Esta Vuelta a Burgos fue el escenario para probar la efectividad del protocolo contra el covid-19, y de paso las fuerzas de varios de los mejores escaladores.

 

Foto: EFE/Santi Otero (2020) – Remco Evenepoel, campeón de la Vuelta a Burgos 2020

Caracterizada por ser una carrera para preparación de la Vuelta a España, una ronda a la cual acudían pocos pedalistas de renombre y que, incluso, atravesaba serias dificultades económicas, la Vuelta a Burgos nunca imaginó dar un gran salto que le permitiría traer a muchos de los mejores ciclistas del mundo y convertirse en la competición que daría el primer resultado sobre el protocolo presentado por la UCI para la reanudación del ciclismo. En la edición más importante de su historia, nos da una luz de esperanza de que sí se puede correr en estos tiempos de pandemia con el cumplimiento estricto de todas las normas sanitarias establecidas por los organizadores. Aunque el cumplimiento de todo el calendario previsto no esté asegurado y sea dependiente del comportamiento del virus en Europa, al menos ya se sabe que el protocolo funciona y da la posibilidad al desarrollo de las carreras.

Si quieren que esto funcione se necesita ser drástico en las decisiones que se tomen, sin importar cómo afecten desde lo deportivo a los equipos y eso fue algo importante en Burgos, todos los corredores que estuvieron en contacto con una persona positiva para coronavirus fueron apartados de la carrera y a pesar de que sus pruebas arrojaran resultados negativos igual no tenían opción de continuar. Además, la práctica de pruebas para detectar el virus, la toma de temperatura, el uso de tapabocas y demás medidas fueron cumplidas a cabalidad. Este virus no lo podemos controlar totalmente pero siempre marca la diferencia las precauciones que tomamos, en algo ayuda a reducir las posibilidades de propagación y hace visible nuestra intención de preservar nuestra salud y la de los demás, y de ahora en adelante debe de ser un elemento esencial en todas las carreras a disputarse.

Ya, hablando en lo deportivo, hay unos puntos importantes a analizar. El primero es el de Remco Evenepoel. De verdad que este chico es impresionante y cada día que pasa, cada etapa que gana y cada competencia que conquista es un paso más para consolidarse como un corredor imponente, intratable. Más que el talento que tiene, lo que más impacta es cómo se conoce, lo estratégico que es y su frialdad en competencia. Es muy normal que a su edad se cometan errores como atacar a destiempo, gastar las fuerzas rápidamente o no saberlas administrar, pero él parece que llevara corriendo mucho más tiempo, porque todo eso lo hace a la perfección. Y aunque sea desmesurado compararlo ya con ciclistas míticos como Eddy Merckx, está claro que él llegó para marcar una época, porque en cualquier terreno puede llegar a ser superior, y sin importar en cual esté siempre quiere mostrarse y sacar diferencia. Esa es la impronta de un belga que con solo 20 años sincroniza idóneamente su talento, estrategia y ofensividad, y que, ojo, en el Giro podría empezar a establecer su imperio.

Otro de los grandes animadores de esta Vuelta a Burgos fue Mikel Landa. Es una alegría verlo más suelto y libre en un equipo donde tiene garantizado el liderazgo absoluto. A pesar de los problemas que haya tenido en Movistar, nadie le quita esa clase para ascender y la valentía para siempre buscar el triunfo. El haber estado ya muy fuerte después del parón, de ser el escalador que le plantó cara a Evenepoel, da muy buenas señales cara al Tour de Francia, que es su máximo objetivo. Más allá de no ser aquel que más retumba en la lista de favoritismo para la ronda gala, no es motivo para que sus contrincantes no lo tengan en cuenta, porque seguro será de los que en mejor forma llegue al Tour y demostrar ahí, con la confianza y apoyo incondicional del Bahrain McLaren, si la falta de oportunidades para liderar a una escuadra era el limitante para brillar más en la prueba francesa. Eso sí, a día de hoy es la baza española más fiable, porque en Burgos no se mostraron ni los Mas, ni los Valverde.

Último punto, los colombianos. El balance es positivo, dos triunfos de etapa y un cuarto puesto en la general. De Fernando Gaviria, destacar que parece amoldarse más al trabajo con el Emirates, desde luego no es fácil llegar de un equipo especialista en llegadas masivas como el Deceuninck a otro que todavía está lejos de ese nivel. Pero con lo que había demostrado previo al parón y ahora en Burgos, el antioqueño de a poco retoma el nivel y va labrando un camino para estar más activo en las peleas de los embalajes en grandes vueltas, a comparación del año pasado. Con Iván Ramiro Sosa también queda un buen sabor de boca, porque a pesar de no haber estado con los mejores en el Picón Blanco, en las Lagunas de Neila logró mostrar nuevamente sus dotes de trepador, incluida la explosividad que llega a tener en los últimos metros de trepidantes escaladas. A él todavía le falta moldearse, trabajar para no verse tan débil en sectores que no sean de subida, lo bueno es que sigue en ese proceso de aprendizaje y seguramente irá destacándose más en diversas competencias.

Y Esteban Chaves, el bogotano que representó con honores los intereses del Mitchelton para la clasificación general, también deja sensaciones fantásticas. En lo personal no esperé verlo tan adelante, combatiendo mano a mano con los mejores. Él comprende la importancia de este año, porque puede ser en el que descubra si puede regresar al más alto nivel para disputar grandes vueltas como en 2016 y, al igual que en el caso de Landa, mostrarse fuerte tras varios meses sin ritmo es un buen síntoma, pues todavía tendrá algunas carreras por delante para seguir mejorando en su condición física y llegar en un exuberante estado al Tour. Igualmente no abandona su estilo, siempre generoso en el esfuerzo y atacando primero para saber cómo están los demás. Desde ya Chaves proyecta una prometedora temporada en la que ojalá nos dé esa pincelada de sus grandes exhibiciones en la montaña.

Alejandro Matiz

@amatiz12