Ojo y aclaro, transición segura y responsable. Es decir, vamos bien, “pero ajá” con calmita.
Me gustaría presentarles algunas cifras y ejemplos de cómo veo yo el panorama y por lo mismo, porqué considero que Colombia tiene mucho potencial para complementar su actual industria dependiente de los combustibles fósiles, el carbón, entre otros, con la energía renovable no convencional.
Recientemente estuve en un foro muy interesante de seguridad energética donde se planteó una reflexión sobre si, lo que necesitamos en Colombia (ojo Colombia no Noruega), es transición/migración hacia, o complementar lo que ya tenemos para que el futuro no se vea tan incierto.
Me quedo con la segunda opción.
Bloomberg, con su herramienta Climatescope, presentó un estudio que hace seguimiento a los procesos de transición energética en el mundo y estableció que Colombia se encuentra en el top cinco de naciones que lideran esta materia, precedido de Chile, India y China.
Ahora bien, unos datos de Ecopetrol y de la UPME (Unidad de Planeación Minero Energética) que me parecieron bastante interesantes.
- El 60% del portafolio exploratorio tiene potencial para gas en oportunidades del Caribe Offshore, Piedemonte
- La demanda nacional de hidrógeno crecerá exponencialmente, alcanzando cerca de 1,3 MTon/año.
- En particular en el departamento de La Guajira, Colombia goza de un nivel de irradiación solar 60% más alto que el promedio mundial, con cerca de 194 W/m2 (vatios por metro cuadrado) de media.
- De acuerdo con la UPME, hay potencial suficiente en biomasa para suplir el 46% de la demanda nacional de energía, más de 500.000 TJ al año.
Y como estos, tenemos muchos más datos que nos dan aliento para pensar que Colombia es un país que, conforme a su ubicación geográfica y los proyectos que buscan desarrollar las principales empresas, tiene mucho potencial en este proceso.
Asimismo, me parece clave mencionar el Proyecto Offshore o costa afuera, que se está empezando a gestar de energía eólica por el Ministerio de Energía, la DIMAR, la ANH, con miras desarrollar la infraestructura en futuro próximo. Claro, esto todavía está en una fase temprana donde se presentarán propuestas de modificaciones a regulaciones existentes, así como otros estudios a los términos de las concesiones portuarias.
De todas maneras es una apuesta muy interesante que podría posicionarnos en el plano internacional, sin contar con el involucramiento de actores locales en este proceso.
Sí, la energía eólica también representa retos como la posible afectación de aves migratorias, el impacto del ruido en las profundidades marinas y en el ecosistema en sí, el financiamiento de los proyectos a largo plazo, entre otros.
En algunos casos, cuando se hace On Shore, o costa adentro, puede afectar el funcionamiento de las comunidades de la zona si no se hacen las Consultas Previas adecuadamente.
En la actualidad, según la UPME hay inscritos 31 proyectos de generación de energía eólica, 12 de ellos costa afuera, todos en fase 1; y 19 costa adentro, ocho en fase 1 y 11 en fase 2.
Ah bueno, y no olvidemos el Plan Estratégico de Hidrógeno que tiene Ecopetrol de bajo carbono con centros de innovación y tecnología en el Caribe (hidrógeno verde, azul y blanco), que promete aportar a la meta de reducción del 51% de emisiones de alcance 1, 2, y 3 para el año 2050.
Claro, también con muchos retos en el camino por sortear como los costos, el proceso de creación que requiere de energía excedente, el hacerlo replicable a gran escala, entre otros, pero nos estamos moviendo en la dirección adecuada.
Todo esto que les estoy plasmando sé que nos puede tomar muchas más hojas de discusión, claro que sí. Pero nos lleva a un plano donde vemos al país con grandes posibilidades para llegar a acceder a fuentes de energía renovable no convencional en un futuro próximo de manera gradual pero contundente.
No sin mencionar, que, esa anhelada y sonada transición, pareciera encaminarse más a complementar por ahora nuestras fuentes convencionales para evitar una dolorosa catástrofe en caso tal de hacerlo abruptamente. Es decir, diciéndole en un corto periodo “chao” al petróleo y sus derivados, “chao” a la extracción minera y “chao” a la producción del carbón.
Es decir, para mí no es tanto transición sino un proceso paralelo que complementa muy bien lo que ya tenemos mientras llegamos a no tener que depender algún día de los combustibles fósiles.
Algún día, pero para eso nos falta y bastante; y eso que Colombia no se encuentra inmersa gracias a Dios en una situación bélica tan delicada como la de Europa donde ha aumentado en varias regiones el consumo de combustibles fósiles gracias a la dependencia hacia pocos países que suplen de gas el Continente.
¿Ustedes cómo lo ven? ¿Muy arriesgada esta visión?