Nombre científico: Del griego violentus pelutas (Pelota violenta).
Javier,  trece años de edad, un pelado anónimo, pinta neutra, cansado de ir por la  vida sin rumbo fijo, decide  que ha llegado la hora de ser alguien, de encontrar su alter ego, y toma entonces una decisión trascendental, ser un barra brava. Elegir  no fue tarea fácil,  las  opciones eran diversas, rasta, metalero, skate, frogger, ¿flogger?, bueno eso, ñero, emo… tin marín de do pingüe, cucara… Barra brava.
Acto seguido, toma  el directorio telefónico: «Sea barra brava en seis meses, y sin proyecto de tesis». Nada de eso, estaba decidido a  prepararse con los mejores, a ser un barra brava de verdad,  de  los bravos, de los que cada domingo se cogen a piedra y se rompen la mollera. Le pide a su mamá tres mil pesos, sacude su dedo índice al paso de un bus, lo aborda, y  se  va  para la Universidad de la Vida, facultad barras bravas, golpea a la puerta.
Abre una mujer, es la secretaria,  porta una camiseta del real Cartagena, dentro de la recepción está  sentado  un tipo que porta una camiseta  del Atlético Nacional, parece un docente. Y quien tras  escuchar de labios de Javier la intención de estudiar esa carrera, lo conduce hasta  la oficina del decano,  un viejo que viste   una camiseta del Boca Junior.
– ¿En qué te puedo ayudar,  pibe?, pregunta al verlo.
– Deseo ser un  barra brava.
–  Pero claro che, seguí, tomá asiento,  poné atención.
Mientras que el decano le  explica la esencia de un verdadero barrista, Javier observa  su oficina, los elementos que la adornan. Aprecia  camisetas de todos los equipos habidos y por haber. Fotos de hinchas colombianos, furiosos, arrugando nariz,  pelando diente,  que «mojaron» noticiero, que tuvieron  enfrentamientos con la policía, que fueron a armar la espantosa al estadio y después terminaron como  víctimas en los medios, y despotricando de los tombos… Su atención se centra en un sinnúmero  de  frascos repletos de sangre  coagulada. Cada frasco contiene un líquido espeso y  de un color diferente;  amarillo, rojo, verde de la montaña, azul, vino tinto y oro, blanco, blanco… Con sus dedos de futuro barrista señala un frasco de  etiqueta color azul.
–  ¿Y eso?
– La  sangre de un caudichyo, un hincha  de las gallinas, que fue asesinado a puñaladas  por barristas de otro equipo.   Un grande, murió  portando la camiseta de su equipo del alma.
– ¡Oh! – Exclama Javier –  ¿Y…  es muy difícil llegar a eso?, pregunta.
– Que si qué. Es el punto máximo de un hincha,  lo más hermoso  que le puede llegar a suceder; morir  por el equipo de sus afectos. El que lo hace es el Rey. Pero, vení te explico, al principio podés vestir camisetas de equipos como el Cóndor,  Apuestas Monserrate… posteriormente,   Alianza petrolera, Deportivo Pasto,  y así consecutivamente;    Huila, Santafé, Millonarios, Junior, Medellín…  y por último,  durante la maestría,  Real Madrid, el Inter, Boca, el Barza….
Javier le pregunta  si puede hacer dos preguntas, el decano le responde que che, que claro,  que las haga.  Javier pregunta a partir de qué semestre puede empezar a liarse a puñetazos con  los miembros de otras barras, y que  si, desde que es hincha de un equipo chiquito, puede matarse por él, por el equipo chiquito. El rector le responde que sí, que claro, que si quiere hacerse matar por el equipo Maracaneiros bien puede hacerlo, «se te aboná la garra». Incluso,  por el equipo de banquitas infantil del  barrio está perfecto, la esencia es la misma… pero le aclara que la idea es sentar primero las bases teóricas,  estudiar duro. Javier se queda viéndolo con la boca abierta y exclama: Ah.
– Mirá el pensum
Defensa personal.  Redacción y Ortografía. Rimas.  Filosofía de un Barra Brava. Historia de las Barras bravas.  Pioneros. Trapos. Música. Armas blancas. Bases de terrorismo. Terrorismo I. Terrorismo II…
– Defensa personal es prerrequisito de armas blancas -le aclara el decano-,   tenés que aprobar la primera para poder ver la segunda. Durante  tu vida activa tenés que armarte más de un disturbio en el estadio, por eso son necesarias las bases de terrorismo que inculcamos. Ingresar pólvora, manipular explosivos, armar bombas… Vas a egresar de acá convertido en  un  MacGyver de la tribuna.
– ¿En qué semestre puedo empezar a «rumbearme»  la camiseta?
– No se trata de si  podés,  el meochllo es,  si querés. Si un día,  mientras tu equipo juega, los otros barristas brincan,  de repente vos agachás la mirada, te  quedás viéndola  fijamente y sentís  que ha llegado el momento, que ella también está lista, no lo dudés, halala  suavemente de tu pecho, cerrá los ojos y  hacelo, besala.
– No me parece que mientras los barristas son fieles a una sola camiseta, incluso mueren por ella, los jugadores son de lo más promiscuo que existe. Un día se chupan a la una y a los seis meses los ve uno chupándose a  la otra.
