¿Cuántas veces nos detenemos verdaderamente a analizar si necesitamos una pausa en nuestra vida?
Pausarla no significa detener todo y dejar de vivir; es regalarnos de esas 24 horas unos minutos para hacer un proceso de introspección y ver cómo nos estamos sintiendo.
¿Estamos cómodos con nuestros trabajos?
¿Estamos felices en el lugar donde vivimos?
¿Las actividades que hacemos en nuestro día nos llenan el alma?
¿La pareja que tenemos nos suma a nuestra felicidad propia?
No porque la vida no pare significa que nosotros no lo hagamos.
Para vivir una vida mucho más intensa y plena sí creo que es importante hacer ajustes en el camino; y con esto me refiero a replantear aquello que nos rodea para ver qué puede cambiar, y si así lo deseamos, continuar.
Por más lindo que se vea un carro y ande bien, este siempre va a necesitar una revisión constante para asegurar que todas sus partes estén funcionando correctamente.
No es fácil, nadie dijo que lo fuera, pero sí creo que es fundamental.
Mi consejo para todos ustedes es que no vivamos en piloto automático dejando pasar las cosas que nos incomodan por miedo a sentir emociones no deseadas. Debemos rompernos muchas veces para moldearnos y estar en constante evolución.
Estar en constante evolución nos permitirá sentir y vivir diferente; experimentar lo desconocido por primera vez.
Claro, eso sí, no es una obligación. Cada uno decide si quiere vivir en piloto automático o no. Pero me atrevo a pensar que la vida no está diseñada para sentirla o experimentarla de manera lineal.
¿Será que sería muy aburrido? No lo sé.
Si nos permitimos rompernos en mil pedazos podremos descubrir que somos seres cambiantes y que podemos transformarnos en muchísimas formas, y varias de estas, nos sorprenderán en el camino.
¿Pensábamos que esa persona no nos podía gustar?
¿Creíamos que ese trabajo que veíamos lejano nunca lo íbamos a experimentar?
¿Ese deporte en el que pensábamos éramos muy malos, resultamos ser de los mejores?
Esta es una cordial y desinteresada invitación a que hoy hagamos una pausa para regalarnos unas horas del día a analizar cómo estamos, qué queremos, y hacia dónde vamos.
Ah, y si la conclusión es que está todo en orden; muy bien, sigamos entonces adelante, ya vendrá el momento de tú pausa.