El Comité Supremo para la Entrega y el Legado (SC), recientemente afirmó que el mundial generará 3,6 millones de toneladas de CO2, en comparación con los 2,1 millones generados por aquel del 2018 celebrado en Rusia (Aljazeera).
En este asunto ha habido toda una disputa alrededor.
Por supuesto que todos estamos a la expectativa de qué tan sostenible o no va a ser el mundial, no solo porque el anfitrión es considerado uno de los lugares más tecnológicos y desarrollados del mundo, sino porque el 2022 ha sido particularmente un año difícil para el Planeta con el incremento de las temperaturas.
Ambientalistas de Greenpeace en el Medio Oriente han insistido en que las cifras del impacto de la huella de carbono en el mundial son bastante ilusorias y no se acercan a la realidad. Recordemos que a esto se le conoce normalmente como el “greenwashing”, y parte de lo que se le está atribuyendo a las iniciativas. Este asunto cobra aún más importancia debido al compromiso que hizo Qatar de ser el primer mundial carbono neutral, bajo los preceptos de precaución, medidas, reducción y compensación.
Como parte de este escenario se contempla la incorporación de estadios con aire acondicionado, y los cientos de vuelos en avión que generará el torneo.
De la otra cara de la moneda, Qatar afirma que sí está comprometido con todas las acciones que ha desplegado entorno a este evento, ya que se sabe que las emisiones normalmente son indirectas y provienen, por ejemplo, de fuentes móviles como los transportes.
El pasado martes, se inauguró la planta solar en el desierto con la cual buscan proveer de aproximadamente el 10% de energía de la pequeña nación del Golfo. Adicionalmente, uno de los centros más importantes del mundial, será el distrito ecológico ubicado en el centro de Doha, el cual contiene paneles solares, transportes cero emisiones, árboles plantados y centros de agua para reducir los niveles de temperatura.
Un dato que me pareció sumamente interesante es el hecho de tener en cuenta las condiciones geográficas del lugar, que marcan una gran diferencia con respecto a los otros mundiales.
Por ejemplo, al estar ubicados en un desierto, muchos de los materiales que requieren para las construcciones los requieren traer de otros lugares, lo cual impacta directamente en la huella de carbono. Asimismo, las altas temperaturas hacen que la durabilidad de los paneles solares no sea la misma que en otros lugares del mundo, y por ende, deban pensar en cómo reciclarlos una vez cumplan su ciclo de vida (France 24).
Y como si fuera poco, la clave está en analizar no solo el impacto generado durante todo el torneo, sino en los meses previos a toda su elaboración y, problamente, hacia el futuro.
La gran cantidad de estadios que se han construido no alcanza si quiera a cubrir las necesidades de una población de tan solo 2.6 millones de habitantes aproximadamente, y es por ello por lo que los medios internacionales han estado haciendo un riguroso seguimiento para preguntarles qué harán con ellos después del mundial.
Algunos serán completamente destruidos, otros utilizados para temas escolares en los colegios y escuelas de entrenamiento, y otros les servirán para ser anfitriones de juegos y torneos deportivos. Amanecerá y veremos.
Considero que los esfuerzos son válidos y el hecho que se preocupen por el impacto ambiental desde el comienzo ya es un buen indicio porque es algo poco común en los mundiales. Y como dicen por ahí “el palo no está para cucharas” en estos momentos, como para añadirle un factor más que complique la situación del Planeta. También es importante tener en cuenta que esto no es solo responsabilidad de los organizadores, sino de todos los asistentes el ser conscientes en lo que compran, utilicen y ojalá los que tengan grandes plataformas en redes promuevan la sustentabilidad en el evento.
Sin embargo, esperemos que todo esto no sea un comercial más que nos quieran vender durante los cortos.