Si por algo se conoce al famoso Nostradamus (1503-1566) es por sus profecías. Pero resulta que su inquieta mente también se preocupó por una parte especial de la gastronomía, la dedicada a los dulces. Antes de hablar de sus recetas de cocina es necesario acercarnos al personaje que las concibió.

Este astrólogo francés de familia judeoconversa, tuvo una vida muy curiosa e interesante. Su nombre era Michel de Nostradame pero su abuelo había cambiado su apellido y religión por temor a la persecución de la Inquisición. Guy Gassonet se había convertido al catolicismo medio siglo antes del nacimiento de Michel y había adoptado como apellido el nombre de la famosa catedral. Nació al sur de Francia en 1503, en la localidad de Saint-Remy-de-Provence y fue uno de los nueve hijos de Jaume de Nostradame y de Reyniere de St-Remy.

Durante su infancia su abuelo materno le enseñó las bases del latín, del griego, del hebreo y de las matématicas. Es muy probable que le haya transmitido también, inquietudes acerca de la cabalística judía. A los catorce años comenzó a estudiar medicina en la Universidad de Avignon. Este periodo coincidió con la difusión de la peste bubónica o peste negra y lo impulsó a viajar por el país en busca de hierbas medicinales, tiempo en el que trabajó también como boticario. En 1522 volvió a la universidad, esta vez en Montpelier con la finalidad de obtener un doctorado en medicina. En 1525 obtuvo licencia para ejercer la profesión y volvió a viajar a través de Francia y de Italia tratando a enfermos de peste. En 1538 tuvo problemas con la Inquisición, causa que lo llevó a emprender nuevos viajes por Turquía, Italia y Grecia, en donde habría tomado contacto con antiguas escuelas esotéricas. Fue el periodo en el que comenzó a hacerse famoso por sus profecías. Para ese entonces ya había perdido a su primera esposa y a sus dos hijos.

En 1547 cuando volvió a Francia, se estableció en Salon-de-Province y fue en aquel periodo en el que publicó un libro de medicina y el libro que nos informa de sus preocupaciones cosméticas y culinarias. A partir de 1550 escribió almanaques astronómicos que lo hicieron famoso. Después de publicar sus Centurias y sus Profecías, Catalina de Medici esposa del rey Enrique II, lo convirtió en su consejero y médico de corte. Volvió a casarse con una prestante dama con la cual tuvo seis hijos.

El libro de recetas de Nostradamus gozó de una gran popularidad en su época, a decir por las 15 ediciones que se conocen del mismo. Estas versiones fueron impresas a mediados del siglo XVI. Los títulos de las dos primeras ediciones fueron El verdadero perfeccionamiento y embellecimiento de la cara, y la manera de hacer mermeladas (1552) y Excelente y muy útil opúsculo para todos necesario con diferentes formas de hacer exquisitas recetas, dividido en dos partes (1555). En Francia pueden encontrarse algunos ejemplares deteriorados de la segunda edición, tal como el de la biblioteca de Lyon ubicado a través del sitio web de la Biblioteca de Vila-Real.[1]

En la primera parte del libro hay una gran preocupación de Nostradamus por la mejoría de los aspectos físicos del cuerpo, en especial por la cara de la mujer. Entre las novedades del libro destaca una nueva receta del Bórax, la cual no contiene alumbre. Incluye nuevos maquillajes para “ilustrar” la cara o partes del cuerpo que lo requieran, “que si los años se notan se esconden tan fácilmente como las manchas y las arrugas de la cara”. Los olores y remedios contra la impotencia están también entre sus preocupaciones.

La segunda parte del libro está dedicada al modo de hacer confituras “líquidas”, tanto de azúcar como de miel y de vino cocido.

Presenta recetas para confitar pulpa de limón, calabaza, piel de naranja, nueces, lechugas, jengibre (especie verde, proveniente de la Meca, donde Mahoma está enterrado) peras y cerezas. Proporciona fórmulas para hacer vino, gelatina de cerezas, gelatina de membrillo, gelatina de lengua de bovino.

Esta última preparación era muy popular en mi ciudad natal (Bucaramanga) y recuerdo que la odiaba entrañablemente, aunque mucha gente deliraba por ella. Al parecer sus atributos son maravillosos pues según decía Nostradamus, la cortesa de buglosa que los españoles llaman lengua bovina “es una confitura cordial que preserva al personaje de tener fiebre héctica o retención de líquidos manteniéndolo jovial y alegre, expulsa toda melancolía, rejuvenece al hombre, retrasa la vejez, da buen color a la cara, mantiene al hombre con salud y preserva al hombre colérico de tentaciones”.

Igualmente proporciona fórmulas para aclarar el azúcar y elaborar azúcar confitada, tarta de mazapán y pan dulce así como jarabe de rosas laxante. Con esta última fórmula regresa a sus preocupaciones médicas: “que sólo con una onza hará operación maravillosa y nada violenta, que se podrá ofrecer a una mujer en cinta en los primeros y últimos meses, a cualquier edad y en cualquier tiempo, sin ningún peligro”.[2]

Una antigua teoría recuperada por los alquimistas valoraba altamente la miel y consideraba al azúcar como “portador de sabores y como fluido solar”.[3] Pero hasta entonces, esos conocimientos eran secretos y Nostradamus quizo darlos a conocer “al común popular”, las damas “ávidas de saber” y en general, a “toda clase de gente”.[4]

El profeta reveló la receta secreta del llamado “azúcar cande” o perlado, originario de Baluchistan (provincia al suroeste de Pakistán) y en donde en los siglos X y XI se producía un azúcar para masticar llamado kayendhi . Se dice que la palabra inglesa candy viene de allí. En España fue introducido por los moros de Al-Andalus y era popular también en Génova y Venecia.[5]

Nostradamus admiraba mucho las frutas confitadas de España e Italia que por ese entonces se vendían ya en Francia. Por otra parte, el azúcar en esta época era muy costoso y era tan apreciado como las especias.

Si se animan a experimentar, en la red encontrarán algunas recetas de mermelada de limón y de naranja tomadas directamente del recetario de Nostradamus. En el caso de la de naranjas, se dice que Nostradamus fue el primero en hablar de este tipo de mermelada. Vaya uno a saber los orígenes precisos de recetas de tan antiguos tiempos y que viajaban desde oriente por el Mediterráneo.

Imagen:

http://thehistoryofthehairsworld.com/medioevo_renacimiento.html

[1] En esta ciudad valenciana tiene su sede la Biblioteca digital de Vila-Real. El dato lo hemos tomado de la publicación, “De las tabletas de arcilla de Yale a Auguste Escoffier: una pequeña historia del libro de cocina” en “La revista digital de las bibliotecas de Vila-Real”. URL: http://bibliotecavilareal.wordpress.com/tesoros-digitales/cocin/

[2] Tomado de la edición española de Manuel Sánchez, Confituras de Nostradamus. Create Space, 2013.

[3] Marjorie Ross, “Nostradamus y su ‘Tratado de las confituras’ en La Nación, 6 de julio de 2014.

[4] Ibidem.

[5] Ibidem.