La elección de la nueva soberana de la belleza de nuevo pasó sin pena ni gloria. Se confirma lo que algunos han venido advirtiendo, el concurso está de capa caída. No podemos permitirlo, el reinado nacional de belleza debe volver a ser lo que era, el evento más importante y de mayor trascendencia del país. El evento que nos paralizaba.
Tanta buena propaganda quisieron hacerle, tan alejado de cualquier escándalo quisieron mantenerlo, que para el grueso de la opinión esa joda se volvió aburrida y entró en decadencia. El discurso de amo mi país, su gente, muero por los ancianos, doy la vida por los niños y los más necesitados, cumplió su ciclo.
Al concurso le falta picante, hace ya harto que no pasa nada raro. Los tiempos cambian, el lenguaje es diferente, el público de ahora está ávido de drama, reclama aspavientos, desvergüenzas y emociones extremas. No hay de otra, si el concurso aspira a mantenerse vigente debe entrar en la onda de los realities. Participantes que lloran porque se quedan, lloran porque se van, y a toda hora pegando unos berridos que virgen santísima, que miedo. Anoche, con los detrás de cámaras y la presentación de los familiares hablando maravillas de las concursantes, hubo un primer intento por ponerse a tono, por empezar a hacer las cosas bien. Llegó la hora de comerciar de frente con los gozos y las miserias ajenas.
No nos engañemos, criado a punta de realities, el público gusta de escuchar a la mamá de la concursante diciendo que la hija es una guerrera, una soñadora… Por consiguiente, durante los desfiles, o durante cuanta payasada las pongan a hacer, muchos primeros planos que dejen en evidencia las reacciones de todos y de cada uno de los familiares de las representantes, ojalá y lloren y se traguen las uñas frente a los televidentes, si no lo hacen, entonces ustedes, señores periodistas, púyenles el corazón con sus preguntas… si hay niños entre la camada, mucho mejor, ellos lloran más fácil al ver a la hermanita, a la primita grande, allá encaramada.
Historias truculentas, es de lo que más vende, que cada candidata cargue el lastre de una infancia desgraciada, traumas, violaciones, hambre, pobreza extrema; el pueblo paga por ver esas historias de abandono y de superación personal. Inventen peleas entre las concursantes, métanles cizaña, que las unas hablen barbaridades de las otras.
Cambien de formato, de ahora en adelante que no haya jurado, sino amenazadas, protegidas, cara a cara, votaciones… Muéstrenlas alisándose el pelo, cepillándose las muelas, recién levantadas, con los ojos en la nuca, cámaras nocturnas, y así cómo hacen con las más agraciadas de los realities, pónganlas a bañarse cada rato para poderles ver las nalgas… el día a día de las reinas demanda más vitrina.
Escándalos. ¿Qué ha pasado con las narco beldades, y todos aquellos otros escándalos de antaño? Tiempos dorados aquellos. De la manera más controversial, y indecorosa aborden temas de moda; Marihuana, aborto, gays, corridas de toros…
¿Propuestas? Qué sé yo. Que una de ellas confiese haber consumido marihuana, otra, que se hizo el cambio de sexo, que en vez biopolímeros le inyectaron fue neumático de bicicleta. Ese circo trágico vende como pan caliente. Contraten a la sanguijuela del De la Espriellla o al sabañón del Granados, para que, como saben hacerlo y de cara a la opinión pública, nos deleiten con sus artimañas.
Apelen a cuanta bajeza se les ocurra. Dolor, llanto, tristeza, rabia, deslealtad. Incluso, qué tal meterle algo de terror y fenómenos paranormales al asunto. Eso gusta. «Las beldades de Tolima y Valle aseguran haber sentido un tipo de presencia extraña dentro de los pasillos del hotel»; «Vichada y Nariño afirman haber tenido encuentros lejanos con doña Tere». Posterior al susto tan verriondo que les pegó, les contó que ellas dos iban a ser finalistas. No se duerman, echen mano de lo que sea.
Relaciones afectivas, ¿con quién, si permanecen aisladas?, pues no sé, con el botones, con los edecanes, empleados del hotel… y si no hay con quien, pues tocará entre ellas, que a la señorita Meta le gusta la de Guainía y viceversa, «…aquí entre nos se rumora que Casanare es la tercera en contienda». Los conflictos de pareja, y los triángulos de amor son infalibles. De dientes para afuera el televidente critica, pero en el fondo le encanta, se soba las manos y pega brinquitos con todo esto.
Convenzan al viejo Angulo de que se deje de tanto remilgo, y que por lo que más quiera, la plata, no deje hundir el concurso.