El análisis de lo que dejó el primer segmento de competición del Giro d’Italia 2020.
La primera semana del Giro d’Italia ya es historia. Fiel a su filosofía de ser impredecible, cautivar y ofrecer ingredientes diferentes en las grandes vueltas, la Corsa Rosa ha dejado un buen saldo en este primer segmento. Y el balance es positivo porque predominó la sorpresa. Ciclistas entre las primeras líneas de favoritismo borrados de la clasificación general, otros que han estado mucho más arriba de lo presupuestado y equipos que han obtenido recompensas grandes o que han sobresalido en un rol poco habitual para ellos. Fue un primer filtro y todavía queda mucha tela por cortar, pero analizar un poco lo visto en estos 9 días puede construir una idea general de lo que nos depara.
Wilco Kelderman ha sido el corredor que ha transmitido mejores sensaciones. Entra en esa dimensión de la sorpresa porque hace rato no ha brillado en una grande. Atrás quedó su decorosa actuación en la Vuelta a España 2017, donde hasta el último día tuvo chances de podio. Su descenso de rendimiento lo apartó de seguir siendo protagonista y, por ende, de entrar en la principal lista de candidatos. Pero es evidente que eso trae cosas positivas en situaciones como esta, porque otorga más libertad, reduce el amplio espacio de vigilancia que sí existe con otros y si descuentas unos segundos, para el resto será insignificante. Por eso no es tan ruidoso el hecho de que marche segundo de la general, con una corta ventaja respecto a los galácticos, pero ventaja al fin. Por su reciente historial, sería normal pensar que Kelderman caiga de esa nube en cualquier momento y no sería algo tan catastrófico como sí pasó con Thomas o Yates. Tiene el margen. Pero sí considero que tendrá más atención en la segunda semana y cualquier movimiento suyo pondría en alerta a otro aspirante. Es alguien que sí regresa a esa versión de hace tres años, puede dar un golpe sobre la mesa. No obstante, habrá que tener cautela, las 3 semanas o la regularidad en la montaña lo pueden traicionar en cualquier momento.
Si se quiere conocer a los corredores que han estado cerca del nivel del holandés, hay que detallar la actuación de Jakob Fuglsang y Domenico Pozzovivo. Del primero hablaba en el artículo anterior que su interrogante recae en cómo asuma las tres semanas a sabiendas de que no cuenta con un amplio historial de vueltómano y por consiguiente de los iniciales “cinco fantásticos” era él quien partía con menores opciones. Me mantengo en esa posición. Lo hecho estos 9 días ha sido provechoso, pero no garantiza un puesto de podio. Es alguien vulnerable a sufrir los agites de los 21 días. Más aún cuando perdió a sus 2 mejores escuderos en la montaña. Se encuentra en la misma fase que Kelderman, puede tener el talento, pero es propenso a fallar y eso deriva en que hay que ir evaluando su desempeño día a día.
Con Pozzovivo es diferente. Él sí tiene el respaldo de buenos resultados en grandes vueltas y aunque no sea de esos pedalistas vistosos, es sinónimo de regularidad y su nombre siempre está en el top-10 de un Giro. Podría decir que ha sido más ambicioso que en años anteriores, siempre adelante, incluso proponiendo y cerrando ataques. A su favor juega la experiencia y la constancia en la montaña. Es alguien que no tiene nada que perder, y a sus 37 años podría mantener ese estilo de los primeros días y que es poco habitual en él. Quien quita que siga el ejemplo de Richie Porte en el Tour y descubre que en plena veteranía un podio en una grande todavía es posible.
