Al principio de la primavera los campos españoles se visten de color. Es un fenómeno que crece en el imaginario turístico de España. Vagar por esos territorios inundados de color es el encuentro con las contradicciones que genera la modernidad, porque detrás de ese mundo colorido se encuentra una gestión ambiental que ejerce una agricultura de presión representada en monocultivos que demandan una gran cantidad de agua e insecticidas que empobrecen la tierra. La falta de corredores biológicos hace que el terreno pierda nutrientes y que muchas variedades de insectos y especies que enriquecen la diversidad, sencillamente desaparezcan.
Detrás de ese mundo colorido se encuentra una gestión ambiental que ejerce una agricultura de presión, representada en monocultivos que demandan una gran cantidad de agua e insecticidas que empobrecen la tierra
El campesino, alma y sostén del campo, abandona la actividad de pan coger para dedicarse a los cultivos industriales, como sucedió entre Pasto y Tumaco, donde más de 36 mil hectáreas se vieron de golpe afectadas por una plaga que asoló la palma africana y que destruyó de un plumazo los sueños de crecimiento de una zona que siempre estuvo manejada por el minifundio y los cultivos artesanales. Todo monocultivo es un detonante para los seres humanos y la polinización natural del campo, realizada por abejas y escarabajos. Amén del impacto que tiene en las aguas que bajan de la montaña.
El color se encuentra a medio camino entre el mar y la montaña. En ciudades que no son grandes ni destinos importantes. Pero los destellos del campo, año tras año, la sitúan en el mapa de un país amenazado en algunas regiones por el desierto.
Detrás de esa belleza hay desiertos de colores. Muy bonito en la fotografía, pero en realidad, los químicos, la falta de diversidad y el abuso del monocultivo terminan convirtiendo estos parajes en paraísos virtuales.
Cada vez que pienso en la tendencia de cultivar aguacate hass en Colombia, o flores, tiemblo de imaginar la diversidad biológica que se queda por el camino, porque todos estos cultivos requieren de grandes cantidades de agua y pesticidas para conseguir rentabilidad. Quien conoce la historia puede evitar muchos desastres. Los de Colombia deberían poder esquivarse pues es un país que tiene en su naturaleza un maravilloso aliado en estos tiempos de desastres ambientales y cambio climático.
Sigue descontextualizada la señorita… Por lo visto nunca ha entrado en un cultivo. Sólo toma las fotos desde el carro y sin bajar los vidrios..
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Es muy cansino meterse en el bucle de y «tú más». Asi que lo invito a que venga usted a los cultivos de España, se baje del coche y me cuente su experiencia. Así termino de informarme. Ah, y también que me comparta sus paseos por los desiertos verdes que son lo cultivos de pino, de aguacate hass y palma africana.
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Totalmente descontextualizada y facilista la niña. Escribe lo que le gusta oír a los mamertos del gun club… Que desastre de persona sin información
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El que no parece salir del gun club es usted. Cuando fui a realizar estas fotos una gran decepción me acompañó hsta el final del recorrido: encontré un gran silencio, una triste ausencia de pajaros y vida natural. De golpe se vinieron los recuerdos de los cultivos de aguacate hass que empiezan a cercar el Valle de El Cocora, los cultivos de Palma Africana de la ruta del sol,las plantaciones de flores que acaban con el agua de la Sabana de Bogotá. La lista es extensa. Forma y fondo que empieza a ser la norma en Colombia.
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