Señor adicto vieja guardia*, adicto presente y adicto futuro;
Respetado señor:
Bajo la óptica actual de tratamiento integral al adicto, y partiendo de la premisa, no eres un delincuente, eres un enfermo que requiere ayuda y tratamiento, razón por la cual no puedes, ni debes asumir la responsabilidad que te compete como dueño de tus actos; nos complace informarte,
primero:
Puedes empezar a darte en la cabeza tranquilo. Por el deterioro físico y mental no te preocupes, el sistema de salud, sistema que hace rato está en la olla, va a cubrir todo tu tratamiento de rehabilitación.
Partamos de un hecho, eso de que empezaste a consumir y a degenerarte sólo porque eres un haragán y un sinvergüenza, eso sácatelo de tu cabeza. ¿Quién dijo que uno consume, y a la postre se envicia, porque el efecto de lo que se mete le parece ¡…unaaa chhiiiiimba…!?, o porque se la pasa con un grupito de buenos para nada con los que no hace más. Eso no es cierto, al diablo con esa basura. Empezaste a consumir porque estabas confundido. Te enviciaste, no porque la droga genera adicción – ¿quién inventó esa calumnia?- sino porque, pobrecito, tienes traumas de infancia no resueltos, pero ante todo, un profundo vacío interior que surge de la falta de atención y cariño de tus padres. No le busques tres patas al gato, ellos son los culpables, tú, la víctima.
Por ende, dentro del proceso de rehabilitación que te va alcahuetear, perdón, a subsidiar el estado, o a quien quiera que corresponda dentro del marco de la nueva política antidrogas, van a incluir terapias de choque – uy, severo, ¿ o sea que me van a poner a bailar choque con las enfermeras? – y confrontación, a las que vas a tener que asistir con tus viejos, ahí podrás gritarlos y culparlos de todo lo que se te ocurra.
De ahora en adelante nadie va a atreverse a darte cantaleta, ni a faltarte al respeto. A través de los medios masivos ya iniciamos una campaña para que la sociedad no te estigmatice, y se concientice de que no eres un vago sino un enfermo, y puedas trabarte tranquilo. Pobre de la autoridad que ose vulnerar el legítimo derecho que tienes a darte en la cabeza.
La despenalización de la dosis personal creará el clima soñado para que tu proceso de degenere y decadencia transcurra sin novedad y en total tranquilidad. Nadie te va a poder jorobar la existencia. Nosotros veremos, en la juega con tanto chucarito y tombo abusivo. Nos cuentas si alguno te dice «marihuanero, «periquero», o «vicioso», qué tal los igualados. Que le jalen al respetico, y que se pongan a tono con el lenguaje incluyente. Tú eres un adicto, un joven que requiere tratamiento y ayuda profesional.
Por la opinión pública, no te preocupes, ya está amansada. Los pensadores del país con el cosmopolita y sesudo argumento: «no hay que tener temor de tocar un tema tabú» la están girando tan a favor del consumo, que el único tabú aquí es estar en contra de meter.
Así como lo hacen en algunos países desarrollados -y de los que nosotros nos queremos copiar, así nuestro contexto sea distinto-, entre nuestras políticas estará velar por la inocuidad y la calidad de lo que consumes. Es decir, que si te intoxicas con x sustancia que sea porque te «diste garra» -libre albedrio-, más no porque te metieron gato por liebre.
La ilegalidad en el consumo fue la que te llevó, muchas veces, a exponer tu integridad física yendo a «huecos» tan peligrosos como la L, el bronx, y el otrora cartucho. Pero eso se acabó. Procuraremos merca de buena calidad y a tu alcance. Un jibaro cerca a tu lugar de residencia, pero… cierto que nos comprometimos a perseguir a los jibaros, a judicializar el microtráfico y… no sé cuántas maravillas más… mmm… Y entonces, ¿quién te va a surtir?… Y cierto que en donde hay demanda hay oferta, y… Bueno, dejemos la lógica de lado, continuemos, porque esto para ti se puso bueno.
Que en una de las tantas loqueras te da por delinquir… No te preocupes, eso hace parte de tu desconcierto y ahí estaremos para entenderte, y procurar que la justicia te haga pasito. Recuerda, no eres un delincuente, eres un enfermo. Te vamos a dar el mismo trato que se les da a los menores de edad. Código de la infancia: «no importan las marranadas que hagas, para la ley siempre serás intocable». De lujo, ¿no cierto?
Como si estuvieras malito de la tripita, o de la cabecita, como tal te vamos a tratar. Tu sinvergüencería, perdón, tu enfermedad va a ser incluida dentro del POS, y el sistema de salud, ese sistema al que a la fija no has aportado un culo, todo por vivírtela día y noche dándote en la cabeza, estará obligado a brindarte la mejor atención y a pagar por tu irresponsabilidad, y por algo que, sabias desde el principio, te iba a causar un daño enorme. Te vamos a curar, así no tengamos la infraestructura necesaria y so pena de poner aún más en riesgo la viabilidad de un sistema corrupto, y cuasi quebrado.
Te vamos a tratar como a un enfermo común y corriente, es más, aún mejor, porque al enfermo común y corriente lo estamos dejando morir en las filas de los hospitales. Qué más da que el fulano que ahí quedó tieso en el piso sí haya, impajaritablemente, aportado cada mes su cuota al sistema de salud y, a diferencia tuya, no se haya buscado sus males. Atenderlo a él no nos hace sentir del primer mundo, atenderte a ti, juramos y comemos mocos, es nuestro pasaporte a la postmodernidad.
«Aquí no hay políticas paternalistas, – dijo el fiscal- el Estado no tiene el derecho de decirle a un ciudadano cómo debe orientar su vida. Hay unos ámbitos en los que prima la autonomía sobre la voluntad general». Mejor dicho, sigue haciendo lo que te dé tu sagrada gana, y llevándote por delante a los que más te quieren. Ese estado, que no es paternalista para llamarte al juicio y al orden, sí lo va a ser para sacarte del embrollo en el que por caradura te metiste, y para no dejarte asumir la entera responsabilidad de tus actos. Prepárate porque te vamos a malcriar. Eres joven y estás en todo tu santo derecho a cagarla.
Deseándote trabas de antología, y muchos éxitos en tus loqueras y desvaríos, nos suscribimos, atentamente: Corte Constitucional
*Dícese de un poco de viejos zánganos y sinvergüenzas que jamás cogieron juicio