Cuando veo que se acercan las elecciones para la presidencia y congreso y observo que nuevamente aparecen infinidad de candidatos creando “coaliciones” en busca del poder. Caigo en la desesperanza en la que creo debemos caer los colombianos que hemos estado esperando, desde cuando fuimos conscientes de la realidad política, económica y social de nuestro país, que haya un mandatario y unos parlamentarios que de verdad quieran un cambio positivo, desprovisto de cualquier clase de interés particular y que lleguen a un verdadero acuerdo que saque a Colombia del subdesarrollo.
¿Por qué no examinar qué es lo que proponen Petro, Fajardo, Zuluaga y los demás candidatos y determinar qué es lo bueno y aplicable a nuestra nación para salir adelante? ¿Por qué no mirar lo que han hecho los países desarrollados para llegar a las condiciones en que están? ¿Por qué no deponer los odios partidistas y que los que estuvieron en el poder sin hacer nada den un paso al costado y dejen trabajar a otros que ya no quieren más de lo mismo? ¿Por qué no tratar de hacer una política seria y diferente, con propuestas alcanzables y que favorezcan a todos los colombianos, sin recurrir a los ataques de odio y oportunismo, hacia los otros candidatos y contra los maestros del sector oficial, como los de los candidatos a la presidencia y senado, Rodolfo Hernández, Enrique Peñaloza y María Cabal; quienes, en videos que circulan por las redes, le ponen lápidas a los docentes, porque satanizan a Fecode, y Fecode somos todos los maestros oficiales del país? ¿Por qué tratar de decir que los maestros adoctrinamos a los alumnos? ¿Adoctrinamos en qué sentido? ¿Por qué se contradicen cuando afirman que la educación pública en Colombia es mala y esos estudiantes son capaces de asimilar tal “adoctrinamiento”? ¿Por qué no inferir que si los estudiantes “adoctrinados” asumen posiciones ante los diferentes candidatos, es porque están aprendiendo a ser críticos, a no tragar entero, a analizar las propuestas que hacen y vuelven a hacer los candidatos que llevan tanto tiempo en el poder “trabajando por las clases menos favorecidas” y nunca cumplen? ¿Por qué no mirar las tablas de salarios de los maestros para no afirmar que ganamos un dineral, más dos o tres pensiones? ¿Por qué no mantener un hilo conductor en el ministerio de educación, en donde cada presidente que llega nombra nuevos ministros, quienes nunca han sido docentes de pre-escolar, básica o media y las aulas que han pisado son las de los colegios más adinerados de Colombia o las de las universidades privadas? ¿Por qué seguir con el cacareado castro-chavismo? Colombia no es Venezuela, ni Cuba, ni Nicaragua. Ese argumento está manido. Si en algo nos hemos parecido a esos países es en la dictadura que viene desde muchos años atrás, con presidentes de los mismos partidos con diferentes nombres, que tienen como común denominador, la corrupción.
Es hora de girar. No hacia la izquierda, a la derecha o quedarse en el centro como se interpreta hoy. Es hora de girar hacia el progreso, con honestidad, con amor de patria, creando un verdadero y amplio pacto de todas las fuerzas vivas, en donde la que gane sea nuestra amada Colombia.
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