Como lo dijo el año pasado Antonio Guterres, Secretario General de la ONU, estamos adentrándonos en la Era del Piroceno.
Sí, esa misma en donde el fuego deja de ser un recurso de supervivencia como ocurría en épocas antiguas antes de Cristo, y se convierte en un elemento el cual el Hombre ya no puede controlar más.
Desde hace un par de años se ha venido observando un incremento sustancial de la temperatura global en el mes de julio, normalmente, batiendo records desde la época pre – industrial.
Y a pesar de que este pasado julio como tal no fue en su totalidad más caliente que el del año pasado, sí se registraron días que batieron toda la data hasta el momento: 17.16 grados Celsius en la temperatura global y 17.55 grados Celsius, ambas en días diferentes.
«En un año que ha sido el más caluroso registrado hasta la fecha, estas dos últimas semanas han sido especialmente brutales», declaró el administrador de la NASA, Bill Nelson.
Lo anterior lo vemos como resultado no solo del brutal fenómeno de El Niño que se ha vivido exponencialmente en varios países, sino también, a causa del calentamiento de las temperaturas de la superficie del mar en el Pacífico Ecuatorial.
Si vemos las cifras, por ejemplo, de The Earth Organization, vemos que el calentamiento de las aguas marinas, las cuales capturan cerca del 90% de las emisiones de C02 del Planeta, ha generado aún más presión en los ecosistemas.
Incluso, se habla de un promedio hasta este año de 20,88 grados Celsius de temperatura de los mares que se había alcanzado en los últimos años.
(Imagen tomada de The Earth Org, 2024).
Ahora bien, más allá de las alarmantes cifras, estos picos que estamos alcanzando de temperatura global ponen en jaque la meta de no sobrepasar los 1.5 grados Celsius a 2030 en aras de evitar daños irreversibles en el comportamiento natural de los ecosistemas terrestres y marinos. Situación, que pondría mucha más presión en, por ejemplo, la obtención que tengamos de alimentos de la Tierra, entre otras consecuencias.
Asimismo, esto implica como lo ha venido diciendo la ONU, una necesidad inminente de adoptar medidas de adaptación y resiliencia ante estos fuertes fenómenos climáticos en los países. Las políticas públicas y medidas legislativas que se tomen para hacerle frente a una cotidianidad donde los contrastes son cada vez más fuertes, son una prioridad en todas las agendas políticas.
Lamentablemente la desaceleración de la curva del cambio climático está cada vez más difícil de alcanzar, sin por ello afirmar que los Acuerdos internacionales como el de París, no estén buscando cumplir con este objetivo.
Las reducciones de las emisiones de gases contaminantes son la bandera principal, con la meta de llegar a llegar a cero emisiones netas a 2030 y 2050, más, sin embargo, y como ya es de conocimiento público, la transformación de los hábitos de consumo mundial tienen que ir paralelo a estas medidas.
¿Qué está haciendo su alcalde, gobernador, o presidente por “mermar” esta crisis? ¿Qué estamos exigiendo nosotros se deba hacer?
Los leo.