“El terrible ataque”, “Un oso se rebeló”, “El animal perdió el control”. Todos estos son solo algunos de los titulares que he podido leer en los últimos días.
Muy controversial la verdad este tema me van a perdonar.
Hablemos un poco del antecedente cultural del caso para no arrancar la historia sin dar contexto alguno. En Rusia, efectivamente, hay un precedente de utilizar a los osos como entretenimiento desde mediados del Siglo XVIII, cuando los capturaban, domesticaban, y utilizaban como parte de la recreación de la época. Las imágenes son impactantes porque los amarraban y encadenaban incluso siendo cachorros, para poder representar la diversón y entretenimiento del momento.
Muchos autores de obras literarias de la época lo calificaron como un acto repugnante ante Dios y supuestamente los prohibieron a mediados de 1867.
Sin embargo, esta semana se presentó un suceso en el Anshlag Traveling Circus, en la ciudad de Voronezh, donde uno de los domadores fue atacado por el oso durante una presentación.
Independientemente de que el oso estuviera cansado por su edad, o que hayan acusaciones hacia el público por no respetar las normas respecto al uso de cámaras, nada justifica en mi opinión, la instrumentalización de animales salvajes para nuestra recreación.
Por supuesto con esto no quiero afirmar que las heridas del domador sean motivo de alegría y satisfacción, pero honestamente ¿qué esperaban?
¿No sucedió hace poco en Colombia un hecho similar en un restaurante donde utilizaban a los caballos en espacios reducidos para los shows?
Animalistas o no animalistas considero que es un asunto de sentido común. Los osos son animales salvajes por naturaleza que deberían pertenecer a un hábitat netamente natural. Y como lo he dicho en reiteradas ocasiones, creemos que nuestra intervención en el entorno nunca tendrá consecuencias de ninguna índole.
¿De verdad pagaríamos hoy en día por ver a un oso bailar ante nuestros ojos en un circo?
¿No preferimos ver a estos animales en reservas o santuarios naturales en un viaje con dichos fines?
Puede que antes esto fuera considerado un ritual cultural, sin lugar a duda, así como ocurre en muchos países, pero hoy en día ya hay unos tratados, acuerdos, y políticas internacionales que nos arrojan fuertes alarmas frente a la connotación de maltrato animal que esto tiene.
Sí, al igual que lo he descrito en la situación de los carruajes en Cartagena en artículos anteriores. Tal cual.
Yo sí quisiera que mis lectores me dejaran en los comentarios su perspectiva frente a este tema y abramos libremente el debate; e incluso, me gustaría leer también a quienes están de acuerdo con estas prácticas para comprender ese punto de vista.
Realmente y como están las cosas en materia ambiental a nivel mundial no considero que sea algo para aplaudir y mucho menos para ser parte de.
Los leo.