Ingresa o regístrate acá para seguir este blog.

Sí. Leyó bien: “lenguaje políticamente incorrecto”.

Por lo general, se habla de lenguaje políticamente correcto para suavizar expresiones que pueden sonar fuertes, ofensivas o vulgares. En español, este recurso se denomina eufemismo. Por ejemplo: decimos, habitante de calle, en lugar de indigente o pordiosero; persona de color, en lugar de negro.

Cuando El Tiempo me dio la oportunidad de crear un blog, pensé en hablar sobre correcciones idiomáticas o hablar sobre avances del lenguaje ante todo. Sin embargo, como maestro no me puedo evadir de nuestra realidad social, política y económica.  Paulo Freire dijo: “El maestro es necesariamente político. Su tarea no se agota en la enseñanza  de las matemáticas o la geografía. Su tarea exige un compromiso y una actitud en contra de las injusticias sociales. Luchar contra el mundo que los más capaces organizan a su conveniencia y donde los menos capaces apenas sobreviven. Donde las injustas estructuras de una sociedad perversa empujan a los ‘expulsados de la vida’. El maestro debe caminar con una legítima rabia, con una justa ira, con una indignación necesaria, buscando transformaciones sociales”.

No entiendo por qué en Colombia, hay presidentes, expresidentes, congresistas, excongresistas, empresarios adinerados, algunos periodistas, padres de familia y muchas personas más, que han estigmatizado al maestro, tratándolo en forma despectiva, mostrando un odio hacia él. Y me refiero a los maestros de los niveles de pre-escolar, primaria, secundaria y media. Es decir, los que dictamos hasta el grado 11. ¿La razón? Desconocen que los jóvenes están llegando al último grado con 16 o 17 años, en su mayoría, y sólo unos pocos con 18. Esto es, aún no han sacado la cédula. No pueden votar. Sin embargo, políticos como los del Centro Democrático dicen que los maestros afiliados a Fecode estamos adoctrinándolos; porque, muchos estudiantes universitarios, que ya han adquirido una madurez mental, una mayor responsabilidad y una visión más amplia de la situación del país, asumen una actitud política ante lo que vive el país y esos son los estudiantes que los silban y les gritan su inconformismo por la forma en que han legislado y gobernado, dando la espalda a las clases menos favorecidas cuando alcanzan el poder. Lógicamente, los docentes de los primeros niveles tenemos que hacer nuestra labor de orientar la capacidad crítica que es inherente al ser humano. Por eso no entiendo cuando dicen que estamos bajos en unas pruebas, llámense Saber, Pisa o como quieran, que no miden la real capacidad del estudiante como ser integral.

De nuestras entrañas, han salido talentos en diversos campos, que han trascendido fronteras: Gabo, Rodolfo Llinás, Manuel Elkin Patarroyo, Ángela Restrepo Moreno (una de las primeras mujeres científicas del país), Nubia Muñoz, Martha Gómez, Jorge Reynolds, Emilio Yunis (Q.E.P.D), Brigitte LG Baptiste, Moisés Wasserman, Shaquira, Edgar Rentería,  Sonia Osorio, Adriana Ocampo y muchos más. Personas talentosas que sí han trabajado por dejar en alto el nombre de Colombia. Personas que no se dedicaron a denigrar del otro, que no se dirigieron al otro con expresiones como: “-Marica, le voy a dejar en la jeta”. “Sicario, sicario, sicario” (Ambas de Uribe Vélez). “Hampón” (Vicky Dávila). “Miente, HP” (Rodolfo Hernández) y muchas más, pasando por la intervención de Ingrid Betancourt para tratar de ofender a Petro por tener depresión en un momento de su vida. ¿Ingrid ha revisado su vida y no ha encontrado miserias en ella, como las que tenemos todos los humanos?

Ahora, se quieren agarrar de palabras que no representan nada para sembrar una campaña de miedo y de odio. Hablan de Castro-Chavismo para decir que vamos a terminar como Venezuela. Mentira, Los Castro ya están desapareciendo y lucharon por sacar a Cuba de un mal mayor. Chávez murió hace años y sus ideas no eran iguales a las de Maduro. Ahorita, inventarán el Maduro-Orteguismo para asustar a los que no conocen que las situaciones son totalmente diferentes. Colombia no es Venezuela, ni Nicaragua. Hay palabras que han tomado para intimidar a los que ignoran la situación, a los que ven a los venezolanos emigrando hacia otros países. Y quiero dejar claro que no estoy de acuerdo con ninguna dictadura, aunque Colombia ha tenido desde hace muchas décadas una dictadura soterrada. Colombia ha sido un país que ha aguantado los embates de gobiernos que la sumieron en una “patria boba”, donde los presidentes llegaron con votaciones que demostraban la esperanza de salir de la situación en la que aún nos tienen sumidos. Cómo no recordar la cantidad de votos conque salieron elegidos Andrés Pastrana, Belisario Betancur, César Gaviria, Álvaro Uribe, Santos, Duque…, administraciones donde las clases media hacia abajo fueron víctimas del despojo de muchas condiciones dignas para vivir. Después de sus mandatos desaparecieron hasta cuando el pueblo, que no tiene memoria les volvió a creer, como se le cree a un paisa culebrero.

Todavía, nos siguen haciendo creer que nos van a expropiar. ¿Qué nos pueden expropiar, si desde hace mucho tiempo nos expropiaron hasta la dignidad?

Que son los defensores de la anticorrupción. ¿Cuándo van a acabar con la corrupción y la mermelada, si para ganar la presidencia le están vendiendo el alma al diablo?

En los debates demuestran su poca preparación y recurren a “jugaditas”, como atacar al candidato al que le tienen miedo porque no han entendido qué significa DEMOCRATIZAR la tierra, que no es más que poner a producir las grandes extensiones de tierra baldías, por parte de los que verdaderamente saben hacerlo, que son los campesinos. Pero, los grandes terratenientes creen que se la van a llevar dentro del ataúd cuando mueran. Sólo tendrán las paletadas que le arrojen encima para que no salga el mal olor que todo cuerpo descompuesto emite.

Y no se habla de expropiarlas, sino, comprarlas para que los labriegos la trabajen y Colombia sea un país que se autoabastezca.

Reflexionemos acerca del país que queremos.

Compartir post