Una mujer (Shakira) le pone los cachos a su pareja (de la Rua) y lo abandona: «¡Empoderada! Fueron cachos lícitos, no estaban casados, no tenían hijos, y la hora exacta a la que se lo cuernió fue la correcta. Aparte, el tipo no la valoraba, la ninguneaba, la maltrataba psicológicamente. Para terminar, es una mujer libre, y está en todo su derecho de correr tras una ilusión y rehacer su vida, con un hombre (Piqué) que realmente la quiera, le dé su lugar, y la valore».
Un hombre (Piqué) le pone los cachos a su pareja (Shakira) y la abandona: «¡Traicionero! ¡Miserable! ¡Desgraciado! ¡Machista! ¡Misógino!¡ Escoria! ¡Piltrafa! Un engaño es un hecho abominable sin ninguna justificación ni atenuantes».
Una mujer engañada sale a destilar veneno, a despotricar y a hablar pestes de su ex: «¡Empoderada! ¡Bien hecho! Que se desahogue, que facture, que se lucre de su propio dolor. Ni tonta que fuera, que lo boletié, que se sacuda por todas de siglos y siglos de opresión patriarcal. Que levante la voz, y exprese libremente lo que siente, porque aquí lo único claro es que calladitas no nos vemos más bonitas”.
A un hombre engañado se le ocurre el mismo chistecito, salir a destilar veneno, a despotricar y a hablar pestes de su ex: “¡Poco hombre! Resentido! ¡Machista! ¡Misógino! Los caballeros no tienen memoria. ¿Qué tal?, dizque atreverse a hablar mal de una mujer. Se le nota que las odia. ¿Se le olvida que una de ellas lo parió? ¿Acaso no tiene mamá, hermanas, e hijas? Típico, su ego de macho no le permite aceptar que ella no es de su propiedad. Claro, porque si no es de él no es de nadie más, ¿cierto?”
Una mujer le reclama a su ex por haberla engañado y abandonado, le recuerda que ella lo apoyó económica y emocionalmente, le recrimina el haber dejado tirados a sus hijos, y el no haber estado a su lado cuando más lo necesitó: “¡Empoderada! Así es. Que le reclame por traicionero y desagradecido. ¿Cómo se le ocurre dejar tiradas a esas pobres criaturas, y a ella, que le entregó todo, y lo apoyó mientras él estuvo en la mala, y preciso ahora que su papá está enfermo. Se creía campeón y cuando más lo necesitaba dio su peor versión”.
Un hombre le reclama a su ex por haberlo engañado y abandonado, le recuerda que él la apoyó económica y emocionalmente, le recrimina el haber dejado tirados a sus hijos, y el no haber estado a su lado cuando más la necesitó: “¡Chantajista! Está usando a sus hijos – por los que nunca se preocupó – y la enfermedad de su padre para manipularla -a la fija el viejo alcahueta ese ni está enfermo-, y retenerla a su lado. Ahí están pintados los hombres, claro, la “apoyó” económicamente, le pagó la carrera para luego poder chantajearla. Típico machito que cree que una mujer no puede sola, sin un hombre a su lado. Eso se llama acoso, chantaje psicológico, sentimental y económico. Ojalá lo demande”.
Un hombre sale a trabajar y su esposa se ocupa de las labores del hogar: “¡Egoísta! Claro, mientras a ella se queda en la casa cocinando, lavando, barriendo… ejerciendo trabajo no remunerado, el señor va y se da la gran vida de ejecutivo y se realiza profesionalmente”.
Una mujer sale a trabajar y su esposo se ocupa de las labores del hogar: “¡Pobrecita! partiéndose el lomo en el trabajo, soportando a su jefe, y mientras tanto el zángano de su marido tirado en la cama, sin hacer nada. Ese ¡mantenido!, ¡fracasado!, ¡vividor!, ¡bueno para nada! no la merece”.
Una mujer le reclama a su marido que sirva para algo, que busque trabajo, que colabore con los gastos de la casa, porque ella no puede con todo sola: “¡Empoderada!”.
Un hombre le reclama a su esposa que sirva para algo, que busque trabajo, que colabore con los gastos de la casa, porque él no puede con todo solo: “¡Violencia psicológica! ¡ Maltrato verbal!”.
Una mujer escribe un texto en el que despotrica y denigra de los hombres, los culpa de todos los males de las mujeres: “¡Empoderada! ¡Eso!, que alce la voz por las que no tienen voz”. A ella nadie le recuerda que tiene papá, hermanos, tíos, e hijos.
Un bloguero se pregunta el ¿por qué hoy a las mujeres hay que darles siempre la razón? ¿Por qué no se puede pensar distinto, disentir de una de ellas sin que esto sea considerado un asunto de género, un ataque por ser mujer, y sin ser acusado de machista y misógino?; ¿por qué la misma actitud que en un hombre se reprocha, en una mujer se aplaude?, ¿por qué hoy no se condena una falta sino un género?… Habrá que ver en los comentarios a cuántos machirulos, misóginos se hace acreedor ese bloguero.
Eso sí, cuando brotan los frutos de esta excesiva complacencia y surge un caso como el de la joven “tengo 23 años y para mí lo mínimo es…”, esa misma sociedad que lleva años celebrándole y aplaudiéndole absolutamente todo, que le ha hecho creer y sentir que es el ser más especial del universo, merecedora de todo lo mejor, sólo por el hecho de ser mujer, es la primera que corre a burlarse de ella y a lincharla sin piedad.
Tan sensato como el papá que por una pataleta golpea salvajemente al hijo que él mismo malcrió.