En esta época,  en donde tanto se habla de inclusión, de libre desarrollo de la personalidad,  de no importa lo que me guste y por donde me guste,  yo también tengo derechos, es de extrañar que la tan promocionada sigla no contenga aún el  total de las  orientaciones sexuales.
Los bisexuales ya clasificaron. ¿Pero todos los bisexuales?, no, solo  los que le taladran  a hombres y mujeres por igual, o bisexuales  tipo uno, pero a los  tipo dos,   le caminan a gays y lesbianas;  tipo tres,  le caminan a  transgeneristas e intersexuales;  tipo cuatro, se caminan entre ellos, etc.,  nos dejaron  por fuera.
Lo dicho,  la segregación continua. Por si aún no lo han notado  este mundo también lo habitamos otros para los que dos nunca serán suficientes; trisexuales (T3),   tetra (T4),  penta (P), hexasexuales (H)…? ¿En dónde están nuestras siglas? No más discriminación.  Exigimos  que de ahora en adelante,  en    los colegios,  no se dicte   la cátedra LGTBI,  sino  la cátedra  LGTBIZKSQÑP…
Hasta aquí todo muy bonito pero y, ¿qué pasa con nuestros buenos amigos los de las parafilias?, a ellos también tenemos que hacerles un campito, porque la ley,  tal y como está planteada, afecta sus derechos. Al coprofílico (C), le hace ojitos  a la caca,  al zoofílico (Z), le bota los perros, valga la redundancia,  a los  perros, pero pues tampoco es que le disgusten los marranos, los gatos, las  lombrices, o que se le haga mala idea pasar una noche de placer con  un cocodrilo; al vampirista  (V),  a ellos también tenemos que incluirlos. ¡Hum!, pero que bellecitas…
– Qué, qué, qué, ¿quién dijo eso último de ¡hum!, pa´ zamparle  su demanda?, ¿en dónde está  el cavernícola que  se va atrever a calificar tan respetables comportamientos como anormales? Por andar con mojigaterías y prejuicios es que no evolucionamos. Se acabó, no  vamos a tolerar más intolerantes.
– ¡No!, ¡no!», nada, espere, amigo,  no se moleste,  ¡que viva la diversidad sexual! Lo que yo quería decir  era que como que no nos iban a alcanzar  las letras, ni los números.
– ¿Cómo  no? Son 29 las letras  del abecedario, y jijuemil números, y si por siacas  se acaban, para eso está el alfabeto griego, y los números romanos, y las combinaciones que a partir de  todos estos códigos puedan surgir. Nadie se va a quedar por fuera. Apretaditos,  todos cabemos.
Antes,  es preciso aclarar que las siglas hasta el momento  empleadas  reconocen patrones sexuales simples, como que me gustan los tales, o  los tales,  pero  nuevos modelos de humanos  -el zoofílico-sado-homosexual, por ejemplo- con apetitos  diversos, y con cuatro, cinco o más parafilias en su haber, reclaman su serial y que no se les vulneren más sus derechos. La  sexualidad moderna es cada vez más variada, y compleja,  eso de que me gusta x, me lo cuadré, me lo comí,   y con eso tengo, eso ya no.  Nadie queda contento o satisfecho con eso.  Y reconocer esa plurisexualidad es la finalidad de este  nuevo sistema de identificación serial.
Estamos en proceso, además,  de diseñar una nueva bandera de la diversidad que nos incluya absolutamente a todos.
–     ¡Hum!, pero con esa cantidad de colores y de tonalidades que van a tener que usar, más que bandera esa vaina lo que va a parecer es un circulo cromático.  
– Siento que  llegan a mí vientos de intolerancia. Me pareció otra vez escuchar esa vocecita de ¡hum!
– No se atortole,  amigo, continúe.
–  Continúo, y a  continuación un abrebocas de ese maravilloso futuro que nos espera,  una faena promedio  entre un modelo convencional  y un AlfaKXII, BetaXIV, GamaIIIX, o cualquier otro modelo de avanzada.
Modelo convencional: Ya te amarré, te propiné tu golpiza,  te castigué   con el látigo,  y no precisamente con el de la indiferencia,  y ahora, cierra bien los ojos.
Y al abrirlos, el hombre ve sobre  su cama a un par de gallinas pirocas, Bestialismo (1), una vestida de pícara diablita y la otra de sexy enfermera.
AlfaKXII: Vengan para acá plumosas y  les arranco esos trapitos, grrr  clastomanía (2). 
Modelo convencional: Y eso no es todo, amor. ¡Papá!,  ¡sigue!
AlfaKXII: ¡Quiubo pues,  abuelo! ¡Bienvenido! Gerontofilia (3).   ¡Que rico!, ¡así lo quería ver, en minifalda y con tacones!,  Altocalcifilia (4). ¡A ver!, ¡todos a sus sitios! Encaramen  ese par de gallinitas encima de este pecho, y amárrenme ese lazo al pescuezo. Agarre de la punta de allá abuelo, y usted, mija, de la otra… Y ahora ¡tiren!, ¡tiren!… ¡No, hombre!, ¿qué están haciendo?, ¡tiren de la punta del lazo!, quiero sentir que me falta el oxígeno, hipoxifilia(5).  Ahora sí ¡me muero!, ¡me voy!,  ¡me voy!,  ¡ah! ¡me voy!,  ¡ah…!  ¡Que maravilla! ¡Que hermosa contradicción! ¡Entre más… ah!,  ¡me voy!, ¡más siento que…! ¡ah!, ¡me vengo!
Y más de ese futuro que anhelamos:
Parejas de electrocutofílicos (6),  disfrutando  de su noche de bodas dentro de las instalaciones de  CODENSA, EPM, o ISAGEN.  Electrocutofílicos,  solteros y enamorados, llevando flores todos a una misma torre de  energía o  cada uno por su lado cortejando a una anguila.
Zoofílicos a los que  no se les niegue  la entrada a las ferias de mascotas.
Y si con la disculpa de comprobar   si  le «quebraron» a un ser querido,  un necrófilo (7) quiere ir  a la morgue a recrear la vista, bien pueda.
Nadie va a poder prohibirle  a un Don con  Dacrifilia (8), que vaya y  consuele a cuantos dolientes se le antoje en un entierro. Ante todo respeto por la diferencia.
Hola, y  ojalá  y  actualicen todos  estos programas Word, casi todas las palabras que empleé para definir a estos omnívoros del sexo, me las reportó  como error. ¿Qué pasa? ¿Por qué discriminan? ¿Ah? ¿Quieren su demanda?
1. Bestialismo,  Acto sexual que involucra animales.   2. Clastomanía,  Excitación al romperle a la pareja sexual la ropa que lleva puesta.  3. Gerontofilia,  Atracción por las personas de la tercera edad. 4. Altocalcifilia,  Atracción sexual por los zapatos de tacones altos.  5. Hipoxifilia, Asfixia erótica. 6. Electrocutofilicos, Excitación al recibir choques eléctricos.  7. Necrófilo, Atracción sexual por los cadáveres.    8. Dacrifilia,  Excitación por las lágrimas o el llanto…