“Al final, la vida es solo una carrera si estamos compitiendo con nosotros mismos. Se trata de quién cruzará la línea de meta, no de quién la cruzará primero” ( Maharishi, 2018)
Recientemente y después de dos largos años de Pandemia, decidí volver a participar en una carrera de Bogotá, más concretamente la Carrera Verde organizada por la Fundación Natura que se ha venido celebrando por muchos años con un propósito ambiental muy claro: apoyar la reforestación y adherirse a los compromisos internacionales en materia de sostenibilidad.
Independiente de cuál sea el propósito de la carrera y los beneficios que el simple hecho de trotar pueda traer para nuestra salud, correrla es prácticamente como vivir el desafío mismo de la vida.
A los corredores nos gusta participar en este tipo de eventos porque es la materialización misma de lo duro que trabajamos para tener ese momento de gloria. Por supuesto, hay carrera buenas, malas y regulares. Pero cada vez que uno sale a entrenar y a recorrer cada kilómetro es como dar un paso hacia adelante con un “borrón y cuenta nueva” de lo que sea que haya sucedido el día anterior.
Y así es la vida. Cada día es una nueva carrera y una competencia por lograr eso que tanto anhelamos. A veces logramos pasar la página y arrancar en una hoja completamente limpia, pero por lo general nos quedamos patinando en lo negativo.
Veamos unos ejemplos más aterrizados.
Todas las carreras son distintas, unas se desarrollan solo en pavimento, otras en el mar, en desiertos, montañas etc… A los que nos apasiona este deporte, probablemente no nos guste tomar atajos sino al contrario, subir esa loma, correr por pisos irregulares y adentrarnos en la naturaleza. Pero eso solo aplica en estos espacios de desconexión e ilusión, porque en el día a día muchas veces les huimos a los retos en el trabajo, a esas largas noches de jornada continua o a que el jefe le devuelva «ene mil» veces un entregable.
¿Por qué será?
En segundo lugar, nos encontramos con esa famosa frase de “la práctica hace al maestro”. En el deporte, la constancia es clave para cometer la menor cantidad de errores posibles, para adaptar el cuerpo correctamente y aumentar los resultados que deseamos con la meta en la mira. En nuestra vida diaria sucede lo mismo. Es muy difícil ascender en un trabajo, lograr los objetivos del negocio, emprendimiento o proyecto, si no perfeccionamos esas técnicas que nos son exigidas.
Ojo, de la perfección no queda nada bueno. Pero en este caso lo quiero aplicar a un contexto en el cual buscamos “pulir” nuestras destrezas para que se conviertan en las herramientas que nos lleven a conseguir el éxito, como quiera que éste sea entendido.
En tercer lugar, hablamos del componente social en un deporte que a veces, tiende a ser un poco individual. Por supuesto que esto depende de cómo nos guste practicarlo, hoy en día hay muchísimos clubs de running y equipos que compiten por una meta conjunta.
A mí, en lo personal, me gusta hacerlo sola porque no tengo presiones, logro meditar la mitad de mi vida en cada kilómetro y yo misma me trazo mis propias metas.
Ahora bien, es importante aprender a desarrollar esas habilidades de socialización y cooperación en equipo, porque al igual que en la vida, en cada carrera puede suceder que un integrante se caiga, tenga problemas con su rendimiento o simplemente necesite de tu apoyo, y ahí es cuando hay que encontrar ese balance entre lograr tus metas pero dándole una mano al otro.
En el trabajo hay escenarios donde los resultados dependen de uno mismo, pero en la gran mayoría de situaciones debemos ser pacientes y proactivos para que el equipo salga a relucir, sin importar quién aportó más o menos.
Vuelvo y retomo, la vida es como una carrera y la carrera es el espejo mismo de lo que es la vida. Hay días que queremos dejarlo todo, parar, sentarnos y “quemar tiempo” porque sabemos que allá, muy muy lejos, nos espera la meta.
Pero siempre pensemos que cada vez que nos detengamos para auto derrotarnos estamos perdiendo en vano todo ese entrenamiento previo que nos impulsó a salir a correr.
La vida es prestada y a veces actuamos como si lleváramos varias en el bolsillo de repuesto.
Los invito a incursionar en este deporte y que comprueben de primera mano lo terapéutico que termina siendo para sus vidas.