Ante un recorrido ausente de montaña, se desaprovechó la altura y limitó el espectáculo que pudo haber ofrecido el cartel de lujo que acudió a la carrera.

Foto: AFP (2020) – Sergio Higuita, campeón del Tour Colombia 2020

Acabó una edición más del Tour Colombia 2.1. Para esta ocasión el dominio corrió a cargo del Education First, con 3 etapas y las tres casillas del podio. Boyacá y Cundinamarca albergaron esta edición de luces y sombras, pues hubo algunos aspectos positivos y otros negativos, y estos últimos hicieron que la carrera no brillara tanto como en las ediciones pasadas. El factor más influyente fue el trazado, que escaseó en puertos montañosos y dio pocas oportunidades para la batalla entre los capos. Y no sólo conllevó a limitar esa lucha, también a que titanes como Quintana y López optaran por otras competencias de más exigencia para inaugurar su temporada. Pero también hay que mostrar el lado bueno, que recae más en el desempeño de los corredores empezando por el campeón Higuita, pasando por el rey de los embalajes Molano y llegando a otros como Miguel Flórez. Todo esto, irá a continuación:

Recorrido invariable, de pocas expectativas

La gran debilidad de este Tour Colombia: La organización no encontró la forma de aprovechar la altura ofrecida por Boyacá y Cundinamarca, y pretendió que los corredores adoptaran una actitud ofensiva en terrenos donde era difícil sacar diferencias. Fue un trazado diseñado para fondistas, gente explosiva. Se presentó como un recorrido muy monótono, que desde un principio ya daba a pensar que el espectáculo sería inferior respecto al año pasado. Ante eso, se derivó en la ausencia de grandes ciclistas como Nairo Quintana y Miguel Ángel López, y claro, si en territorio europeo había carreras con trazados más completos e idóneos para iniciar la preparación de cara al Tour, era preferible no darse el gusto de correr en la tierra para asistir a competencias más acordes para su calendario.

Además, tuvo la mala suerte de que, en una contrarreloj corta, el Education First haya marcado una distancia tan abismal, que de principio marcó una tendencia para que uno de sus miembros se hiciera con la clasificación general. Ahora tiene la misión de mejorar para el año entrante, de que busquen sectores en los que se pueda ofrecer un mayor equilibrio, igualdad de oportunidades para velocistas, escaladores y contrarrelojistas, pues si esta carrera quiere encontrar una identidad y un espacio para la preparación de otros pedalistas de primer nivel, debe ofrecer trayectos de calidad y de un formidable nivel.

Las figuras internacionales poco brillaron

El balance para los titanes extranjeros no fue tan bueno. Lo más destacable fue de Richard Carapaz, quien se mostró amoldado a la idea del Ineos y con un estado de forma espectacular. Contribuyó al espectáculo, luchando por las etapas y realizando una labor fenomenal para el éxito de Egan Bernal. Su nota es alta, y de seguro que, si su equipo hubiese apostado por él, su resultado hubiese estado al nivel del de Bernal. Del otro lado, aparecen Fabio Aru y Julian Alaphilippe. Lo de ambos es comprensible, especialmente en el caso del italiano que compitió por primera vez en al año y tuvo que exigirse para rendir en la altura. No se hizo ver, más bien acudió a la prueba para acumular kilómetros y experimentar el trabajo en la altura, que de seguro le puede dar una buena referencia de cara al Tour de Francia, su máximo objetivo.

Del francés sí esperaba un poco más, pues históricamente se ha acostumbrado a estar en buena forma al inicio de temporada. Todavía está lejos de su nivel. Definitivamente le costó altura y nunca estuvo cerca de la disputa por la general. Pero también esto denota un cambio en su planteamiento, va tratar de ir con un poco más de calma y seguramente pretende llegar al pico de forma un poco más tarde respecto a 2019, para estar adelante en las clásicas de las Ardenas y ser uno de los grandes protagonistas en el próximo Tour.

Higuita y EF, sensacionales      

Anteriormente habíamos hablado de Sergio Higuita y sus espléndidas cualidades que lo llevan a ser un ciclista diferente en el pelotón nacional. En el Tour Colombia hizo gala de ese talento para rematar etapas explosivas, de ser tan inteligente, leer adecuadamente la carrera y saber cuándo hay que rematar. Fue el justo campeón, el más fuerte. Se rescata que haya derrotado a Julian Alaphilippe, un experto en la media montaña, en el día de Santa Rosa de Viterbo. Cierto es que el francés todavía no está a su gran nivel, pero sigue siendo Alaphilippe y eso tiene un gran valor. Otra de los motivos de su triunfo fue su equipo. Education First se instaló como el absoluto dominador de la carrera, en todo momento controlando y contando con la fortaleza de Daniel Martínez y Jonathan Caicedo.

La clave para haber tenido a los tres del podio estuvo en el día de la contrarreloj. Sabían que, si sacaban una buena diferencia, tenían amplias posibilidades de tener el título y marcaron un guarismo que les otorgó suficiente ventaja para administrar en un terreno no tan complicado. Su exhibición en suelo colombiano da cuenta de su crecimiento y de que este año van a dar un gran espectáculo. A pesar de que su nombre no retumbe tanto como el del Ineos o el del Jumbo, pueden dar la sorpresa por ese talento que tienen y porque su pilar es apostar por las jóvenes promesas, que de a poco, terminan de pulirse.

Miguel Flórez, otro corredor del futuro

Y lo quiero destacar en especial a él, no sólo por su actuación en el Tour Colombia. Desde Argentina, Miguel Eduardo ya viene avisando. Es un escalador bueno, de esos constantes, que se sienten cómodos en subidas largas. Todavía es temprano para decir cómo será su 2020, pero puede ser el año que tiene para mostrarse y conquistar a algún elenco World Team. Es joven y en cuatro días cumplirá 24 años. Desde 2017 viene adquiriendo experiencia en territorio italiano y se ha ido puliendo. Es cierto que todavía le falta leer mejor la carrera, jugar mejor sus bazas y aprovechar sus fuerzas. Su proyección es prometedora y si le da continuidad a esa condición, va a dar de qué hablar en Europa.

Egan va por buen camino

Finalmente hay qué hablar de la gran estrella colombiana. Puede que él haya querido estar un poco más arriba, pero la crono del primer día lo condenó a no ocupar una casilla en el podio. Lo que importa es lo que mostró en carrera. Como siempre estuvo en esa actitud ofensiva, buscando fugas y proponiendo movimientos en las pocas ascensiones de este Tour Colombia. Es agradable ver cómo conserva esa esencia deportiva y la forma en que trabaja para ir puliendo la contrarreloj y nuevas estrategias en la montaña. Tiene la ventaja de que, al ser tan joven, en poco tiempo puede tomar el ritmo de competencia, pero como todo ciclista de grandes vueltas, no puede afanarse en estar al 100 % de forma en febrero. Sabe que eso tiene que ser progresivo y que sus objetivos están más adelante. Pudo darles rodaje a sus piernas y seguro que en la París-Niza lo veremos más fino.

Alejandro Matiz

@amatiz12