No tan lejos han aparecido Vincenzo Nibali, Rafal Majka, Joao Almeida y Steven Kruijswijk. Todos ellos con matices distintos. El italiano, candidato al título ha hecho gala de su experiencia y conocimiento de la carrera. Son detalles que se notan al ir siempre adelante para evitar caídas o cortes, o en las ascensiones más notorias poniendo a su equipo a trabajar para exponer solidez. Ahora sin los británicos, el gran favoritismo recae sobre él. Los ojos de todo el mundo estarán puestos sobre el Tiburón. Lo de Majka ha sido bueno hasta al momento, sin tanto esplendor cumple con las expectativas de estar entre los 10 primeros. Como Pozzovivo, no tiene nada que perder y desmarcarse de su estilo conservador sería una gran alternativa.
El líder Almeida se ha aferrado a esa casilla con pundonor. Lo apuntaba como una de las revelaciones y no he fallado. En ese artículo hacía referencia al provecho que le podía sacar a la libertad de estar en un elenco sin aspiraciones para la general y que defiende a capa y espada un liderato. Complicado que lo mantenga hasta el final, pero va a dar guerra para no soltar esa camiseta amarilla. El jefe de filas del Jumbo ha cumplido con el objetivo inicial: Ceder poco tiempo ante los otros favoritos. Con los escasos días en competición a causa de una lesión, la primera semana de una grande se convierte en la más complicada ya que, aunque traiga su exigencia, hay que utilizarla para acabar de pulir el estado de forma, no se puede pensar en que es un segmento ideal para distanciar al resto, porque el cuerpo todavía no está preparado para afrontar esos desafíos. Por eso, aunque se le califique de “chuparruedas”, Kruijswijk ha hecho lo estrictamente necesario y espera que los avances se vean en esta segunda semana.
Para los aficionados colombianos no ha sido sencillo consumir este Giro, ya que la costumbre de tener siempre al menos un compatriota en la pelea de la general de una grande hace que ver una carrera sin un connacional que la pelee sea un cambio algo drástico. Este es un tema muy interesante y del que hablaré más adelante, pues, aunque nuestro país sea potencia en este deporte, no existe un gusto real por el ciclismo y está ligado 100% a los triunfos colombianos. Pero, bueno, no por el hecho de que la general no esté en la conversación, no significa que los nuestros no den de qué hablar. Especialmente con las etapas al embalaje donde se centran las mayores posibilidades de victorias de etapa. No ha sido fácil porque hay un dominador claro, Arnaud Demaré. Y porque si no es el francés el que se cruza en el camino, es el Bora, que, en contribución a la combatividad de Peter Sagan, pone el punto de picante, de dificultad, a fracciones con alguna exigencia montañosa para evitar a toda costa, una llegada con embaladores puros. Como ni Gaviria, ni Hodeg tienen esa defensa en la escalada que sí tienen Sagan y Demaré, ven aún más reducidas las posibilidades de ganar. Está ceñido a días sin puertos significativos para intentar algo.
Ya Álvaro hizo el primer aviso con el quinto puesto en la etapa 7. En su primera grande está ante la oportunidad de adquirir aprendizaje y entender cómo se manejan este tipo de arribos en las grandes, aunque se le quieran exigir resultados, la paciencia debe primar. Tiene a un equipo experto en estos trabajos y seguramente va a mejorar ese top-5, no sé si alcance al primer lugar, pero lo de este Giro va a rendir frutos a un mediano plazo. Fernando desde luego tiene mucha más presión, su equipo prácticamente gira alrededor de él y se reservó al mejor tren para esta carrera. Leía por ahí una serie de críticas a su actitud, hay gente a la que no le gusta no verlo entre los primeros, pero volvemos a lo de antes, la exigencia redoblada por Bora y Demaré complican la labor del esprínter nato, caso del antioqueño. Eso se debe entender. Por supuesto que se debe mejorar y moldear un perfil de clasicómano para aumentar la probabilidad de éxitos, Gaviria también está en ese proceso y de a poco ha cosechado buenas actuaciones bajo ese perfil, como en el reciente Tour de Limousine. Los días llanos que se presenten con un libreto más tradicional le darán una gran oportunidad para ganar una etapa, porque su talento en la velocidad es indudable, el tema es que no se sabe cuándo llegue ese día.
Alejandro Matiz
@amatiz12