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En un artículo pasado, estuvimos tratando acerca del uso adecuado de algunos términos y expresiones para buscar la precisión, la concisión y la claridad al comunicarnos.

Hoy quiero hacer algunos comentarios sobre otros que “suenan feo” en nuestro idioma y que han sido aceptados por la RAE o están en camino de serlo, por la fuerza de la costumbre y su uso constante.

Comencemos por dos verbos que son utilizados por una gran cantidad de personas, incluidos algunos de los que no nos lo esperamos. Estos verbos son: ofertar y aperturar. No creo que se escuchen mejor que ofrecer y abrir. ¿Para usted es mejor decir: “Se aperturó una investigación” / “Se ofertaron cien vacantes para trabajar en…” O expresar: “Se abrió una investigación” / “Se ofrecieron cien vacantes para trabajar en…”?

Tampoco comulgo con el famoso lenguaje inclusivo: ¿Por qué decir, los colombianos y las colombianas, los niños y las niñas, cuando toda la vida ha sido normal decir: los colombianos, los niños… para referirse a todas las personas del país o a todos los infantes? ¿Y qué decir del inadmisible artículo LES que no sé de dónde lo sacaron? En castellano, el masculino, generalmente, termina en el sufijo –o para el singular y -os para el plural y –a(s) para el femenino singular y plural. Aunque hay excepciones donde hay que diferenciar a través del artículo, si es necesario; por ejemplo, los y las jóvenes. Pero, tanto en esta como las palabras anteriores, sólo si el contexto lo exige.

Otras expresiones que han querido imponer para saludar o despedirse son: buen día; buena tarde; buena noche. Lo apropiado es decir: buenos días; buenas tardes; buenas noches. Esto es lo que se llama plural expresivo, que hace más referencia a la intensidad que a la cantidad.

No quisiera dejar pasar esta oportunidad para referirme a que en este tiempo, todo se toma como ofensa: al negro no se le puede decir negro; flaco, al flaco; gordo, al gordo. Dice un mensaje que circula por ahí, que antes se les decía así a quien tenía esas características y nadie quedó traumatizado. De igual manera, antes, el hombre o mujer a quienes les gustaban las personas de su mismo sexo, eran llamados homosexuales aunque también les llamara la atención los de su sexo contrario. Hoy, uno se enreda en una comunidad a la cual cada vez le agregan más letras o signos.

En la Costa Atlántica, estábamos acostumbrados a cuando nos daban las gracias por algo, responder con un “a sus órdenes”, “a la orden” o “de/por nada”, “no hay de qué”. Hoy nos hemos “copiado” de la expresión paisa: “con gusto”.

Finalmente, no estoy de acuerdo con haberle quitado la tilde a la palabra solo cuando equivale a únicamente, porque en algunos casos, aunque pocos, puede prestarse a confusión. Como sucede en dos oraciones que circularon por whatsapp para demostrar lo dicho. Estas rezaban: “Estuve teniendo sólo sexo toda la noche” y “Estuve teniendo solo sexo toda la noche”. ¿No se presta a confusión? ¿Usted qué dice?

En este mismo sentido, no estoy de acuerdo con quitarle la tilde a la palabra este cuando es pronombre demostrativo; al igual que a la conjunción o cuando va entre dos números para diferenciarlo del 0. Siento que la lengua va perdiendo identidad y confunde tanto cambio vertiginoso. 

Muchas gracias por leerme y agradezco sus observaciones.

 

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