Andrés estaba dispuesto a todo. Iba a dar el 110% y a seguir las recomendaciones del profe. Tenía que aprovechar cualquier espacio que le diera el rival. Tocó el suelo con la mano derecha, se echó la bendición y entró al baño donde se estaba bañando Catalina.


Previously on «Le pasó a un amigo»:

«Un día de estos deberías pasar y consentirme un rato» le dijo Catalina a Andrés. Luego de varias citas, entraron a su apartamento, ella se desvistió y se acostó junto a él. Cuando Andrés estaba listo, caliente y alborotado, ella lo manda a su casa frustrado -Maldición ciega-. Él se alejó pero ella lo siguió buscando. Vuelven a salir y ella lo invita de nuevo a su apartamento: «ponte cómodo mientras yo me baño», pero deja la puerta entreabierta y se baña frente a un Andrés indeciso y ansioso: ¿Me le meto al baño y me animo a todo? ¿O espero afuera a que ella salga y miro a ver qué quiere? Es que esa vieja es muy marciana y cualquier cosa puede pasar.

Ahí vamos. Ahora… si quieres leer con más detalle, aquí está la primera parte, y aquí la segunda.


Entró al baño sacando pecho. No quería quedarse con la duda. Catalina ya había salido de la ducha y se estaba empezando a secar. Esa piel canela con goticas de agua por todo lado se veía maravillosa. El olor del vapor de agua mezclado con la frescura del aroma del jabón terminaban de hacer el ambiente más seductor del universo. Eso era como de película. «¡ANDRÉS! ¡¿QUÉ HACES?!» le dijo Catalina mientras se medio tapaba con la toalla. Alma pudorosa.

– Eh.. eh… pues… es que dejaste tu puerta abierta y… pues…
– No Andrés, sal que me tengo que vestir.

¿Vio? Por eso no me empeloté, qué pereza esta vieja, fue lo único que se dijo Andrés mientras se acostó en la cama a bobiar en su celular. Pero bueno, vestirse es un decir, porque Catalina salió en una pijamita diminuta, blanca tirando a transparente, que dejaba muy poco a la imaginación. Sus formas se podían deducir a través de la luz que salía del baño, resaltando sus caderas. («Mira su color doraaadoooo»).

Andrés estaba por enloquecerse. Hacía cuarenta y dos segundos y pico ella lo sacó alarmada tras bañarse con la puerta abierta, y ahora salía así… espectacular, caminando despacio, se subió a la cama y se acostó junto a él, juguetona, risueña, coqueta. Él… bueno, él no sabía qué hacer ¿Por qué no me morí chiquito? Ella se le insinuaba bastante y él no sabía cómo tomarlo. Después de un rato se decidió a intentarlo y empezó a acariciarla como la primera vez y ella se dejó. Primero el cuello con la punta de los dedos, bajando de a pocos por la espalda, sentir como ella se estremece, ver cómo la piel se le pone de gallina. Bajar despacio a la cola, con el pulso a mil… Hasta que de nuevo, Catalina le dijo cortante y simplemente «tengo sueño, voy a dormir». Esta vez él sí se disgustó. Se despidió con un «OK, te cuidas» y se fue con la intención de no volverla a llamar. Vieja pecueca.


Ella lo llamó varias veces y con el tiempo Andrés volvió a contestarle las llamadas (eso de estar soltero es muy duro) y empezaron a conversar. Ella lo invitaba a cine, a comer, pero Andrés le sacó siempre el cuerpo y no salieron más. Si algo te pasa una vez es falta de experiencia, si te pasa dos es tu culpa. Pero si te pasa tres eres un tarado.

Luego de varios meses, coincidieron en una fiesta donde un amigo en común, creo que era el mismo del cumpleaños en donde se conocieron Catalina y Andrés. La fiesta pasó como toda fiesta pasa: música, trago, algunos borrachos, baile, karaoke, más borrachos, risas, fotos… Pasó como toda fiesta pasa, excepto porque Catalina, por alguna razón que sólo las mujeres podrán entender, empezó a insinuársele de nuevo a Andrés: se sentaba junto a él, si él se iba ella lo seguía, le hablaba al oído, le bailaba al frente muy explicita. Andrés jura que siempre fue distante y hasta le huía, pero cuando ella le dijo «no tengo nada debajo del pantalón» él empezó a perder el orgullo. Pero lo terminó de perder fue en el momento en que ella se sentó a su lado en el sofá, sacó su celular y le dijo «mira las fotos que me tomé hoy» y le mostró una serie de fotos de espejo, cuerpo entero, con ella sin una prenda encima. Ahí fue cuando él dejó de pensar nada diferente a qué cuerpazo tiene esta pendeja. Es que eso de estar soltero es una cosa muy jodida.

