lo que sucede en la Premier League de Inglaterra, en Colombia pocas veces se puede apreciar un estadio lleno y por ende los clubes deben modificar su modelo de negocio e incurrir en grandes esfuerzos para buscar otras fuentes de ingresos.
Por ello, la iniciativa de los clubes de fútbol criollos para adquirir abonos de temporada iniciada por el Deportivo Independiente Medellín en el 2014 y luego seguida por el Junior de Barranquilla, Deportivo Cali para este semestre del 2015, facilita incrementar la demanda de asistentes a los estadios, ya que su oferta ofrece precios hasta 10 veces menores en comparación con los equipos que suelen atraer una gran porción de hinchas en casa: Atlético Nacional, Millonarios y Santa Fé. Gracias a esta iniciativa impulsada por los primeros y a las campañas de publicidad promovidas por los segundos, se espera que durante este semestre, asistan alrededor de 130.000 hinchas por fecha. Con este programa de abonos, los clubes aseguran una fuente de ingreso anticipada y los hinchas una oportunidad adicional para acompañar al club. En una economía emergente, seguramente un modelo reciproco a favor del fútbol. Esperemos que cuando el hincha regrese a los estadios y lo convierta en rutina, las administraciones de estos clubes no aprovechen para incrementar sus precios de abono y castiguen así el esfuerzo y la motivación de los colombianos que aún no quieren darle la espalda al talento local.
Podemos concluir que la comercialización del fútbol aún no impacta considerablemente al hincha colombiano con los precios de taquilla. Quizás por la baja demanda de asistencia en nuestros estadios, aún en Colombia se puede hablar de un fútbol para el pueblo. En FanVox analizamos precisamente las acciones de una industria de fútbol avanzada como la europea, e identificamos aquellas que puedan ayudar a la evolución del fútbol colombiano, con el fin de evitar que se repliquen errores que hoy sobresalen en el contexto deportivo. Fanvox es una plataforma digital que le permite, tanto a hinchas como a clubes de fútbol, utilizar herramientas de colaboración para promover iniciativas y campañas que busquen la reciprocidad. Ello, con el objetivo de darle toda la relevancia del caso a la necesidad de fortalecer una voz que represente a los fanáticos y les permita también decidir en las decisiones más importantes del fútbol en Colombia. Queremos consolidar un movimiento de fanáticos que, de manera estructurada, organizada y en paz, tenga voz y voto en el escenario del fútbol Colombiano. Por eso, #LaVozdelHincha será escuchada.
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