Hoy en día el ser humano tiene que pensar que todo lo que produce, debe contemplar un final feliz sostenible. Ya no es producir por producir, debemos dejar el planeta en mejores condiciones en las que lo encontramos.
No se preocupen, no estoy en contra de los renovables, todo lo contrario. Pero les comparto esta cara de la moneda que no debemos olvidar.
Los renovables incluyen energía solar, eólica, bioenergía, geotermia, energía hidroeléctrica y energía oceánica y pueden utilizarse para un sinfín de propósitos.
No obstante, cuando los paneles solares cumplen su ciclo de vida útil, se convierten en un desecho que ha generado diversas controversias y cuestionamientos a nivel global.
Hace 25 años se pensaba en una larga durabilidad de la tecnología fotovoltaica y, por tanto, las discusiones frente al reciclaje de los elementos que componen estos impresionantes aparatos no estaban en el radar. Sin embargo, hoy en día ya son muchos los que están pasando a mejor vida.
En la Universidad de Chile, se realizó un estudio en el año 2022, donde se estima que para el año 2030 habrá más de 500 mil toneladas de desechos fotovoltaicos. Incluso, se afirma que los parques solares fotovoltaicos, llegan a contener en total más de 14 millones de celdas de silicio, un material que tarde o temprano debe ser descartado, en este caso, cada 25 años, aproximadamente. Esto sin contar con los otros metales que encontramos como plomo, estaño y cadmio.
En el caso de Europa, en el año 2012 la UE logró incorporar a la directiva sobre los residuos de aparatos eléctricos y electrónicos a los componentes fotovoltaicos, para ser tratados, recogidos y reciclados.
A nivel mundial no son muchas las instalaciones especializadas en el reciclaje de los paneles, y es una necesidad que hasta ahora está cogiendo fuerza y que por supuesto demanda muchos recursos económicos.
A pesar de que en Colombia, la Estrategia Nacional de Economía Circular del anterior Gobierno haya planteado en uno de sus apartados, la necesidad de aprovechar los materiales y tecnologías de la energía renovable para evitar la extracción de materias primas vírgenes y disminuir los residuos, tenemos un reto gigantesco a la hora de definir políticas y normativas específicas para hablar sobre la disposición final de los residuos de los renovables.
Colombia tiene una cantidad de recursos jurídicos ya expedidos que permitirían incorporar cómo va a ser ese proceso de reciclaje, disposición final, clasificación de residuos de todos los componentes de estos aparatos y qué alternativas bajo el modelo circular se podrían brindar.
Incluso, recientemente publiqué un artículo sobre el parque solar San Fernando construido por AES Colombia y empresas del Grupo Ecopetrol, donde considero que el potencial es enorme y a pesar de que falten muchos años para que sus paneles reduzcan su efectividad en el funcionamiento, deben contemplarse mecanismos para determinar el ciclo de vida útil.
Pero el panorama tiene esperanzas. Sí, reciclar paneles solares no es un proceso fácil y acarrea muchos recursos económicos, pero acá les traigo algunos casos de éxito.
En Australia científicos de la Universidad de Deakin lograron encontrar un método sin utilizar químicos dañinos para extraer el silicio de los paneles, un componente que tiene una demanda positiva en el mercado para crear ánodos de batería e incrementar la capacidad de las baterías de litio.
Es decir, se volvió una solución financieramente atractiva para poderla escalar a nivel industrial y así replicarla.
¿Qué opinan ustedes?