Andrés se pasmó. Dejo de tomar y, al final, los únicos despiertos y relativamente sobrios eran Catalina y él. Todos se fueron a sus casas o a dormir. Quedaban ellos dos solos en la sala (tú sola, yo solo, la sala sola) y él pensando sólo en una cosa. Por poco se manda a darle un beso, como habría hecho en cualquier otra situación, pero recordó que a Catalina no le gustaba nada del cuello para arriba, así que optó por hacerle propuestas muy directas que ella -alma recatada y pura- rechazó.

Claro, Andrés siguió insistiendo. Era todo o nada, de ahí salía con sueño y aburrido o con el recuerdo de Catalina encima de él. Finalmente la convenció de ir a una habitación desocupada y culminar lo que quería desde hace mucho. Tenía más reversa un avión que Andrés en ese momento. Se levantó, la tomó de la mano y se la llevó directo y sin escalas a esa habitación. La encerró, la miró a los ojos y se dijo por fin serás mía, maldita. Como a rata en balde.

Le quitó toda la ropa sin pensar en nada más, sin pausas ni respiros. Igual no había que darle besitos. Eso le ahorraba tiempo. La tiró a la cama y, viendo semejante cuerpazo bronceado, él se quitó la suya y se lanzó sobre ella dispuesto a todo. Agarró y mordió de todo. Pasaron 2 minutos de éxtasis cuando de repente Catalina empezó a estremecerse y a quejarse por dolor. Al poco rato quitó a Andrés bruscamente. Él la miró jadeante, confundido. «Catalina, ¿qué pasó?» le preguntó varias veces. Parece que ella tampoco sabía, hasta que ella por fin le dijo que le estaba ardiendo mucho y que no podían seguir. «Andrés: creo que soy alérgica al látex.»

Maldición ciega.

* Suena música incidental, empiezan a salir los créditos de los actores y la palabra «F I N»


Y sí, así como terminaron ustedes, así terminó Andrés. Él tampoco entiende qué pasó y no se explica muchas cosas. Quedó ardido e inconcluso. Relatus interruptus. Ni a él, ni a mí, ni a ustedes nos gustó el final, pero así es la vida. Ojalá el man pueda desquitarse algún día. Pero bueno, esperen el próximo jueves una historia que se llama «Le pasó a una amiga». Esta que me contaron es de notelopuedocreer.

He notado que muchos dependen de la publicación en Facebook. No siempre se publican las historias allá, pero cada jueves hay una historia nueva, entonces les dejo este enlace. Ahí encuentran TODAS las historias. Solo deben abrirla cada jueves y listo. http://blogs.eltiempo.com/marmotazos/ Si quieren la copian, o la guardan en sus favoritos.

Les cuento que aún pueden votar por los Marmotazos, los que aún no lo han hecho. Los que ya lo hicieron, muchísimas gracias, ya compré la bolsa de chocobreak. También tengo mentas heladas para los que no les gusta el chocolate. Y bueno, para votar basta con que escriban el nombre del blog, y el enlace (pueden copiar y pegar)

blogs.eltiempo.com/marmotazos/

Yo me postulé en tres categorías:

Mejor blog latino: http://2015.bloggi.es/#latin
Mejor blog de humor: http://2015.bloggi.es/#humorous
Blog del año: http://2015.bloggi.es/#woty

Hay que votar por tres blogs, entonces tengan presentes otros dos que les gusten casi tanto como Marmotazos. Si gano, en mi discurso de agradecimiento sacaré una lista con los nombres de los que votaron. No sé si la lea, pero la saco.


Otras entradas: «10 claves para ser influenciador«, “Por qué no creo en agüeros“, “Gracias señor taxista por ser amable“.


También estoy en Facebook, Linkedin e Instagram. Si quieren reírse un rato,

Aquí empezaron los Marmotazos y como siempre, les recomiendo “Colombian English”.