Que los gringos masacren a ese país, empezando por su líder, ese parece ser el sueño de muchos colombianos.
Clamor que nace de una profunda idealización que lleva a muchos compatriotas a verlos como dioses, como los dueños absolutos del mundo, actitud que se evidencia en la credibilidad que le conceden a cada una de las excusas previas a una intervención militar.
Conocemos el libreto de memoria, primero nos presentan al líder del país que no los obedece, que no se somete a sus imposiciones, como el malo de la película, un tirano que, aparte de que posee armas de destrucción masiva y va a acabar con el mundo, es cruel con su pueblo – y eso le duele y preocupa profundamente a los Estados Unidos-, razón por la que hay que hacer algo ¡ya!, ¿qué tal ir a tumbarlo y a aniquilarlo?
No importa cuántas veces hayan echado este mismo cuento antes; muchos les siguen creyendo. ¿Cuándo no el dirigente del país al que Estados Unidos quiere invadir está loco, cuando no es un peligro para la humanidad? Criados a punta de comics y de películas de Hollywood, muchos, aún de adultos, los ven como los llamados a salvar el mundo. Juran que sus operaciones son quirúrgicas y que sus armas son tan inteligentes que su onda expansiva se detiene cuando se encuentra de frente con un niño o algún otro civil indefenso.
Les creyeron con Saddam Hussein, con Muamar el Gadafi y con no sé con cuántos otros más. En su momento ellos también fueron un peligro para la humanidad. ¿Cuántos de los que según EUA tenían arsenal nuclear suficiente para acabar con el mundo -argumento con el que los bombardearon e invadieron – no tuvieron ni siquiera para responder un primer ataque? Peligro para la humanidad: dícese del país cuyo líder va en contra vía de los intereses económicos y políticos de EUA.
Ahora, esto no se trata, como nos lo han querido hacer creer, de los delirios bélicos propios de un gobernante trastornado, así ha sido siempre, incluso con Obama -a quien se empecinaron en presentárnoslo como un santo-. Intervencionismo, esa es la palabra que mejor define y ha definido la política exterior de los Estados Unidos.
Inadmisible que en este país haya gente que aún considere que existen naciones con el pleno derecho de decidir sobre los asuntos internos de otras, de disponer del mundo a su antojo.
Para medir el grado de crueldad e insensatez de quienes aplauden y celebran estos actos de barbarie y terror basta con escuchar sus profundas razones. “Bien hecho que bombardeen a ese coreano porque es que el man es un cerdo, su peinado es inmundo, aparte es cachetón y tiene cara de mogolla -insultos literales, extraídos de estos foros-. Hay que ver la ira con la que se van en su contra cada vez que lo ven en una foto.
Casualmente son estos mismos colombianos los que se declaran férreos defensores de la paz y de los derechos humanos y entre las razones que exponen para justificar tamañas agresiones están la defensa de la libertad y la democracia. Colombianos nobles y sensibles a los que les duele el pueblo Coreano, les duele el pueblo Venezolano y por eso cruzan los dedos para que los ataquen, según esto, los problemas de Venezuela y de Corea son por falta de un buen bombazo.
Almas piadosas que lloran por las víctimas de los atentados en París, de Barcelona y de Londres – al 90 por ciento de mis amados compatriotas sólo les conduelen los muertos del primer mundo -, que condenan cualquier tipo de violencia, pero que a su vez se preguntan ¿qué espera EU para invadir Venezuela?; y ven en una invasión norteamericana la solución a todo. Colombianos para los que la violencia es buena o mala según de donde provenga.
¿Qué fue eso tan malo que nos hicieron los norcoreanos?, ¿o los iraquís, o los libios para que en su momento nos hubiéramos alegrado de que los hubieran invadido y exclamado “bien hecho que derrocaron y mataron a sus líderes”? Destruyeron sus países, los sumieron en la más profunda inestabilidad económica y política, ¿cuándo lograremos entender eso?, como ¿cuándo lograremos entender además que mientras de este lado vemos lucecitas de colores surcando los cielos allá en tierra se vive un dolor aterrador y si pierden miles de vidas?, claro, como eso no lo transmiten en directo.
A los que celebran y reclaman estas acciones bélicas, les pregunto: qué pasará el día que a la presidencia de este país llegue un hombre cero arrodillado ante los norteamericanos, un gobernante digno que anteponga los intereses de nuestra nación a los de ellos. Porque hasta ahora les hemos hecho caso y no sabemos lo qué es tenerlos como enemigos ¿Bien que lo derroquen?, ¿bien hecho que nos invadan y nos bombardeen?, ¿ojalá nos borren del mapa? Y mientras lo hacen que los habitantes de un país pobre y subdesarrollado como el nuestro, al que no le hayamos hecho nada, y al que a duras penas podamos ubicar en el mapa, les hagan barra: “bien hecho que los invadan”, “porque es que el gobernante de ese país es feo, tiene cara de mogolla”.