Y seguimos hablando sobre el reciclaje de los paneles solares porque considero que es un asunto fundamental que nuestro país debe contemplar desde ya.

Que no nos pase como con todos los grandes inventos que la humanidad ha tenido, y que hoy “descansan en paz” en un relleno, basurero, desierto o potrero.

En Colombia una casa necesita aproximadamente entre 4 a 8 paneles fotovoltaicos para poder abastecerse de energía solar, lo cual abarca necesidades de los productos electrónicos, electrodomésticos, iluminación, etc.

Ahora bien, en este escenario es fundamental tener en cuenta que la irradiación solar no es constante ni permanente, lo que hace que se deba tener presente las épocas de baja disponibilidad para adaptarse a las necesidades de los hogares.

Para los curiosos, en Colombia cuesta aproximadamente 50 millones de pesos instalar un sistema completo de energía fotovoltaica en una casa, dependiendo por supuesto de las condiciones geográficas, la ubicación, entre otros factores que hacen que la cifra no sea exacta.

Hablemos ahora de unos casos a nivel internacional donde el reciclaje de los paneles solares está tomando una forma bastante interesante.

En la Universidad de Arizona ya están implementando un proceso de reciclado con productos químicos con miras a recuperar materiales como el metal, la plata y el silicio que, si recuerdan en mi último artículo les contaba que era uno de los componentes principales y que hoy en día ha permitido reciclarse muy bien.

Los científicos que han hecho parte de este grupo de trabajo, afirman que a medida que la demanda de esta energía limpia continua en aumento, se hace evidente la necesidad de darle apertura a nuevas plantas de reciclaje a nivel global.

Incluso calculan que a futuro es posible que algunos de los metales que son fundamentales en la construcción de cada panel puedan sufrir escasez más adelante por la alta demanda que están teniendo.

El proceso que utiliza este grupo de investigadores consiste en que las células de silicio de los paneles se separan de las láminas de polímero y vidrio con una cuchilla de acero caliente. Una vez esto resulte utilizan un componente químico para extraer la plata, el estaño, el cobre y el plomo.

En esta técnica y en muchas otras que he observado se preocupan porque esos materiales químicos no generen mayores residuos sino que puedan transformarse y volverse a utilizar.

A pesar de que no todos los sistemas y parques fotovoltáicos del mundo estén cumpliendo su ciclo de vida útil ya mismo, es importante poner mucha atención cómo lo están haciendo muchos países para adoptar esas buenas prácticas con prontitud.

No nos dejemos coger ventaja del tiempo.

Que es costoso claro que sí. Pero los modelos que se están poniendo en práctica han intentado hacerlo comercialmente atractivo para todos los agentes de la cadena y así replicarlo en otras regiones.

La Agencia Internacional de Energías Renovables estima que los residuos de dichas infraestructuras a nivel global podría llegar a los 8 millones de toneladas en el 2030.

Una fecha un tanto irónica ya que sería el año para dar cumplimiento a la Agenda 2030 de las Naciones Unidas.

¿Cómo ven ustedes esta oportunidad que tenemos de cerrar el ciclo de inventos sostenibles tan importantes?

 

Fuente consultada: The verge, Maddie Stone