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EditajeSiendo yo adolescente tenía una profesora a la que tanto mis compañeros de clase como yo solíamos dejar en evidencia en aquellas ocasiones –demasiadas– en las que los alumnos le demostrábamos que se había equivocado al impartir alguna lección. Lejos de verlas como un triunfo, estas escenas me provocaban una mezcla de vergüenza ajena, compasión y, sobre todo, decepción, pues es triste comprobar que la autoridad es un honor volátil que se desvanece cuando quien la ejerce no está todo lo capacitado que debiera para tal fin. Algo vagamente parecido me ocurrió la semana pasada con la denominada «Unidad de Vigilancia Lingüística», una sección del programa de radio La ventana, de la cadena SER (se emite desde España), cuyos responsables perdieron la autoridad que se les supone al censurar de manera arbitraria la palabra ‘editaje’.

Antes de continuar, he de decir que la Unidad de Vigilancia Lingüística me parece una sección entretenida y por lo general muy acertada en cuanto a su contenido, que consiste en comentar errores lingüísticos detectados en programas de radio. En tono humorístico y distendido, ellos mismos piden perdón al final de la emisión por si han cometido algún error, de tal manera que yo –y todos los oyentes del programa– tendremos que perdonarles el patinazo que dieron días atrás al decir que la palabra ‘editaje’, que habían escuchado en otro programa de radio, es incorrecta. Su argumento para tal condena fue este: no está en el diccionario.

Para empezar, habría que preguntarse a qué diccionario se referían, pero, dado que no lo dijeron, cabe entender que estaban hablando del de la Real Academia Española, donde, efectivamente, no está registrada esta palabra. Sin embargo, si la tarea de vigilancia de esta sección hubiera sido un poco más profunda, estos señores se habrían tomado la molestia, por ejemplo, de consultar en la página web de la RAE –la misma en la que seguramente hicieron la búsqueda con la que no encontraron ‘editaje’– varios corpus en los que la Academia deja constancia de nuestra manera de hablar y de escribir desde tiempos remotos hasta la actualidad.

Entre esos corpus de la RAE, yo he consultado en los dos más recientes: el Corpus de Referencia del Español Actual (CREA) y el Corpus del Español del Siglo XXI (Corpes XXI). En ambos aparece la citada palabra, que está ahí porque la RAE la ha encontrado en algún documento contemporáneo y ha decidido incorporarla a esas bases de datos. Pero es que no solo la incorpora, sino que la define gramaticalmente: «Sustantivo masculino singular común». En todos los casos, esta voz aparece en textos relacionados con el mundo del cine y con un significado parecido a las palabras ‘edición’ y ‘montaje’.

Decía más arriba que habría que saber qué diccionario consultaron los responsables de esta sección radiofónica y concluía que debemos pensar que era el de la RAE. Efectivamente, el gran lexicógrafo José Martínez de Sousa dice en su Diccionario de uso de las mayúsculas y minúsculas (Ediciones Trea) que el de la Academia es el diccionario «por antonomasia», de tal manera que si decimos simplemente ‘el diccionario’ es de suponer que nos referimos al de la Docta Casa. (Con este uso, Sousa propone escribir la palabra ‘diccionario’ con mayúscula inicial). Pero lo cierto es que existen más diccionarios, y es evidente que la Unidad de Vigilancia Lingüística no consultó al menos uno de ellos: el Diccionario del español actual (Aguilar), donde le han reservado un huequito al sustantivo ‘editaje’.

Esta obra, que lleva la firma del académico Manuel Seco y de sus colaboradores Olimpia Andrés y Gabino Ramos, pretende ser «una descripción fiel del español de nuestros días», según podemos leer en su preámbulo, de tal manera que, si en el español de nuestros días hay un número importante de personas que usan la palabra ‘editaje’ y los autores consideran que está bien construida y que su uso no es inadecuado ni censurable, la incluyen en el diccionario. De ella dicen que significa lo mismo que ‘edición’, en su acepción de ‘acción de editar’.

¿Qué conclusión debemos sacar de todo esto? Que a la hora de censurar una voz no basta con que esta no figure en el diccionario de la RAE: nunca dejo de sorprenderme cuando escucho que tal o cual palabra «no existe porque la RAE no la acepta». Para empezar, la Academia no es quién para aceptar o no un vocablo, y para terminar, una palabra existe desde el momento en que alguien la usa. Así de claro lo dice el filólogo Alberto Gómez Font en el libro Palabras mayores (Vox): «Si buscamos un término en el diccionario es porque lo hemos oído o lo hemos leído en alguna parte, luego su existencia es innegable, y la única conclusión a la que podemos llegar si no lo encontramos es que no está en el diccionario, pero nada más, pues existir, existe».

En el caso que nos ocupa, la Unidad de Vigilancia Lingüística no afirmó exactamente que ‘editaje’ no exista, sino que no es una palabra correcta, pero su argumento es el mismo que el de quienes hablan de la inexistencia de determinadas palabras: no está en el diccionario académico. Desde mi punto de vista, habría sido más adecuado que se hubieran limitado a decir que su uso no es necesario, pues ya tenemos ‘edición’, o que no les gusta –razón insuficiente para censurarla, en cualquier caso– o que no parece muy extendida.

Pero ampararse únicamente en el diccionario académico para dictar sentencia es –también desde mi punto de vista– un desacierto: como ya hemos visto, este vocablo sí tiene cabida en otras fuentes de consulta, entre las que ya hemos destacado los corpus de la propia RAE y el Diccionario del español actual, de Manuel Seco, que para más inri es miembro de la Academia. Por lo tanto, y en aras de que el entretenimiento que nos brinda esta sección radiofónica de la cadena SER vaya acompañado de mayor rigor, no estaría de más que para sus tareas de vigilancia usaran prismáticos de largo alcance, pues las vastas fronteras del español quedan mucho más allá de las livianas páginas del diccionario de la Real Academia Española.

Ramón Alemán

www.lavadoradetextos.com

@Lavadoratextos

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