¿Qué podemos esperar del nuevo presidente de los EE. UU. frente a la crisis global ambiental?
Por ahora hablemos de lo que se ha dicho, sin entrar a especular o a generar pánico innecesario, pero sí con los “pies en la tierra” frente a lo que se puede aproximar.
Se retira del Acuerdo de Paris
Recordemos que el Acuerdo de Paris, posterior al Protocolo de Kyoto, es un esfuerzo a nivel global de comprometer a las naciones que son parte en reducir sustancialmente las emisiones de C02 que impactan la atmosfera a 2030 y 2050, pero, sobre todo, en garantizar que no se eleve la temperatura de La Tierra por encima de los 1.5°C.
Y sí, se dice que en EE. UU. las emisiones de CO2 relacionadas con la energía disminuyeron un poco en el año 2023 en comparación con el 2022, entendiendo que más del 80 % de las reducciones de las emisiones de CO2 relacionadas con la energía en 2023 se produjeron en el sector de la energía eléctrica (US Energy Administration Information, 2024).
Es un avance, sí, pero eso no significa que el país no emita C02 en muchas otras fuentes como la comercial, el transporte, la industria, la residencial, y así sucesivamente.
Se especula que China va a tener una mayor preponderancia en el panorama de la sostenibilidad, ya que actualmente el 30 % de su GDP proviene de las energías verdes, y, con esta “vacante” de los EE. UU., se pueden fortalecer aún más. Frente a lo anterior, también es importante resaltar que las medidas firmadas por Trump, incentivan al proteccionismo en materia de transición energética con miras a evitar la influencia externa que ponga en riesgo sus planes a largo plazo de fortalecerse en dicha materia. No obstante, esto puede ser controversial en la medida en que hay otros países que pueden ganar dominancia en el suministro y acceso a materiales, tecnología, y demás desarrollo, lo que pondría a EE.UU. en una inestabilidad y falta de competitividad.
Combustibles fósiles y más combustibles fósiles
Paralelamente, la nueva administración quiere darle un protagonismo evidente a la exploración y explotación de combustibles fósiles (petróleo, refinados y gas), y no es que esto no sea importante durante una transición energética justa y equilibrada, pero dejar a un lado los impactos ambientales de estas operaciones es arriesgado en un momento de coyuntura global. En este sentido, las órdenes que ha firmado, dentro de las cuales se encuentra la declaración de una emergencia energética nacional, buscan no solo promover como ya lo mencioné, la producción de gas y petróleo, sino revocar antiguos impedimentos con tinte ideológico, y utilizar terrenos a través de la figura de la expropiación, para expandir la producción de bienes.
Las preguntas que restan entonces son: ¿Hasta dónde van a llevar esa exploración?, es decir, ¿Se respetarán los límites de los ecosistemas frágiles?, ¿Qué pasará con los Acuerdos Internacionales respecto a la explotaciones en el Ártico?, ¿Cómo garantizarán su contribución global a la disminución de GEI?
Y esto sin contar con los efectos dramáticos que ha sufrido ese país como los incendios de California, tornados y huracanes devastadores, entre muchos otros. Así que continuar explorando y explotando a como de lugar, sin un Acuerdo Internacional del cual sostenerse para comprometer metas de reducción de GEI, es bastante controversial. De hecho, recientemente, expertos entrevistados evidencian gráficos que demuestran que los valores acumulados desde 1975 a 2023 ponen a EE. UU. como el mayor emisor de toneladas de Co2, seguido por la Unión Europea y China.
Y ustedes, ¿Qué opinan al respecto?
Fuentes consultadas:
https://www.eia.gov/environment/emissions/carbon/
https://www.youtube.com/watch?v=SFSM3E8QGas
https://www.justsecurity.org/106804/what-just-happened-trumps-executive-actions-us-climate-security/