No deja de causar asombro que en un país que dice anhelar la paz, y que se precia a sí mismo de ser el más tolerante y de saber respetar la diferencia, la hayan emprendido contra un grupo de la población, todo por haber votado en un plebiscito NO.
Hoy el que votó por el NO ha sido condenado, rebajado al nivel de paria e indeseable.
Amigo del NO ¿quieres saber qué opina el país de ti?, ¿sí?, veamos: se dice que por tu culpa seguimos en guerra -en este momento eres más culpable de ella que las mismas Farc- . Dicen que por tu culpa el presidente no hizo “moñona” la semana pasada, que deshonraste el nobel.
Se dice que eres furibista, guerrerista, energúmeno, bruto, insensible, manipulable. Que distinto a esos seres sensibles, tiernos y de actitud intachable que votaron por el sí y que se califican a sí mismos como los más buenos.
Se dice que fuiste a votar presionado, engañado. Que no tienes criterio y que te dejaste llenar la cabeza de cucarachas e intimidar por las amenazas y la sarta de mentiras de tu líder y patrón Furibe. Se dice que te pintaron guerrilleros en el congreso, que te juraron falso castrochavismo y te lo creíste.
Qué pena que te lo diga, pero en ese último pedacito sí pecaste de ingenuo. Un tipo tan elitista y neoliberal como nuestro presidente ¿comunista? Y ni hablar de la otra perla: ¿Timochenko futuro presidente de Colombia?, primero pasa lo que pasó con la UP, o con Petro, al que le hicieron la encerrona y no lo dejaron gobernar, antes de que dejen llegar a uno de ellos a la presidencia. En ese aspecto puedes dormir tranquilo.
Se dice de ti que, no es que no hayas estado de acuerdo con algunos puntos del texto, sino que no quieres la paz, que votaste por el NO de puro dañado. ¡Eres malo!, ¡bellaco!, ¡el diablo en persona! Que te encanta vivir en guerra, que no te importan las victimas -los del sí están dispuestos a dar su vida por ellas-, que te excita el olor a sangre y el sonido de los cilindros bomba.
Dicen que te comiste entero el cuento de la ideología de género. Que te dejaste influenciar por Uribe, que fuiste un idiota útil de sus intereses y ambiciones personales. Que votaste guiado por el rencor y el odio. Que eres enemigo de la paz, que no tienes argumentos, que solamente sabes insultar al que piensa distinto. Y así jures haber leído el acuerdo, nadie te cree, para el resto no leíste ni bollo.
De parte de esas almas caritativas que votaron por el sí te decimos que te cuides, y que nos encantaría que te dejaras ver, saber quién eres para, como, diría tu jefe, ¡darte en la cara, marica!, ¡echarte a patadas de este país de paz! Aun así, y como buenos ciudadanos que somos, creemos en que no caemos en ninguna contradicción cuando te decimos que lo importante es hayas ejercido tu derecho al voto y que respetamos tu opinión.
SE DICE DE LOS DEL SÍ:
Aunque tú también comiste cuento, le comiste cuento al líder del otro bando pero comiste, despreocúpate, porque nadie dice de ti que eres un santiliebers o como quiera que llamen a los fans de nuestro presidente. Las ventajas de pertenecer al bando del que ostenta el poder. Por el contrario, todo lo que se dice de ti es bueno. Se dice que sí quieres la paz, una paz estable y duradera.
Aunque a ti también te manipularon, te presionaron para que tomaras la decisión que ellos querían que tomaras, se dice que tu voto fue libre, concienzudo, y que eres inteligente, muy inteligente.
Así tu interés por la paz haya nacido de esa insistencia de los medios con el tema -innegable, la paz está de moda- nadie lo ve así. Para los demás tú siempre has estado a favor del dialogo, de la reconciliación y el perdón. A propósito del tema, ¿recuerdas aquellos tiempos cuando pedías a gritos guerra, mano dura y plomo para las Farc? “¿Que chito, que baje la voz?”. Tranquilo que aquí sufrimos de amnesia y esa fama de pacifista que hoy tienes no te la quita nadie.
Así – y como lo hacen los del otro bando – al momento de imponer tu punto de vista alegues, denigres, insultes y ofendas, para la gente tú sí tienes argumentos y defiendes tus puntos de vista “armado” con ellos. A ti sí te creen que te leíste íntegro el acuerdo. Que te devoraste, y saboreaste, sus 297 páginas hasta la última letra.
Así tú también hayas caído en el juego, y terminado defendiendo los intereses políticos y personales de un alguien, así repitas como lora mojada lo de los 52 años en guerra y todo lo demás que dice ese alguien, de ti se dice que sí tienes criterio, argumentos propios, y que no tragas entero.
Aunque en tu campaña también hubo mentiras, y a la fija también sobrepasaron los topes, – es apenas obvio, la contraparte los violó y la tuya hizo 50 veces más bulla y eso sólo se logra con más presupuesto-, aunque a ti también te amenazaron, te amenazó tu presidente, ¿lo recuerdas?, ese presidente que hace poco nombraron nobel de paz, cuando, con el ánimo de meterte miedo y salirse con la suya, te dijo, abro comillas: “Si no hay acuerdos volvemos a la guerra… tenemos información amplísima de que los guerrilleros están preparados para volver a la guerra urbana que es mucho más demoledora que la guerra rural…” de ti se dice que votaste a conciencia, y que lo único que te llevó a las urnas fue el anhelo genuino de vivir en un país en paz.
Así al momento de defender tu parecer seas igual de radical, grosero, intransigente, violento y alzado que los del NO, la gente dice que eres un conciliador. Y si a eso le sumamos lo de las marchas, lo de las carpas en la plaza y los símbolos de paz que orgullosamente enarbolas, innegable que en este momento estás quedando como un ser noble, sensible y dándote un champú ni el más verraco.
De abonarte, eso sí, que así como lo hacen los “buenos” políticos, hayas decidido incluir en tu discurso y en tus arengas a los campesinos, a los indígenas, a las negritudes y a todos aquellos que si estudiaran en tu prestigiosa universidad o vivieran en tu mismo barrio a la fija ni voltearías ni a mirar.