Al igual que muchos, yo caí en el hábito de compartir muchas noticias políticas y sobre la realidad (negativa) del país. Por su naturaleza esos temas ayudan a generar discusiones, de las malas. Es muy natural criticar y pelear cuando alguien no está de acuerdo con mi opinión política, y ese es, quizás, el tema que más nos polariza, ya lo sabemos.
El caso es que, debido a eso y sin darme cuenta, cada que entraba a Facebook terminaba de mal genio, como con el ‘aura’ densa. Seguramente a muchos de ustedes les pasa. El caso es que eso se vuelve un hábito. Uno empieza a ver lo malo en todo, vive de mal genio, vive criticando la realidad del país que, no nos digamos mentiras, no es muy bonita. Pero eso también se debe a los medios y a los políticos de extremos; y nosotros, bien tarados, caemos en el juego.
Otra cosa que empecé a notar es que los contactos que criticaban mis publicaciones siempre eran los mismos. Hasta ahí normal, cada quién tiene derecho a opinar diferente y a decirlo abiertamente; finalmente, para eso es que uno publica algo en redes sociales ¿no? Pero lo que me llamó la atención de todo eso es que esas personas que llegaban con frases negativas, siempre llevando la contraria, no comentaban ni interactuaban en ninguna de mis otras publicaciones no-políticas. No había ni lo más mínimo positivo. Ni medio like, ni medio “ja”. Los que me siguen en Facebook saben que ahí soy el festival del meme y el chiste pendejo. Me gusta reírme de pendejadas.
Es como si estas personas que me llevaban la contraria en lo político no se rieran de nada, o como si Facebook (casualmente) solo les mostrara mis publicaciones que los hacían pelear. O, de pronto, les caigo mal y por eso no les gustan los chistes que yo comparto, ni las noticias positivas. Mejor dicho, solo aparecían cuando algo no les gustaba. Aunque luego pensé que si les caigo mal, ¿por qué me siguen? ¿Es tal su impulso de pelear?
Al principio yo me incomodaba y les pedía que, si venían a criticar, también estuvieran para lo positivo, que si solo venían a criticar no eran bienvenidos. Mal de mi parte. Aunque al final sigo pensando que si alguien solo aparece para criticarte, poco a poco te vas aburriendo de esa persona y terminas por alejarla. Cosa que no está bien. Ni para ellos, ni para mí.
Todo esto va a que en el mundo es muy fácil caer en el hábito de ver lo negativo. Hay personas que manejando se transforman y se vuelven un mar de groserías y madrazos. Lo sé porque yo era de esos. Ahora, cada que voy en el carro y se me atraviesa un taxista, respiro hondo, cuento hasta 2.365 y me digo: «no voy a pelear, no tengo por qué pelear». La sangre deja de hervir y yo sigo mi camino. Allá el taxista y su mala educación. Como les decía, hay muchas cosas que nos dañan el genio. Ver noticieros nos carga de negatividad, entrar a redes sociales y ver tanta gente peleando, igual.
Mi invitación es a que rompamos esos hábitos. Dejemos de ser tan negativos, dejemos de criticar todo porque sí. Ojo, no digo que nos volvamos cretinos o pusilánimes, tener una mirada crítica es sano, pero sin caer en la negatividad. No seamos de esas personas que los demás alejan porque solo saben criticar. No sean gente así. Hagan el ejercicio de pensar cómo se sienten en un momento determinado. Si entrar a Facebook o a Twitter los deja en la mala, dejen de seguir o de leer a las personas que les dañan el genio. Lean cosas que los alegren, hagan cosas que los hagan felices.
No se podrá con todas las cosas, pero por algo se empieza. ¡Chau!
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Por eso silencié a todo el mundo y solo tengo cuentas de perritos y comida 🙂 Soy feliz con mi vida y no necesito leer las opiniones sin fundamento de nadie. La vida es muy corta para discutir con personas que creen tener la razón de todo simplemente porque pueden compartir su opinión. Y sí el que se jode es uno estresándose por bobadas, eso sí que hace daño a la salud. Saludos!
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¡Y haces muy bien! Ante todo la salud mental 😀
¡Un abrazo para ti, Laura!
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