Como dicen por ahí, empecemos por el principio. En los últimos días hemos estado “bombardeados” por información acerca de la COP26 y la importancia que cobra especialmente en estos momentos donde la situación del Planeta Tierra se encuentra en alerta roja.

Pero ¿qué es la COP26 en palabras cortas?

Lo primero es que las siglas de COP significan “Conferencia de las Partes”. ¿Cuáles Partes? Las que son signatarias de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (CMNUCC). Recordemos que éste es un tratado que se firmó en el año de 1997 y del cual son Partes 196 países y la Unión Europea. El número 26 es porque ésta es la 26ava reunión de las distintas Partes en Glasgow que reúne a muchísimos funcionarios, representantes de la sociedad civil, medios de comunicación y personalidades con grandes plataformas (Uk Cop26, 2021).

Ahora bien, el objetivo principal de la Conferencia es, como muchos de ustedes saben, tratar las problemáticas más críticas que tiene el Planeta en estos momentos entorno a las temperaturas máximas a las que se puede llegar antes de que literalmente dejemos de existir, a la huella de carbono, las emisiones, el rol de industria, los compromisos de los países y por su puesto el cumplimiento del Acuerdo de París entre otros aspectos.

Si bien nosotros como sociedad civil no nos ganamos un tiquete directo para hacer parte del panel, definitivamente sí tenemos que estar con los oídos bien agudos porque todo lo que se decida nos va a cambiar nuestro día a día en los próximos años.

Pero la idea de este espacio no es hacerles un resumen ejecutivo de lo que se está conversando en estos momentos, para eso tenemos los medios que nos están actualizando minuto a minuto.

Lo que tenemos que pensar es que la trascendencia que tiene esta Conferencia en el 2021 es decisiva para saber cómo vamos a vivir nosotros, nuestros hijos, nietos, y bisnietos en los próximos años (y no sigo con el árbol generacional porque como están las cosas, no sé si al la Tierra le dé para tanto). Un poco de sano pesimismo.

¿Qué podemos cambiar entonces de nuestra cotidianidad mientras los que nos están representando están allá sentados?

Muchas cosas, pero hagámoslo práctico. Aquí viene la “lista del niño Dios”:

  1. Si usted está trabajando ahora de manera presencial comparta su medio de transporte, cámbielo por patinetas, bicicletas, patines, burros, lo que sea que no deje una huella de carbono evidente.
  2. En el transcurso del día si tiene sed o quiere tomarse 50 tazas de café, no utilice los vasos desechables sino su propio termo. Ojo, intente que no sea de plástico, opte por aquellos de acero inoxidable que tienen mayor durabilidad. ¡Que son más caros!, tal vez, pero haga las cuentas. Si el de plástico se daña seguido pues tiene que invertirle más dinero que si compra el de aluminio por una sola vez.
  3. Hablemos de su casa. Sí, ya sabemos que debemos ahorrar agua, pero no es solamente cerrando la llave al lavarnos los dientes. Es reduciendo realmente el tiempo del baño, instalando grifos ahorradores (muchas marcas colombianas ya los venden) y ahí de paso se ahorra algo en la cuentica del mes.
  4. Frente a los productos de higiene personal cambie ese bendito cepillo de dientes de plástico por uno biodegradable, utilice la copa, los pañitos ecológicos o de tela. Y ni hablar de los pañales. Haga como “a la antigua” y compre los de tela, tampoco es el fin del mundo. O bueno, sí lo es si los continúa utilizando desaforadamente.

Todo, absolutamente todo, deja micro-plásticos en el agua. Ahí les dejo el dato.

  1. Lave la ropa con los ciclos ahorradores de las lavadoras, compre jabones ecológicos que no arrojen tantos químicos.
  2. Compremos responsablemente nuestros antojos. Apoyemos a marcas locales que promuevan el cuidado del Planeta y no aquellas del “Fast Fashion”.
  3. En el mercado no se lleve la papaya envuelta en 100 metros de plástico, para eso Dios se inventó algo que se llama la cáscara (música deslumbrante de fondo).
  4. Siembre árboles, y si no tiene dónde, apoye a fundaciones que lo hagan. Por ejemplo a Saving The Amazon.
  5. Recoja los plásticos en las playas y llévelos a las canecas de reciclaje cuando esté de vacaciones. Ya sabemos que en el 2050 habrá más plásticos que peces en los océanos.
  6. Divida muy bien su basura con las bolsas de colores que tanto trabajo le ha costado a la Alcaldía difundir.

En fin, acá plasmo 10 consejos muy prácticos para adoptar en la cotidianidad. No se deje engañar que porque todo está perdido entonces ya “dejémoselo al Gobierno” para que solucione.

Todavía se pueden hacer muchas cosas para poder salvar lo poco que queda de nuestro Planeta y así evitar que las generaciones que vienen detrás nuestro tengan que empeñar su vida por un vaso de agua, vivir una guerra por los alimentos, o sentir que protagonizan las películas del fin del mundo catástrofe tras catástrofe.

Señor(a) lector(a) la inacción no es una opción.