Páramos – incendiados – 2023: tres palabras que con tan solo ubicarlas en el buscador de Google ya nos arrojan una serie de noticias desgarradoras habiendo transcurrido dos meses del año.
5 Páramos incendiados, más de 1.250.000 frailejones quemados en las zonas de Pisba, Siscunsi, Toribio, Cumbal, y Aquitania, que han acabado con la vegetación de la zona, y por supuesto, las especies que allí habitan.
¿A qué estamos jugando?
“La UNGRD (Unidad Nacional para la Gestión del Riesgo de Desastres) también entregó reporte de la situación e informó que ‘’en zona rural de los municipios de Toribío y Corinto, Cauca, al menos 257 hectáreas de vegetación han resultado afectadas por incendio forestal que se encuentra activo”
Me genera algo de risa y a la vez curiosidad el hecho de buscar datos relevantes sobre la importancia que tienen los páramos para nuestro país, incluyendo por supuesto al frailejón, y me encuentro con noticias del año pasado donde se hacían la siguiente pregunta: ¿Por qué el frailejón está de moda?
No es moda, es un ecosistema que lleva siglos rodeando nuestras ciudades y dándonos literalmente de comer.
Señoras y señores, le sacamos “el jugo” al tierno y acogido Ernesto Pérez en los últimos meses, cantamos su pegajosa canción y hasta vimos los centros comerciales vendiendo su peluche a precios que daban risa. Claro, esto sensibilizó a las personas frente a una especie que tal vez ni conocían, y al mismo tiempo generó algo de cultura al respecto.
Siendo esta una campaña ya iniciada hace un par de años, es una iniciativa válida pero no del todo efectiva a la hora de poner “mano dura” por parte de las autoridades”.
Sin embargo, y conversando con el Director de Cumbres Blancas, Yober Arias, una fundación dedicada a la visibilización y cuidado de los glaciares y páramos desde hace más de 5 años, nos da una visión bastante interesante al respecto.
Una sola hectárea puede tener entre 2500 a 3000 frailejones… según la información aproximada de los medios, los incendios han podido afectar alrededor de 500 hectáreas.
¡Hagamos las matemáticas!
Hace aproximadamente año y medio decidieron elaborar el foto libro “Cumbres Blancas” con el ánimo de dar a conocer la importancia de los glaciares, sensibilizar a las personas sobre su cuidado y sobretodo, el impacto que generan para el equilibrio natural en el día a día. En este sentido, y a través de la ayuda de Mauricio Díaz Granados, expero en Páramos, buscan generar un libro de similar envergadura, pero mostrando este último ecosistema (siendo Colombia uno de los países que más los alberga a nivel mundial), rescatando su belleza, variedad y magestuosidad a través de fotografías.
De la mano de este trabajo, Cumbres Blancas se ha dedicado a extrapolar este ecosistema único, a través de la generación de viveros que permitan germinar los frailejones y así garantizar su siembra y reproducción posterior en el Páramo.
“Desde que se tiene la semilla de la flor hasta que el frailejón esté listo para la siembra (con una altura de 10 centímetros aproximadamente), es un proceso supremamente complejo ya que tarda alrededor de 2 años y tiene una alta mortalidad, y probabilidad de que ocurra algún error en el intento»
La CAR Cundinamarca recientemente condenó los ataques perpetuados en contra el Páramo de Rabanal en el Departamento de Boyacá; ¿ah no era por el cambio climático? Pues no necesariamente, si vemos las noticias y el trabajo que Cumbres Blancas realiza, entendemos que las denuncias frente a los incendios provocados en estos ecosistemas son una constante. Recordemos que la extensión de la frontera agrícola de manera ilegítima es un factor que detona estos crímenes ambientales (similar a lo que ocurre en la Amazonía), y que se exacerban debido a la temporada de sequías.
Sí, las condiciones de temperatura afectan, pero la mano del hombre sin duda alguna le da un “empujón» al problema.
“No se tiene una información concreta y exacta de todos los focos de incendios que a nivel país, se están presentando en los Páramos en estos momentos”
«Los páramos son considerados ecosistemas estratégicos en especial por su papel en la regulación del ciclo hidrológico que sustenta el suministro de recurso hídrico para consumo humano y desarrollo de actividades económicas de más del 70% de la población Colombiana; estos territorios se caracterizan además por su alta riqueza biótica y sociocultura (…)»
No lo digo yo, lo dice la misma página web del Ministerio de Ambiente y Desarrollo Sostenible; Y si la autoridad lo define, ¿dónde está entonces el boom mediático por parte de las instituciones frente a esta tragedia ambiental? Y es que hablamos en estos términos, ya que el 85% del agua que utiliza Bogotá para su supervivencia, depende de estos ecosistemas.
Si nuestra cotidianidad tal cual la conocemos hoy en día depende a tal grado de los Páramos, ¿por qué no estamos escandalizados?, ¿por qué las redes no están invadidas de gente donando para reconstruirlos?
“Tenemos una meta y es que por lo menos hubiese un vivero de frailejones para cada 37 complejos de Páramos, empezando por aquellos que están en vía de extinción (muchos de ellos se encuentran en peligro crítico)”
Que todos como que medio se parecen, como que se ven igual; pues no es así mis queridos lectores, especies hay muchísimas, cada una con su particularidad en el crecimiento, vulnerabilidad, y características físicas.
Pero tranquilos, no todo es regaño, la buena noticia es que podemos ayudar y es tan sencillo que a penas usted termine de leer este artículo ¡lo puede hacer!
Lo invito a que se acerque a las redes de Cumbres Blancas (@cumbresblancascolombia), donde puede ir y adoptar o regalar un frailejón por 30.000 pesos o si lo decide, participar en la siembra de estos, denunciar las malas prácticas si las evidencia, y hacer parte de las “vigías ciudadanas” para convertirse en verdaderos veedores de las zonas.
¿Que cómo sé si el dinero sí se ve reflejado en la siembra? Según lo que me comentaba el Director, es posible tener la geo-referenciación de la siembra y una foto de éste para hacerle seguimiento.
Necesitamos parar un segundo lo que estamos haciendo y verdaderamente reflexionar sobre la criticidad de la situación: sin Páramos nos quedaremos cortos de agua, especies, regulación biológica, entre otras afectaciones que tocarán la puerta de nuestra casa en menos de lo que canta un gallo.
“El problema no es que las generaciones nuevas aprendan sobre este ecosistema; ya lo saben e incluso mejor que nosotros. Debemos ahora es concientizar a los adultos».
Poderosa esta última frase, ¿no?
La veeduría es responsabilidad de todos cuando lo que está en riesgo es nuestra vida misma y la de aquellos que están por nacer; cuando ese verde majestuoso que nos rodea entre bloques de ladrillos, podría desaparecer en los próximos años.
Por favor, que este paisaje de incendios, no se nos vuelva “paisaje”
¿Se animan a divulgar este mensaje?
www.cumbresblancas.co