En una entrevista concedida en el 2021, a propósito de su libro Volver la vista atrás, Juan Gabriel Vásquez sugirió que el aparato narrativo de la novela es el terreno de lo privado, del detalle de la intimidad. En la misma obra incluyó una nota al final para referirse a su contenido como una estructura de ficción sin episodios imaginarios. De esas consideraciones, lo primero que emerge es un cuestionamiento brillante de las fronteras de la novela pues, en ese sentido, el libro supone una experiencia singular para el lector. Una primera aproximación no concluye si se trata de una biografía, de una novela biográfica o de alguna otra propuesta.
Volver la vista atrás recorre varias décadas de la familia de Sergio Cabrera Cárdenas, el director de cine, cuyo camino extraordinario refleja buena parte de la historia del siglo XX. Primero aparece Fausto, el padre, que a causa de la guerra civil española termina exiliado en América Latina. A partir de ese antecedente se va tejiendo la red familiar que de Medellín conduce a Bogotá y luego a Pekín, para experimentar la década de los sesenta en la China de Mao Tse Tung. Las ideas de la revolución se devuelven a Colombia y terminan entrelazadas con la convulsión política de los setenta, los grupos armados y las batallas ideológicas de la época. El relato está atravesado por la puja entre la convicción y el desencanto que cimientan a los protagonistas.
La narración de la novela (porque eso es a la luz de su composición, sus formas y recursos) es ingeniosa, elegante y despojada de juzgamientos. Juan Gabriel hizo un trabajo impecable para armar el rompecabezas de vidas enmarañadas con un sinfín de hitos que las confunden, revuelven y complejizan. Escogió las piezas adecuadas de esas historias ajenas, las interpretó, las soportó con una recopilación de archivos y las anudó con maestría a través de los acontecimientos del año 2016: la muerte de Fausto Cabrera, los resultados del plebiscito para refrendar los acuerdos de paz en Colombia y el evento en Barcelona que hace homenaje a la vida cinematográfica de Sergio. Ese último, una retrospectiva de sus películas, termina siendo una retrospectiva de su vida entera.
Según lo ha indicado el autor colombiano, la construcción del libro fue desafiante y extensa, pues implicó más de siete años entre conversaciones, testimonios, cartas y fotos. El resultado le concedió el IV Premio Bienal de Novela Mario Vargas Llosa en septiembre de 2021, y se convirtió en una oportunidad para reconocer el coraje de Sergio y de Marianella, la hermana, por abrir cicatrices, por reconstruir el ardor de los hechos, por volver la vista atrás.