El decano quisiera decirle que lo hacen  porque  ellos si no son ningunos majaderos, y sólo les importa el billete, pero sabe que rompería su corazón y solo atina a decirle:
– C´est la vie, pibe, c´est la vie.
– ¿Qué vemos en Redacción y Ortografía?
– Esta asignatura es dictada por un argentino, él te enseñará el uso correcto del vos, y del sos, ejemplo: Equipo, sos mi vida, sos mi pasión, por vos doy la vida, por vos muero… Entenderás la delicia que se siente referirse a los jugadores  en diminutivo: el  pipiita, el burriito, la pulguiita, el cuniita, el cebollita… A pronunciar como un verdadero argentino, a escupir insultos,  a componer cánticos, a  rimar groserías, y  encontrar la letra adecuada para los discos de Fito, la Mosca, los Fabulosos, etc. Aprenderás el equivalente gaucho de  feas expresiones criollas,  como  ánimo, métale ganas…
Javier le pregunta que si esas feas expresiones  con nombre de papa, y que aquí entre nos a él también le parece  que son horribles, son las mismas que se reemplazan por esa maravillosas palabras  de guevos,  sos grande?  el decano le responde que sí, y Javier se alegra, y le confiesa que se muere de ganas por decir gueevos, campiiiionees, vamo, vamo, metele gueevos, vamo a ser campiiioones… y no solo eso,  está que se salta y… zas, y vamo a salir campiiones, y, y,  gueevos, y, y,  zas…
– Calmate, pibe,  ya tendrás tiempo de dejar a un lado ese feo acento que acompaña tus palabras y hablar como un iluminado. Y no solo eso, imaginate la maravilla,  pensar, gestualizar  y actuar como ellos. Grandes. Nos llevan años luz.
– ¿Por qué se refiere a los argentinos en tercera persona, ¿acaso no es usted, ar…?
– No, soy colombiano, a mucho honor, amo a este país más que a nada en el  mundo,  che.
Javier nota que  sobre el escritorio del Che reposa un libro gordo, como el de petete, se acerca para poder apreciar mejor las letras grabadas sobre   su pasta dura.
– Está es…  la Biblia del aficionado al futbol… ¿Puedo verla?
– Pero claro, che.
– Al principio no existía  nada,  ni bla, bla, bla… y  vio Maradona que la luz era buena, y a la luz la llamó día, y a las tinieblas noche… El credo: Creo en la pelusa,  el pibe de oro, creador del dribling y la gambeta…  creo en la pulguita, su único hijo…nació de mamá pulga… Mandamientos: Amarás al  pelusa por sobre todas las cosas, le chuparás los guevos, no invocaras su santo nombre en vano…
– En ese momento ingresa la secretaría.
–  Doctor, ¿me permite?
El Decano sale un momento.  Mientras tanto,  Javier  ojea  sus diplomas, sus hazañas y las fotos en donde el viejo sale dándose de  trompadas con los miembros de otras barras…   Se deleita  con la foto del gran reyerta acaecida en el Estadio de Bruselas, año 1985, entre hinchas del Juventus y el Liverpool,   39 muertos. El Decano  ingresa nuevamente.  Nota al joven pasmado. Absorto con  la imagen de severo bonche que se armó ese día.
– Magno acontecimiento, ¿cierto pibe?
– Esos europeos  sí que saben – exclama extasiado.
– Tenés razón,  pibe. Nada que hacer, los ingleses  son los papás. Nosotros aún estamos crudos, falta mucho camino por recorrer, somos muy tímidos, un muerto cada seis meses, una que otra   escaramuza, pero nada de eso nos llevará  a inscribir el nombre de nuestro país dentro de las grandes tragedias a nivel mundial. Hasta en eso somos un país subdesarrollado. Pero no importá. Con personas como tú vamos a salir adelante, te veo empuje, ganas, nos vamos a graduar y vamos salir   a  levantar a cuanto hincha rival encontremos «pagando» en la calle, lo vamos a coger entre seis, siete, y lo vamos a estampillar contra el pavimento, lo vamos a reventar a golpes.
– Sí,  señor.
– Así me gusta. Cambiando de tema, la secre me acaba de contar algo terrible, tenés que andarte  con cuidado; unos antisociales acaban de hacer estallar un petardo. Murieron dos personas. ¡Bárbaro!
– ¡Espantoso!
– Que vaina  con los violentos.  Tienen este bello  país al borde del abismo. Amo mi país, y me duele profundamente que unos pocos boludos pretendan acabarlo,  – el decano enjuga las lágrimas de sus ojos -.  Continuemos,  ¿alguna pregunta?
Javier continuó preguntando hasta que se cansó, acto seguido,  se fue para su casa y se puso a estudiar. Días después tajó la punta de su lápiz mirado número 2,  presentó el   examen de admisión,  un par de entrevistas y va pa´ dentro. Entre otras preguntas respondió el nombre de 10 personajes del futbol actual a quienes como buen aficionado era preciso, inevitable,   chuparle los guevos. En su respuesta incluyó a media nómina del Barcelona,  un par de argentinos y acertó. La  basílica de san Pedro es al cristianismo lo que  el  ____________ es al futbol actual.  Javier contestó el Camp Nou y se sacó buena nota.  A estas alturas está en proceso de ser un barra brava. Todas las mañanas llega muy temprano a clase, se pone a discreción, atención,  firmes y con exagerado acento gaucho,  entona el himno de los barras bravas…